Propuesta de matrimonio y tras meses de preparativos, elección del vestido, banquete, llegada de invitados internacionales –esto por ser una pareja mexico-chilena–, todo estaba listo para el gran día en la ceremonia en la que Cristina U. y Sebastián M. se jurarían amor en el altar, pero ese momento no llegó, un intento de asalto en el tramo Pirámides-Tulancigo, el Estado de México (Edomex), estropeó su día soñado.
Los periodistas se mostraban entusiasmados por la ceremonia religiosa que se realizaría el 21 de mayo en el estado de Hidalgo, de donde es originaria la familia de Cristina; hasta ese estado ya se empezaban a trasladar algunos de los invitados que llegaron desde Chile.
La tarde del miércoles 18 de mayo, la pareja y unos familiares –todos ellos chilenos– se dirigían hacia Tulancingo, pero la volcadura de un tráiler en la México-Pachuca los retrasó y tras horas de atasco en el tránsito, retomaron su viaje alrededor de las 20:30 horas.
Asaltos carreteros aquejan la seguridad en Edomex
La novia relata que se detuvieron en una gasolinera por Otumba, a solo 53 kilómetros de su destino y apenas un poco más adelante, “cerca de Axapusco una enorme piedra apareció”, la cual les cambió la vida.
Entre la sorpresa y el tamaño de la piedra el vehículo sufrió graves daños, sorprendidos sus ocupantes se bajaron a revisar, y en ese momento sujetos encapuchados armados salieron y los encañonaron.
Con ese modus operandi cometen asaltos en la autopista México-Tulancingo, en el Edomex: arrojan piedras u objetos cortantes –los ponchallantas– a la carretera para obligar a los conductores a bajarse a revisar los vehículos y en se momento los asaltan.
Si bien durante 2021 se registró una baja de 11% en el robo de vehículos en México, en el año se reportó el hurto de 62 mil 208 unidades aseguradas, esto es un promedio de 170 al día y de nuevo el Estado de México encabeza la lista de casos a nivel nacional.
En una rápida reacción Cristina se alcanzó a meter a la camioneta y con todo el dolor de su corazón cerró el auto, dejando a su prometido y a un familiar afuera, intentaba protegerse y resguardar a los otros pasajeros de la camioneta, sus invitados a la boda.
La camioneta sufrió severos daños, ni siquiera arrancaba, así que los asaltantes empezaron a exigir bienes, efectivo. Entre todos no juntaban más de tres mil pesos, por lo que los ladrones no dudaron en amenazar con secuestrar a las mujeres.
Esto implica el riesgo de que fueran víctimas de abuso sexual o incluso feminicidio, en un país en que ambos delitos se convierten en una constante y sólo se ven como estadística.
Y el miedo no es menor ante este tipo de situaciones, en 2020 se cometieron 948 feminicidios en el país, la cifra se elevó a 978 en 2021 y en lo que va de 2022 suman 310, al menos oficialmente, pues según especialistas en seguridad, la cifra negra es muy alta.
Si bien la tendencia de secuestro de mujeres registra una caída este año, con apenas 58 casos de enero a abril, lo cierto es que el Estado de México lidera la lista con 11.
Además, el incremento es abrumador en el delito de violación, solo de enero a abril se contabilizan siete mil 445 casos –de los cuales marzo alcanzó el récord de dos mil 286, y de nuevo el Estado de México encabeza la lista de incidencia nacional.
La intimidación y amenazas seguían, Cristina desde el interior del vehículo intentaba llamar al 911 y la única respuesta era que no los podían localizar, que mandara su ubicación, pese a estar en medio de una carretera.
En ese inter se escucha un disparo, ella en ese instante siente el correr de sangre fría por su cuerpo, se asoma y ve a Sebastián y a su tío de pie, por un momento respira; luego se escucha otro disparo.
Los asaltantes huyen a toda velocidad, todo es confusión.
Cristina sale del vehículo, grita, llama a Sebastián para subirse a la camioneta, mientras él intenta auxiliar a su tío que se encontraba entre los matorrales con una herida en la cabeza.
Ya en la camioneta, en esa microburbuja de protección a media carretera en el Estado de México a la altura de Axapusco, donde constantemente se reportan asaltos a mano armada, se dan cuenta que Sebastián tiene una herida en el abdomen.
La ausencia de seguridad en carreteras del Edomex
Minutos más tarde, entre la impotencia por la falta de coordinación con el #911, llega personal de Guardia Nacional Carreteras y llaman a una ambulancia en la que trasladan hacia Axapusco al novio herido, sus papás y un tío.
Cristina se queda en esa peligrosa carretera con el resto de los visitantes chilenos acompañados por los integrantes de la Guardia Nacional Carreteras; sin embargo en apenas unos instantes se dan cuenta que eso no sirve, que no obtendrían la seguridad y tranquilidad que en ese momento tanto necesitaban.
Los propios policías les dicen que se muevan de ahí lo antes posible porque se trata de una “zona caliente”; es decir, las mismas autoridades tienen miedo de los delincuentes, pero cómo irse si la camioneta no enciende y tiene ponchadas dos llantas.
Así, ni la Guardia Nacional Carreteras ni el Centro Nacional de Atención Ciudadana (CNAC), “instancia de contacto directo de la Guardia Nacional de México con la sociedad”, brindaron el apoyo a esta pareja internacional de periodistas.
Después de lidiar con burocracia por el traslado de la camioneta en grúa y asegurarse que los chilenos invitados a la boda llegaran a salvo a Tulancingo de Bravo, Hidalgo, Cristina se trasladó al hospital.
En tanto, médicos en Axapusco luchaban para salvarle a vida al chileno que apenas horas antes esperaba ansioso el correr de las horas para celebrar su enlace nupcial.
La bala le perforó a Sebastián los intestinos y le alcanzó a tocar el hígado, por lo que requirió una ileostomía –cirugía para drenar parte del colon–.
Su día soñado se había esfumado. Mientras el novio se encontraba hospitalizado, su prometida abrumada esperaba conocer el reporte médico, enfrentaba trámites de seguro y realizaba la respectiva denuncia, pero a una semana del intento de asalto no han tenido ninguna respuesta.
Se abrió una carpeta de investigación, la denuncia ante las autoridades tiene anexado el reporte del hospital y declaraciones, pero tras una semana ni siquiera los han contactado para darle seguimiento.
El único apoyo que han recibido es por parte de familiares, amigos, compañeros de trabajo, las empresas para las que trabajan, pero de las autoridades de seguridad, nada.
