La violencia por la que va AMLO a Colima: 44 homicidios...y contando

Andrés Manuel López Obrador visitará Colima el 24 y 25 de febrero en el marco del recrudecimiento de la violencia en la entidad que gobierna Indira Vizcaíno Silva, cuyo saldo al momento es de, al menos, 44 homicidios (nueve en las últimas 24 horas), 25 lesionados y un temor generalizado en la población.

El titular del Ejecutivo no ofrecerá eventos públicos durante su visita a Colima. El jueves sostendrá una reunión con los miembros del gabinete de seguridad –de carácter privado– para atender la situación de violencia que aqueja al estado.

Mientras que el viernes 25 ofrecerá su conferencia mañanera desde dicha entidad, donde se prevé el anuncio del arribo de más tropas federales a Colima.

Sin embargo, se desconoce si se presentarán avances sobre los operativos desplegados en el estado, o si simplemente, la conferencia se resumirá en el Ejecutivo manifestando su respaldo y el del gobierno federal a Vizcaíno Silva.

La violencia y el miedo

El 7 de febrero se manifestó en las calles de Colima la violencia producto de la confrontación entre el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) y Los Mezcales (autodenominado Cártel Independiente de Colima), misma que se inició con una riña en el Centro de Reinserción Social (Cereso) del municipio homónimo el pasado 25 de enero.

Desde entonces, las calles han sido el escenario de balaceras; ejecuciones, en su mayoría de hombres pero también de una mujer y dos menores de edad; ataques armados a por lo menos 11 viviendas; levantones e incendios de automóviles y casas.

Los ocho muertos del Cereso de Colima fueron el precedente de una concatenación de hechos violentos que provocaron severas críticas a Vizcaíno Silva por su lenta reacción y opacidad durante el recrudecimiento de la violencia registrada, principalmente, en los municipios de Villa de Álvarez y Colima, pero que también se ha hecho visible en demarcaciones como Coquimatlán y Manzanillo.

La noche del 9 de febrero, la Universidad de Colima informó la suspensión de las clases durante el 10 y 11 de febrero por los acontecimientos violentos en sus planteles de Colima, Coquimatlán, Cuauhtémoc, Comala y Villa de Álvarez. Los mismo hicieron la escuela primaria Altamirano y los Centros de Desarrollo Infantil (CENDI) 1 y 2.

Para el 13 de febrero la comunidad estudiantil pidió la suspensión de clases presenciales y volver al formato híbrido, motivados por el temor a la ola de violencia y el hallazgo de dos cadáveres al interior de un vehículo estacionado en los alrededores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Colima el 11 de febrero.

No obstante, las imágenes más contundentes del temor con el que vive la población colimense son las imágenes de las calles vacías en los municipios de Colima y Villa de Álvarez, que mantienen un toque de queda autoimpuesto, en el que a partir de las 20:00 horas –en adelante– dejan las calles desiertas.

La opacidad

Aunque todo estalló el 7 de febrero, la gobernadora hizo mutis ante los hechos violentos y solo compartió detalles sobre una reunión que sostuvo con la titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Isela Martínez, el 8 de febrero.

“Refrendamos nuestro compromiso de liderar un trabajo cercano, disciplinado y coordinado para avanzar en la construcción de la paz”, aseveró entonces la gobernadora de Colima sin hacer referencia a las balaceras que, en un día, pasaron de durar 15 minutos a prolongarse durante horas.

El 9 de febrero, Vizcaíno se reunió con miembros de las secretarías de la Defensa Nacional (Sedena), de Marina (Semar), la Guardia Nacional y las alcaldesas de los municipios de Colima, Margarita Moreno; y de Villa de Álvarez, Tey Gutiérrez, tras lo cual anunció operativos para reforzar la seguridad en el estado, sin brindar información o hacer referencia a los hechos violentos.

No obstante, los narcomensajes dejados por los grupos criminales daban cuenta de la disputa entre el CJNG y el Cártel Independiente de Colima, cuyo líder José Bernabé Brizuela Meraz, también conocido como “La Vaca”, anunció una guerra y también habría difundido el rumor de la muerte del líder del CJNG, Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”.

Cabe recalcar que no solo la gobernadora se mantuvo al margen de la violencia, sino que ni el secretario de Seguridad Pública de Colima, Manuel Llerandi; ni el titular de la Fiscalía General del Estado (FGE), Bryant García, se pronunciaron sobre los acontecimientos.

“Privilegiamos las acciones”

Fue hasta el 10 de febrero que la gobernadora dio la cara y dirigió un mensaje en video a los colimenses, en el que reconoce la pugna entre dos grupos delictivos –información que venía documentando la prensa a raíz de los narcomensajes–, pero la mandataria estatal no hizo referencia directa al CJNG o a Los Mezcales, y argumentó no compartir más detalles por razones de seguridad.

En el video Vizcaíno aseguró que su gobierno privilegió las acciones antes que las palabras, y que su gobierno se ocupó desde el primer momento en atender la crisis de violencia en Colima.

Asimismo, destacó su reunión con el almirante José Rafael Ojeda Durán, titular de la Semar, e informó que en la entidad estaban desplegados más de tres mil elementos de seguridad de la Sedena (350), la Semar (350), la Guardia Nacional (600) y de las policías estatal (675) y municipal (mil).

Para el 15 de febrero, la mandataria estatal informó del arribo de 600 elementos federales de seguridad para reforzar los operativos ante la violencia. Sin embargo, a pesar del arribo de más de mil 900 efectivos federales de la Sedena, la Semar y la GN, la violencia no da tregua.

El 14 de febrero ya se reportaban 23 asesinatos en la entidad. Para el 21, la cifra ya había aumentado a 30, y cinco más fueron reportados el 22 de febrero, día en que el Ejecutivo anunció que daría su conferencia mañanera desde Colima el 25 de febrero, cuya antesala son los nueve homicidios que se reportaron durante las últimas 24 horas.