Estados Unidos ordenó al personal gubernamental no esencial que abandone Shanghái, que está bajo una estricta cuarentena para contener un brote de Covid-19.
Muchos de los 26 millones de habitantes de la ciudad fueron confinados en sus hogares hasta tres semanas, dentro de la estrategia “Cero Covid” del gobierno chino, que combate los brotes con aislamiento estricto y pruebas masivas.
Pero las personas confinadas describen una situación cada vez más desesperada, con familias incapaces de abandonar sus hogares o conseguir comida y productos básicos, mientras la gente que da positivo en coronavirus se ve obligada a hacer cuarentena en centros masivos, en condiciones descritas en ocasiones como antihigiénicas y de hacinamiento.
Las autoridades indicaron que otras 23 mil 342 personas en Shanghái habían dado positivo en el virus en las 24 horas previas, de las que apenas 994 mostraban síntomas. Los contagios superaron los 200 mil en la última ola, aunque no se reportan muertes.
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El Departamento de Estado de Estados Unidos, dijo que la orden anunciada el lunes por la noche actualizaba el aviso de salida “autorizada” emitido la semana pasada, que permitía la marcha voluntaria. La nueva orden afecta a todos los empleados del gobierno estadounidense que no formen parte del personal de emergencia del consulado de Shanghái y a sus familiares. Los funcionarios consulares seguirán trabajando en el consulado.
En su anuncio, el Departamento atribuyó su cambio de postura a que sería mejor reducir el número de empleados y familiares, así como las operaciones en la ciudad “frente a las cambiantes circunstancias” sobre el terreno.
El Departamento de Estado también hizo recomendaciones a los estadounidenses en Shanghái, como asegurarse de que tienen “existencias suficientes de dinero, medicación, comida y otros artículos necesarios para su familia en caso de restricciones repentinas o cuarentenas”.
El gobierno chino y los medios, controlados por el estado en su totalidad, se muestran cada vez más a la defensiva ante las quejas por las medidas de prevención del Covid-19.
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Beijing recibió con enojo la recomendación de salida voluntaria de la semana pasada. Zhao Lijian, portavoz del Ministerio chino de Exteriores, indicó que China estaba “enormemente descontenta y se oponía firmemente a la acusación sin base del lado estadounidense sobre la gestión china de la epidemia”.
En ese primer comunicado, el Departamento de Estado recomendaba a los estadounidenses que reconsiderasen viajar a China debido a la “aplicación arbitraria” de leyes locales y restricciones contra el Covid-19, especialmente en Hong Kong, la provincia de Jilin y Shanghái. Las autoridades estadounidenses mencionaron un riesgo de “separación de padres e hijos”.
Pese a eso y a los indicios de que la estricta política está ordenada por Xi Jinping, líder del Partido Comunista, que gobierna el país, China rechaza cualquier sugerencia de que su estrategia sea de naturaleza política. Xi exige priorizar la estabilidad social antes de un congreso crucial del partido este año, en el que se espera asuma un tercer mandato sin precedentes como líder del partido.
Las autoridades locales en Shanghái garantizan los suministros diarios para los vecinos, tras quejas por las entregas de alimentos y otros productos básicos.
La ciudad indicó que levantaría de forma gradual las restricciones en vecindarios donde no se habían reportado contagios nuevos en las últimas dos semanas. La gente podría moverse por sus distritos pero no reunirse en grupos. Otros permanecerían recluidos en vecindarios más pequeños.