A pesar de ser una pequeña comunidad de 16 mil habitantes, Uvalde, en Texas, protagoniza una de las historias más trágicas en Estados Unidos. El pasado 24 de mayo un tiroteo en una primaria dejó 19 niños y dos adultos sin vida, sumándose a una creciente lista de tragedias nacionales en el país.
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Este domingo, el presidente estadounidense, Joe Biden, y la primera dama, Jill Biden, viajarán a Uvalde, Texas, para reunirse con familiares de las víctimas de la masacre del martes en la escuela primaria Robb.
La Casa Blanca dijo que los Biden “se dolerán con la comunidad que perdió 21 vidas en el horripilante” tiroteo en la escuela primaria Robb. La secretaria de prensa Karine Jean-Pierre dijo que el presidente se reunirá con líderes religiosos y de la comunidad, y con familiares de las víctimas.
Las consecuencias de los tiroteos impactan directamente a la salud mental
Sin duda, los tiroteos masivos dejan tras de sí desesperación, angustia y trauma colectivos a muchos niveles de la sociedad
“Además de los que experimentan una pérdida directa, estos sucesos también afectan a otros, incluidos los que presenciaron el tiroteo, los primeros en responder, las personas que estaban cerca y los que se enteran -una vez más- a través de los medios de comunicación”, explica Arash Javanbakht, profesor Asociado de Psiquiatría de la Wayne State University, en Detroit, Michigan, Estados Unidos.
Para Javanbakht, investigador clínico de traumas y ansiedad, los efectos de este tipo de violencia alcanzan a millones de personas. “Aunque los supervivientes inmediatos son los más afectados, el resto de la sociedad también sufre”, añade al sitio The Conversation.
El grado de trauma, estrés o miedo puede variar y en el peor de los casos, un superviviente puede desarrollar un trastorno de estrés postraumático (TEPT). “Es una condición debilitante que se desarrolla después de la exposición a experiencias traumáticas graves como la guerra, los desastres naturales, la violación, el asalto, el robo, los accidentes de tráfico - y, por supuesto, la violencia armada. Casi el 8% de la población estadounidense padece TEPT”, explica Javanbakht.
“Cuando el trauma es causado por personas, como en un tiroteo masivo, el impacto puede ser profundo. La tasa de TEPT en los tiroteos masivos puede llegar a ser del 36% entre los supervivientes. La depresión, otra condición psiquiátrica debilitante, se presenta hasta en un 80% de las personas con TEPT”, añade el especialista.
Para Christopher Poliquin, profesor adjunto en la Anderson School of Management de la UCLA, y cuya investigación determinó que los tiroteos ocurren con menor frecuencia cuando el tiempo de aprobación de las licencias de armas es más prolongado, los tiroteos se pueden evitar.
“En Estados Unidos se producen más tiroteos públicos que en otros países, lo que sugiere que no son imposibles de prevenir. No creo que nadie pueda señalar una única explicación para el fenómeno; desafía una explicación fácil. El acceso a las armas de fuego es parte del problema, pero no es el único factor”, explica Poliquin a Publimetro.
“Después de los tiroteos masivos, gran parte de la atención se centra en el Congreso y en si promulgará nuevas leyes nacionales. Pero la mayor parte de la actividad en materia de política de armas se produce a nivel estatal”, explica el especialista, quien añade: “Mi investigación sobre los cambios en la política de armas a nivel estatal después de los tiroteos masivos sugiere que los políticos responden según las líneas de partido; los estados liderados por los republicanos relajan las restricciones sobre las armas de fuego después de los tiroteos masivos, mientras que los estados liderados por los demócratas no promulgan muchas más leyes después de los tiroteos masivos”.
“Muchos tiradores en masa se adelantan a sus ataques dejando posts, mensajes o vídeos advirtiendo de su intención. Inspirados por tiradores en masa del pasado, algunos autores buscan fama y notoriedad. Sin embargo, la mayoría de los tiradores están motivados por una ira generalizada. Su camino hacia la violencia implica el odio a sí mismos y la desesperación dirigida al mundo, y nuestra investigación descubre que a menudo comunican su intención de hacer daño por adelantado como un último y desesperado grito de ayuda. La clave para detener estas tragedias es que la sociedad esté atenta a estas señales de alarma y actúe de inmediato”
— James Densley, cofundador del The Violence Project Research Center
Sin embargo, el tema de los tiroteos masivos puede continuar por mucho tiempo en la conversación pública, pues no hay estudios de calidad sobre cómo prevenirlos. “No sabemos con certeza qué combinación de políticas ayudaría a prevenirlos. A pesar de esto, hay muchas investigaciones buenas sobre la violencia con armas de fuego en general y muestran que la promulgación de políticas más estrictas puede reducir los homicidios y suicidios con armas de fuego. Las políticas que han demostrado ser efectivas incluyen la limitación de la portación oculta, un período de espera para comprar un arma de fuego, restricciones de edad y la exigencia de una licencia y una comprobación exhaustiva de los antecedentes para comprar un arma de fuego”, concluye el especialista.
