MADRID, 24 (EUROPA PRESS)
Los machos de delfín mular mantienen relaciones sociales débiles pero vitales con sus aliados mediante intercambios de silbidos, según han descubierto investigadores de la Universidad de Bristol.
Aunque se sabe que los delfines macho utilizan el contacto físico, como las caricias suaves, para conectar con aliados fuertemente vinculados, los nuevos hallazgos, publicados en la revista ‘Current Biology’, muestran que dependen de intercambios vocales menos exigentes en cuanto al tiempo para permanecer conectados con aliados más débiles.
Los científicos, con colegas de un conjunto internacional de universidades, utilizaron nueve años de datos acústicos y de comportamiento de una población de delfines en Shark Bay, Australia Occidental, para evaluar cómo los delfines macho reforzaban y mantenían sus valiosas alianzas.
La autora principal, Emma Chereskin, de la Facultad de Ciencias Biológicas de Bristol, señala que «muchos animales, incluidos los humanos, utilizan el contacto táctil para reforzar y reafirmar relaciones importantes».
«Pero a medida que aumenta el número de relaciones sociales estrechas, también lo hacen las demandas de tiempo y espacio disponibles para el mantenimiento de las relaciones mediante el contacto físico –añade–. Los delfines mulares macho forman alianzas estratégicas de varios niveles, y queríamos saber cómo mantenían las relaciones de alianzas múltiples en grupos grandes».
Siguiendo a grupos de machos filiados, y documentando su comportamiento físico y acústico, el equipo de investigación pudo identificar las diferentes formas en que estos machos se vinculaban entre sí.
La autora principal, la doctora Stephanie King, también de Bristol, explica que descubrieron que dentro de las alianzas principales de los delfines, «los aliados fuertemente vinculados se involucraron en un comportamiento de contacto más afiliativo, como las caricias y los roces, mientras que los aliados débilmente vinculados se involucraron en más intercambios de silbidos. Esto ilustra que estas relaciones sociales, más débiles pero aún clave, pueden mantenerse con intercambios vocales».
En la hipótesis del vínculo social, Robin Dunbar postula que las vocalizaciones y el lenguaje evolucionaron como una forma de «acicalamiento vocal» para sustituir al acicalamiento físico, ya que el tamaño cada vez mayor de los grupos imponía demandas imposibles sobre el tiempo disponible para los comportamientos de contacto físico.
Sin embargo, las pruebas de esta hipótesis en primates no humanos sugieren que los intercambios vocales se producen entre individuos con vínculos más fuertes que participan en tasas de acicalamiento más altas y, por lo tanto, no proporcionan pruebas de la sustitución del vínculo físico.
Según destaca Chereskin, estos hallazgos proporcionan nuevas pruebas de que los intercambios vocales pueden cumplir una función de vinculación, «pero lo que es más importante, y en consonancia con la hipótesis de la vinculación social, es que los intercambios vocales pueden funcionar como un reemplazo de la vinculación física, permitiendo a los delfines machos aliados «vincularse a distancia».
Estas pruebas en apoyo de la hipótesis del vínculo social fuera del linaje de los primates plantean nuevas y apasionantes cuestiones sobre los orígenes y la evolución del lenguaje en los distintos taxones».