La directora de un portal de noticias de Veracruz que fue baleada había recibido amenazas por su labor periodística semanas antes del mortal ataque, afirmó el martes su hermano.
Yessenia Mollinedo Falconi y Sheila Johana García Olivera, directora y reportera, respectivamente, del portal El Veraz del estado de Veracruz, fueron baleadas la tarde del lunes mientras aguardaban sentadas dentro de un vehículo que estaba estacionado frente a una tienda de conveniencia en el municipio de Cosoleacaque.
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Con los casos de Mollinedo Falconi y García Olivera se elevó a 11 la cifra de comunicadores asesinados en lo que va del año, que ha sido considerado el más mortífero para la prensa mexicana.
El ataque ocurrió a pocos días del asesinato del periodista Luis Enrique Ramírez Ramos, cuyo cuerpo fue localizado el 5 de mayo envuelto en una bolsa de plástico en un camino de tierra cerca de la localidad de Culiacán, en el estado norteño de Sinaloa.
Ramiro Mollinedo Falconi, también periodista, dijo que su hermana menor había recibido llamadas telefónicas amenazantes en las que le ordenaban eliminar las historias relacionadas con el crimen de su portal de noticias y que, más recientemente, había dedicado su cobertura a la alcaldía de Cosoleacaque.
“Nos estaba narrando que hace 15 días había sido objeto de amenazas, que le iban a partir su madre, que la iban a matar”, dijo Ramiro Mollinedo Falconi.
Tras lamentar los asesinatos de las dos periodistas el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo el martes, en su conferencia matutina, que ya se están haciendo las investigaciones y que hay personal atendiendo de manera particular el crimen. “Todos los días estamos trabajando como nunca se había hecho para proteger a las mujeres y a todos los ciudadanos”, agregó.
Mollinedo Falconi narró que el 30 de abril al salir de un evento su hermana fue seguida por unos hombres no identificados que se trasladaban en un automóvil y una motocicleta, quienes le dijeron que “ya te tenemos ubicada». Una situación similar sucedió el 4 de mayo, refirió el periodista.
Todavía con la camiseta que lo identifica como reportero de su propio sitio de noticias políticas “Ahora 30 30”, Mollinedo Falconi afirmó que su hermana no tenía enemigos políticos.
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El Veraz, que fue fundado hace cinco años por Yessenia, operaba en Facebook y parecía publicar casi exclusivamente avisos sobre eventos o información del gobierno del municipio. El lema de El Veraz era “Periodismo con Humanidad”.
“Algún grupo criminal de esta zona ordenó ejecutar a Yessenia por algunas publicaciones que había venido realizando por su trabajo”, sostuvo Mollinedo Falconi, y agregó que sospechaba que las historias relacionadas con la policía estatal habrían motivado las amenazas y que creía que las autoridades locales estaban protegiendo a los delincuentes.
A pesar de las amenazas Yessenia no presentó una denuncia formal ante las autoridades ni se registró en los programas estatales o federales de protección de periodistas, dijo su hermano. “Pensó que de una u otra manera… se iba a acabar la amenaza como pasó hace año y medio que la amenazaron y que transcurrió (el) tiempo hasta ahorita, que fue que desgraciadamente la ejecutan”, comentó.
Mientras la familia esperaba la noche del lunes que las autoridades entregaran el cuerpo de la periodista, hombres desconocidos en una motocicleta y en un automóvil con vidrios polarizados pasaron varias ocasiones frente al lugar.
“Claro que tememos por nuestras vidas”, dijo Mollinedo Falconi al denunciar que su familia ha sido objeto de secuestro, extorsión, represión y amenazas de muerte y que sus hermanos tuvieron que salir del estado para “evitar ser ejecutados”.
García Olivera había estado trabajando para su hermana por menos de un año, precisó el periodista. Los gobiernos estatal y federal de México han sido criticados por no prevenir los asesinatos de periodistas ni investigarlos lo suficiente.
Pedro Vaca, relator especial para la libertad de expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, dijo en su cuenta de Twitter que “por convicción -o por reputación- NO se puede tolerar que una democracia conviva con una carnicería de periodistas”.
Si bien el crimen organizado a menudo está involucrado en los asesinatos de periodistas, los funcionarios de pueblos pequeños o los políticos también suelen ser sospechosos.
Los periodistas que dirigen pequeños medios de comunicación en el interior de México son blancos fáciles.
Cosoleacaque, que se encuentra en la principal arteria este-oeste en el sureste de México, parecía desierto la noche del lunes y no había negocios abiertos ni gente en las calles.
Las autoridades entregaron los cuerpos de ambas mujeres a sus familias antes del amanecer del martes. En cada caso, sólo unos pocos miembros de las familias se sentaron con los ataúdes.
La Fiscalía del Estado de Veracruz prometió una investigación exhaustiva, incluida la determinación de si el trabajo periodístico de las víctimas fue el motivo de sus asesinatos. El secretario ejecutivo de la Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas de Veracruz, Israel Hernández Sosa, dijo que insistió en que las autoridades hicieran de esa posibilidad su primera línea de investigación.
Hernández Sosa calificó de “difícil” la situación en la zona para los periodistas, pero dijo que la comisión no había tenido contacto previo con Mollinedo Falconi ni con García Olivera.
El embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, consideró un “acto cobarde” y “malvado” los asesinatos de las periodistas y dijo en su cuenta de Twitter que fue un “ataque contra toda la sociedad mexicana”.
Salazar sostuvo que la libertad de prensa está “bajo ataque y exige una respuesta urgente para terminar con la crecida de violencia contra periodistas”.
Asimismo, la Sociedad Interamericana de Prensa condenó la “indignante matanza” de periodistas en México y llamó a la comunidad internacional a exigir a las autoridades que se tomen “con mayor seriedad” esta “grave” y “exasperante” situación.