MADRID, 4 (EUROPA PRESS)
A pesar de la prohibición de espectadores -impuesta por la UEFA- debido al comportamiento de los aficionados húngaros durante la Eurocopa 2020, unas 30.000 personas --en su mayoría niños--, asistieron al partido celebrado en el Puskas Arena.
Las normas de la UEFA establecen que los niños menores de 14 años, junto con un adulto por cada 10 aficionados jóvenes, pueden asistir a los partidos a puerta cerrada. Según reportan medios del país, se respetaron los himnos de ambos países, pero se escucharon abucheos cuando Inglaterra se arrodilló antes del saque inicial.
Esta es la primera vez que Inglaterra visita el estadio desde que algunos jugadores sufrieron actos racistas durante su victoria por 4-0 en las eliminatorias para el Mundial del pasado mes de septiembre. El organismo rector del fútbol mundial, la FIFA, prohibió a los anfitriones jugar con espectadores después de esos eventos.
El acto de arrodillarse es un gesto simbólico contra el racismo iniciado por el jugador de fútbol estadounidense Colin Kaepernick en 2016 en protesta por la falta de atención a los problemas de desigualdad racial y brutalidad policial en Estados Unidos.
Desde entonces, varios atletas se han arrodillado sobre una rodilla en lugar de ponerse firmes para un himno u otra ocasión similar. En la Premier League sigue haciendo el gesto, incluso en competiciones internacionales fuera de Reino Unido. Además, este sábado, el capitán de Inglaterra, Harry Kane, juega con un brazalete arcoíris para mostrar solidaridad con la comunidad LGTB.
