La Semana Santa arrancó formalmente gracias a la celebración del Domingo de Ramos, fecha que marca, a su vez, la conclusión de la Cuaresma, según el calendario litúrgico de la Iglesia, donde el Papa Francisco ofició la misa tradicional en la Plaza de San Pedro, en El Vaticano.
En esta festividad religiosa se enmarca el momento en que Jesucristo entró a Jerusalén de manera triunfal, según diferentes relatos que contiene el Evangelio. Su nombre lo debe a que las personas que lo recibieron, cuando ingresó, colocaron ramas de árboles en el camino y tendieron sus mantos.
Por tal razón, en la actualidad, los feligreses acuden a las iglesias o templos con una palma que ellos mismos forman o adquieren en las inmediaciones de los lugares, que esperan sean bendecidos por los sacerdotes de las parroquias al terminar las misas.
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De acuerdo con El Vaticano, el Domingo de Ramos significa “el presagio del triunfo real de Cristo y el anuncio de la Pasión”, por lo que las palmas o ramos están relacionados con una forma de renovar la fe y la resurrección de Jesucristo.
Uno de los elementos relevantes sobre la celebración es que las palmas bendecidas, y que no se utilizan, se convierten en las cenizas que se aplican en el Miércoles de Ceniza del próximo año litúrgico.
Así, las conmemoraciones más destacadas de la Semana Santa son el Jueves Santo, el próximo 6 de abril ; Viernes Santo, el 7 de abril; Sábado de Gloria, 8 de abril; y Domingo de Resurrección, el 9 de abril.
