MADRID, 19 (EUROPA PRESS)
Las autoridades del estado etíope de Amhara han avisado que once millones y medio de habitantes de la región necesitan ayuda alimentaria para cubrir sus necesidades, así como las de 260.000 desplazados internos que acoge tras escapar de los combates entre el Gobierno y los rebeldes del Frente Popular para la Liberación de Tigray (TPLF).
Las cifras han sido confirmadas por el jefe de la Oficina de Asuntos de Comunicación del Gobierno del Estado de Amhara, Gizachew Muluneh, quien ha avisado de numerosas rutas de desplazamiento desde las zonas de Wag Hemra, Alamata y Korem, vecinas con el estado septentrional de Tigray, epicentro de la guerra que comenzó en noviembre de 2020, según recoge el ‘Addis Standard’ este sábado.
La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (UNOCHA) ha descrito una situación igualmente dramática en el norte de Etiopía. En este sentido, el este de Amhara se encuentra entre las áreas más afectadas debido a la expansión de los enfrentamientos armados desde Tigray a lo largo del año pasado.
«En las zonas del norte y sur de Wollo, los socios ampliaron la respuesta para ayudar a cientos de miles. de desplazados internos retornados. El acceso a algunos ‘kebeles’ que bordean el sur de Tigray, especialmente en Raya Kobo, sigue siendo limitado debido a enfrentamientos esporádicos», según UNOCHA.
Gizachew ha afirmado que las autoriades regionales están trabajando con el Gobierno federal y sus socios humanitarios para brindar asistencia humanitaria, incluida ropa y ayuda alimentaria. Sin embargo, el apoyo no es suficiente y «se necesita más para garantizar que los ciudadanos no sufrieran más daños de los que ya sufren y que sus vidas estuvieran protegidas», ha añadido.
El conflicto en Etiopía estalló tras un ataque del TPLF contra la principal base del Ejército, situada en Mekelle, tras lo que el primer ministro, Abiy Ahmed, ordenó una ofensiva contra el grupo tras meses de tensiones a nivel político y administrativo.
El TPLF acusa a Abiy de azuzar las tensiones desde su llegada al poder en abril de 2018, cuando se convirtió en el primer oromo en acceder al cargo. Hasta entonces, el TPLF había sido la fuerza dominante dentro de la coalición que gobernó Etiopía desde 1991, el Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (EPRDF), sustentada en las etnias. El grupo se opuso a las reformas de Abiy, que consideró como un intento de socavar su influencia.