4 PREGUNTAS CON
James Densley, profesor de Justicia Penal en la Universidad Estatal Metropolitana en Minneapolis–Saint Paul y cofundador del The Violence Project Research Center. Además, es autor de “The Violence Project: Cómo detener una epidemia de tiroteos masivos”. Twitter: @theviolencepro
Cuéntenos un poco más sobre The Violence Project Research Center. ¿Cómo surgió la idea y cuáles han sido sus principales hallazgos en estos años de trabajo?
El proyecto comenzó como un nombre en clave para un estudio de investigación sobre las historias de vida de los tiradores masivos en Estados Unidos, como una forma de proteger las identidades de las personas que entrevistamos para la investigación: los autores vivos de tiroteos en prisión, las personas que los conocían, los supervivientes de los tiroteos, las familias de las víctimas y los primeros intervinientes.
Después de que un artículo de opinión que escribimos para el LA Times en 2019 se volviera viral y nuestro trabajo comenzara a recibir la atención de los medios de comunicación a nivel mundial, nos dimos cuenta de que The Violence Project era algo más que un estudio académico. Decidimos convertir The Violence Project en un centro de investigación sin ánimo de lucro para continuar con nuestro trabajo, pero, lo que es más importante, traducir los hallazgos de nuestra completa base de datos de tiradores masivos en recomendaciones para la práctica y la política, en un esfuerzo por detener la epidemia de violencia armada en Estados Unidos.
¿Por qué se repiten estas tragedias cada cierto tiempo? ¿Son imposibles de prevenir?
Nuestras investigaciones demuestran que los tiroteos masivos son más frecuentes y más mortíferos ahora que en años anteriores, pero también son prevenibles, no inevitables.
Estas tragedias siguen ocurriendo en parte porque los responsables políticos no hacen nada para cambiar las condiciones que crean los tiroteos masivos en primer lugar, pero no tenemos que esperar a que los funcionarios electos actúen para detener la violencia porque hay cosas simples y sutiles que todos podemos hacer para prevenirla.
Nuestras entrevistas con tiradores evitados -personas que tenían la intención de apretar el gatillo pero no lo hicieron- demuestran que, a veces, basta con un simple acto de bondad.
Sólo tenemos que cuidarnos los unos a los otros y saber cómo intervenir cuando alguien está en el camino de la violencia.
¿Cuál es el impacto de los tiroteos masivos en la sociedad estadounidense?
El impacto es enorme y va mucho más allá de las víctimas y las familias directamente afectadas. Los tiroteos masivos transforman para siempre las comunidades y el trauma es colectivo, incluso intergeneracional.
Los tiroteos masivos nos afectan a todos porque son historias humanas con las que todos podemos relacionarnos. La escolarización es una experiencia universal: todos podemos relacionarnos con ella. Todos los padres pueden relacionarse. Por eso un tiroteo en una escuela de Texas resuena en una madre de Londres o en un niño de París.
Y cada aniversario del tiroteo, cada cumpleaños o hito perdido, cada día de regreso a la escuela y de graduación, el dolor vuelve a nosotros en oleadas. Nunca olvidaré lo que nos dijo un padre que perdió a su hijo en un tiroteo masivo: “Nunca dejamos de estar traumatizados. Lo que significa que no podemos volver a traumatizarnos. No es como si me hubiera roto un brazo y ahora estuviera curado. Simplemente te enfrentas a ello”. Escribir este libro, sentarse con los supervivientes de los tiroteos masivos y las familias de las víctimas, pero también con los autores de estos horribles crímenes, nos dio una visión de la humanidad que nos cambió para siempre.
¿Cuál cree que es el camino para resolver y evitar que estas situaciones se repitan?
Nuestro libro, The Violence Project: Cómo detener una epidemia de tiroteos masivos, ofrece 34 posibles soluciones a los tiroteos masivos organizadas a nivel individual, institucional y social. Por ejemplo, en el plano individual, para los padres de niños en edad escolar, el almacenamiento seguro de armas en casa podría evitar la mayoría de los tiroteos escolares.
Nuestro trabajo se centra en la solución y, aunque no lo crean, en la esperanza de poder pasar la página de este violento capítulo de la historia de Estados Unidos.
Los números de la violencia
Tiroteos masivos en Estados Unidos en los últimos 5 años
- 2022: 214 (hasta el 27 de mayo)
- 2021: 692
- 2020: 610
- 2019: 417
- 2018: 336
Fuente: Gun Violence Archive