AUSTIN, Texas, EE.UU. (AP) — El embotellamiento de camiones de carga en la frontera entre Texas y México finalmente comenzó a amainar el jueves luego de casi una semana, ya que el gobernador Greg Abbott flexibilizó una medida en materia migratoria que fue la que provocó los atascamientos en algunos de los puertos comerciales de mayor actividad del mundo, con fuertes pérdidas económicas como resultado.
“Ahora hay un sentido de urgencia para llegar a acuerdos que no existían antes”, dijo Abbott.
El gobernador republicano, que permitió durante varios días que los camiones comerciales hicieran largas filas en México después de requerirles que se sometieran a inspecciones adicionales en Texas, levantó esa orden para los puentes en El Paso y otras ciudades después de anunciar un nuevo acuerdo de seguridad con el estado mexicano de Chihuahua, con el que comparte frontera.
Sigue sin ser una revocación total de la medida que Abbott implementó el 6 de abril como parte de su actual disputa con el gobierno del presidente Joe Biden por el flujo de inmigrantes y drogas. Las prolongadas inspecciones adicionales en otros puntos de los 1.900 kilómetros (1.200 millas) de Texas seguirán, asegura Abbott, hasta que se concreten acuerdos similares con otros estados mexicanos.
Pero el pacto con la gobernadora de Chihuahua María Campos Galván, quien acompañó a Abbott para el anuncio en el Capitolio estatal, destraba de manera significativa el tránsito en la frontera entre México y Texas, cuya parálisis dio pie a advertencias de alzas de precios para los consumidores estadounidenses y escasez de productos.
“Personas como yo que compran millones de dólares en productos a la semana están comenzando a frenar sus compras para otras regiones del país”, dijo Brent Erenwert, director general de Brothers Produce, en Houston, que depende en buena medida de las importaciones desde México.
Las inspecciones que ordenó Abbott fueron en respuesta al anuncio del gobierno de Biden el mes pasado de que pondría fin a la vigencia de una ley de salud pública que ha limitado las solicitudes de asilo en la frontera con el propósito expreso de evitar la propagación del COVID-19. Una vez que eso suceda, se tiene previsto que aumente el número de migrantes hacia Estados Unidos.
El jueves fue el segundo día consecutivo en que Abbott retira las inspecciones de algunos puentes, comenzando el miércoles con Laredo, que el año pasado fue el puerto de mayor actividad para el ingreso de camiones de carga hacia Estados Unidos.
El tráfico hacia Texas en el Puente Internacional Pharr-Reynosa, por donde cruzan más productos agrícolas que por cualquier otro puerto terrestre en Estados Unidos, también se reanudó luego de varios días de protestas por parte de camioneros mexicanos.
Una agencia aduanal en México, la Asociación de Agentes Aduanales de Reynosa, calculó el jueves que se perdieron 7 millones de dólares al día en el puente Pharr-Reynosa.
Los acuerdos entre Abbott y gobernadores mexicanos han variado hasta el momento.
El gobernador de Nuevo León, Samuel García, le dijo a Abbott que su entidad instalaría retenes y realizaría patrullajes. En cuanto a Chihuahua, Galván le presentó un plan de seguridad que, aseguró, se encuentra en etapa de implementación y que incluye acuerdos para compartir inteligencia captada por cámaras de seguridad y otras tecnologías. De momento se desconoce si el plan de Campos Galván ya se puso en marcha.
El republicano Sid Miller, comisionado de Agricultura de Texas que ha instado a Abbott a revertir la orden de inspecciones, dijo el jueves que una importante empresa agrícola le informó que 100 camiones que fueron enviados a México para hacer entregas no han podido regresar debido al embotellamiento.
Cuestionó cuáles fueron los logros de la medida, y en el caso del acuerdo de Abbott con Nuevo León, dijo que no parecía ser sustancial.
“Básicamente van a dejar todo a la buena fe”, declaró Miller. “No hay quien lo haga valer, no hay consecuencias si no lo hacen”.
La Casa Blanca, el gobierno mexicano, grupos comerciales y empresas en apuros han criticado fuertemente las inspecciones adicionales, calificándolas de redundantes y un peso adicional sobre una cadena de suministros de por sí frágil.
Las inspecciones fronterizas de Abbott se producen en momentos en que las cadenas de suministro estadounidenses se encuentran abrumadas. Un incremento en la demanda de los consumidores, el resultado de una recuperación sorprendentemente rápida tras la devastadora recesión causada por la pandemia de coronavirus en 2020, tomó a los negocios por sorpresa, lo que resultó en cuellos de botella en las fábricas, puertos y bahías de carga. También ha disparado los precios, contribuyendo a la mayor inflación en 40 años.
Los cierres de fábricas relacionados con el COVID-19 en China y el aumento en los costos de enviar productos a través del Océano Pacífico han hecho que muchas empresas volteen hacia México, donde no hay que atravesar un océano ni existen las disputas políticas o comerciales que tienen Washington y Beijing.
“En estos momentos, muchas compañías miran a México como una manera de evitar la dependencia oceánica”, dijo Bindiya Vakil, director general de la consultora de cadenas de suministro Resilnc. “Si yo fuera una de esas compañías, y veo estas nuevas regulaciones en la frontera de Texas, estaría realmente preocupado porque esto significa demoras adicionales, y se supone que esa era mi solución, recurrir a México y evitarme todo este océano”.
La frontera entre Estados Unidos y México es vital para la economía estadounidense. El año pasado, Estados Unidos importó 390.700 millones de dólares en productos desde México, la segunda mayor cantidad, sólo superada por China.
Pero aunque se levanten las inspecciones, Abbott afirma que seguirá enviando a los migrantes en autobús a Washington D.C., en lo que asegura que es un mensaje para el presidente Biden.
“Si no va a venir a la frontera, le llevaremos la frontera”, declaró Abbott.
El comisionado del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos, Chris Magnus, dijo el jueves que Abbott estaba trasladando migrantes sin la “coordinación adecuada” con el gobierno federal. El primer autobús llegó el miércoles y Abbott asegura que hay más en camino.
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Los periodistas de Associated Press, Paul Wiseman, en Martinsburg, Virginia Occidental; María Verza, en Ciudad de México; y Elliot Spagat, en San Diego, contribuyeron a este despacho.