Un trabajo de modelado de ETH Zurich ofrece una buena idea de cómo se vería un planeta como la Tierra en el sistema estelar vecino –Alfa Centauri A/B– si existiera, y cómo podría haber evolucionado.
La investigación, realizada el Instituto de Física de Partículas y Astrofísica, se refiere al modelado numérico, que es indispensable para comprender los exoplanetas rocosos de la zona habitable y para guiar las futuras observaciones y el desarrollo de instrumentación.
Los científicos se dispusieron a estimar la composición elemental de un hipotético planeta rocoso en la zona habitable del sistema binario alfa Centauri A/B. Su modelado se basa en las composiciones químicas medidas espectroscópicamente de alfa Centauri A y alfa Centauri B, para las cuales se dispone de una gran cantidad de información tanto para los elementos formadores de rocas (como el hierro, el magnesio y el silicio) como para los elementos volátiles (incluido el hidrógeno, carbono y oxígeno).
A partir de estos datos, pudieron proyectar posibles composiciones de un cuerpo planetario hipotético que orbita cualquiera de las estrellas. De esta forma, los investigadores llegaron a predicciones detalladas sobre las propiedades de su planeta modelo, al que llamaron ‘alfa-Cen-Tierra’, incluida su estructura interna, mineralogía y composición atmosférica. Estas características, a su vez, son de importancia central para comprender su evolución a largo plazo y su habitabilidad potencial, informa ETH en un comunicado.
Con este trabajo, el astrofísico Haiyang WangWang y sus colegas han comenzado a pintar una imagen cautivadora de un posible exoplaneta que orbita alrededor de alfa Centauri A/B. Si existe, es probable que sea geoquímicamente similar a nuestra Tierra, predicen, con un manto dominado por silicatos, pero enriquecido en especies que contienen carbono como el grafito y el diamante. La capacidad de almacenamiento de agua en su interior rocoso debería ser equivalente a la de nuestro planeta natal.
Según el estudio, alfa-Cen-Tierra también se diferenciaría de la Tierra en formas interesantes, con un núcleo de hierro ligeramente más grande, menor actividad geológica y una posible falta de tectónica de placas. Sin embargo, la mayor sorpresa fue que la atmósfera primitiva del hipotético planeta podría haber estado dominada por dióxido de carbono, metano y agua, similar a la de la Tierra en el eón Arcaico, hace entre 4 mil y 2mil 500 millones de años, cuando surgió la primera vida en nuestro planeta.
El estudio se destaca porque incluye predicciones sobre elementos volátiles en un exoplaneta rocoso. Si bien está bien establecido que la composición química de los planetas «terrestres» (que se componen predominantemente de roca y metal) generalmente refleja la de sus estrellas anfitrionas, esto es cierto solo para los llamados elementos refractarios; es decir, los principales constituyentes de la roca y el metal. La correspondencia se rompe para los elementos volátiles, aquellos que se vaporizan fácilmente. Esta clase incluye hidrógeno, carbono y nitrógeno, que son claves para comprender si un planeta es potencialmente habitable.
La probabilidad de encontrar un hermano mayor de nuestra Tierra (el sistema Alfa Centauri A/B es entre mil 500 y 2 mil millones de años mayor que el Sol) difícilmente podría ser más favorable. De 2022 a 2035, Alfa Centauri A y Alfa Centauri B estarán lo suficientemente separadas para beneficiar la búsqueda de planetas alrededor de cada una de las estrellas gracias a la reducción de la contaminación lumínica de la otra.