El asesinato de 17 personas en la localidad de San José de Gracia, Michoacán, a plena luz del día y durante un velorio, consternó al país por el clima de violencia que aqueja al estado desde hace más de una década, el cual se ha caracterizado por ser uno de los sitios con mayor índice de criminalidad.
En este contexto, la zona donde ocurrieron los hechos, el municipio de Marcos Castellanos, ha estado marcada por la disputa entre diferentes bandas rivales, desde los Caballeros Templarios, que quedaron reducidos luego de la detención de su líder Servando Gómez “La Tuta”, así como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y La Familia Michoacana.
De acuerdo con las indagatorias de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), la masacre ocurrió por el enfrentamiento de dos miembros del CJNG pertenecientes a diferentes células de la organización criminal, aunque ambos salieron de los Templarios, cártel que gozaba de mayor poder al inicio de la década pasada.
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Los Caballeros Templarios son una organización criminal que actualmente está debilitada, en comparación con otros cárteles de la droga como el CJNG, aunque en sus inicios se encargó de una de las mayores olas de violencia perpetuadas en el estado de Michoacán.
Surgieron como una fracción de la Familia Michoacana en 2011, luego del inicio de la ‘guerra contra el narco’ impulsada durante el gobierno del presidente Felipe Calderón a su llegada al poder en 2006, y su nombre proviene de la fe que caracterizaba a su principal fundador, Nazario Moreno “El Chayo”, que escribió un libro relacionado con la religión y cómo debían actuar los miembros de la organización.
En el origen de los Caballeros Templarios, que fue una organización nacida en Israel, durante la Primera Cruzada para proteger a los peregrinos, otras figuras tuvieron una importante participación como “La Tuta” y Enrique Plancarte.
Según diferentes reportes, las personas que se unían al organización criminal debían someterse a un ritual basado en comer carne humana y órganos para “acreditar” su adhesión al grupo, pero esa práctica también era usual en la Familia Michoacana.
Además de la violencia y los crímenes realizados, Los Templarios buscaban expandir su ideología para la defensa de los valores y la lucha contra el materialismo, algo que intentaron seguir tras la muerte de “El Chayo”, al considerarlo como un santo.
Después, lo sucedió Servando Gómez “La Tuta”, quien fue detenido en 2015 y se había caracterizado por tener vínculos cercanos con Fausto Vallejo, el entonces gobernador. Fue sentenciado a 55 años de cárcel y desde su captura y la emergencia de otros grupos criminales perdió gran parte de su influencia en Michoacán.