El joven Salvador Ramos acabó con la vida de 19 niños y dos profesores. Luego de adquirir armas y atacar a su abuela, el hombre llegó a la escuela primaria Robb en Uvalde, Texas, Estados Unidos, para disparar a cuanta persona encontró en su camino.
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El tiroteo ha sido calificado como el segundo más mortífero ocurrido en una institución educativa del país norteamericano. Con el pasar de los días se conocen nuevos detalles del entorno familiar y las actitudes de Ramos que habrían generado el fatídico desenlace.
Recientemente rompió el silencio su abuelo, Rolando Reyes, quien expresó su consternación por lo ocurrido. Además, mostró por primera vez cómo quedó la casa en la que vivía junto a su nieto.
“Hay sangre en todo este sector. Tendré que limpiar (…)”, le dijo a la periodista independiente Ali Bradley.
De acuerdo con las imágenes difundidas, una pared quedó con rastros de sangre en la parte superior tras el disparo que Salvador le propinó a su abuela Celina Martínez Gonzáles.
“No sé bien si él (Salvador) le disparó a ella (Celina) justo aquí”, mencionó el señor Reyes mientras caminaba por un pasillo que une las habitaciones con la sala y otros espacios de la residencia. “Probablemente le disparó acá porque había un charco de sangre”, concluyó.
Si bien sus familiares ya asearon parte de la casa, aún se ven los huecos en la pared producto de las balas y la sangre que habría dejado la señora Celina.
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¿Por qué Salvador le disparó a su abuela?
Es muy poco lo que ha dicho Reyes, de 74 años, sobre las circunstancias que habrían llevado a Salvador a cometer el tiroteo. Eso sí, aclaró que su nieto no habría tenido una discusión fuerte con doña Celina horas antes.
“Ella no tuvo ningún altercado con él, se mantuvo reservada. Ella quería que él tuviera su propio teléfono”, comentó Reyes al medio ‘New York Post’.
Tampoco sabe si Salvador había planeado el ataque o por qué lo hizo: “Esa es una pregunta que me perseguirá por el resto de mi vida”.
Sus versiones contradicen las de algunos vecinos, pues a medios locales han revelado que escucharon una pelea entre el joven y su abuela. Luego, sonó un disparó que los alertó aún más. Sin mediar palabra, Salvador tomó el carro de sus parientes y emprendió la huida hasta la escuela donde acabó con la vida de 21 personas. Fue abatido por la Policía.
Celina Martínez Gonzáles, de 66 años, permanece en monitoreo de las autoridades médicas. Aunque perdió mucha sangre, su condición es estable. Será ella con su testimonio quien permitirá esclarecer lo que pasó antes del tiroteo.
Por lo pronto, el papá del joven pidió perdón a las víctimas. “Mataron a mi bebé. Nunca veré a mi hijo de nuevo. Debió haberme matado a mí, sabes, en vez de hacer algo como lo que hizo a alguien”, afirmó al medio The Daily Beast.