La prestigiosa revista científica The Lancet publicó un estudio que vincula los casos de hepatitis aguda infantil de origen desconocido con el Covid-19. Hace unos días, una investigación de la Universidad de Kioto entabló la misma relación, en específico con la variante ómicron.
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El estudio de The Lancet, publicado el pasado 13 de mayo, señaló que la mayoría de menores en los que se ha detectado la hepatitis aguda “presentan síntomas gastrointestinales y luego evolucionan a ictericia y, en algunos casos, a insuficiencia hepática aguda.
Hasta ahora no se ha encontrado ninguna exposición ambiental común, y un agente infeccioso sigue siendo la causa más plausible”.
Explicó que en los pacientes no se hallaron los virus de la hepatitis A,B, C, D o E; en cambio, en 72% de los casos en Reino Unido se detectó un adenovirus. “De los 18 casos subtipados en el Reino Unido, todos se identificaron como adenovirus 41F.1″.
El estudio señala que si bien este adenovirus no es “infrecuente”, afecta por lo general a “niños pequeños y pacientes inmunodeprimidos. Sin embargo, hasta donde sabemos, el adenovirus 41F no se ha notificado previamente como causa de hepatitis aguda grave”.
El estudio detalla que en 18% de los casos notificados en Reino Unido, y 11% de los casos en Inglaterra, dieron positivo al SARS-CoV-2 en el momento del ingreso; otros tres casos se habían contagiado en las ocho semanas anteriores al ingreso.
De acuerdo con el documento, es previsible que otras pruebas serológicas arrojen más casos de niños con hepatitis aguda grave e infección previa, o actual, por SARS-CoV-2.
En cambio, la mayoría de pacientes son demasiado jóvenes -se está presentando en menores desde un mes y hasta 16 años- como para haber sido vacunados contra el coronavirus, lo que descartaría que se trate de una consecuencia de la vacuna.
El estudio explica que “la infección por el SARS-CoV-2 puede dar lugar a la formación de un reservorio vírico. La persistencia vírica del SARS-CoV-2 en el tracto gastrointestinal puede dar lugar a la liberación repetida de proteínas víricas a través del epitelio intestinal, dando lugar a una activación inmunitaria.
Esta activación inmunitaria repetida podría estar mediada por un motivo de superantígeno dentro de la proteína de espiga del SARS-CoV-2 que se asemeja a la enterotoxina estafilocócica B,6 desencadenando una activación amplia e inespecífica de las células T.
Esta activación de las células inmunitarias mediada por el superantígeno se ha propuesto como mecanismo causal del síndrome inflamatorio multisistémico en los niños”. En algunos de los niños con hepatitis aguda se ha presentado este síndrome.
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Posible consecuencia de infección por adenovirus
La hipótesis que maneja la investigación es que “los casos recientemente notificados de hepatitis aguda grave en niños podrían ser consecuencia de una infección por adenovirus con trofismo intestinal en niños previamente infectados por SARS-CoV-2 y portadores de reservorios virales”.
Por ello, pidió investigar “a los niños con hepatitis aguda para detectar la persistencia del SARS-CoV-2 en las heces, la desviación de los receptores de células T y el aumento del IFN, ya que esto podría aportar pruebas de un mecanismo de superantígenos del SARS-CoV-2 en un huésped sensibilizado al adenovirus-41F”.
En caso de que se detecte “una activación inmunitaria mediada por superantígenos, debería considerarse la posibilidad de aplicar terapias inmunomoduladoras en niños con hepatitis aguda grave”.
Por su parte, la investigación de la Universidad de Kioto, liderada por el profesor de la Universidad de Kioto, Hiroshi Nishiura y difundida por el dario The Japan Times, sugiere que los países con una gran cantidad de infecciones por ómicron y sus subvariantes, como Reino Unido y Estados Unidos, informaron una cantidad relativamente mayor de casos de hepatitis infantil.
Por ello, indicó Nishiura, no se puede descartar la posibilidad de que la infección con ómicron tenga alguna relación con la aparición de hepatitis grave en los niños.
Según Nishiura, debido a que los niños pequeños y bebés no son elegibles aún para la vacuna contra el Covid-19, pueden generar mayor riesgo de contraer hepatitis aguda grave después de la infección por adenovirus.
La Organización Mundial de la Salud tiene detectados 348 casos probables de hepatitis infantil aguda de origen desconocido, pero hasta ahora no hay una explicación definitiva sobre el por qué está generando casos tan graves, en los que varios de los niños han requerido trasplante hepático. Hasta el momento, se registran ocho decesos: cinco en Estados Unidos y tres en Indonesia.