Grupos activistas internacionales, fiscales mexicanos y un perro entrenado para olfatear dispositivos de memoria unieron sus fuerzas este mes para atrapar a un sospechoso de pedofilia en Ciudad de México.
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Primero, Free a Girl, un grupo con sede en Holanda que lucha contra la trata de personas, avisó a los activistas de la organización estadounidense Operation Underground Railroad que Jason Maatman, un holandés que defendía abiertamente la idea de tener sexo con niños, se había ido a México tras huir de procesos judiciales pendientes en Holanda.
Maatman aparentemente pensó que la laxa aplicación de la ley en México le permitiría actuar con libertad en Ciudad de México, una metrópolis de 21 millones de habitantes donde la mayoría de los delitos quedan impunes.
Pero no contaba con Hidu, un can graduado recientemente de una academia que enseña a los perros a olfatear el óxido de trifenilfosfina, o TPPO, un revestimiento químico utilizado en dispositivos electrónicos como las memorias USB y las tarjetas de memoria.
“Hace tres semanas, nos enteramos de que Nelson M. parecía estar activo en México, y era un grave peligro para los niños”, dijo Evelien Hölsken, directora de Free a Girl. Señaló que el grupo se puso en contacto con Operation Underground Railroad ”y preguntamos si podían empezar una investigación”.
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Al parecer, Maatman estaba tan seguro de sí mismo que hablaba abiertamente de sus actividades en internet. Pero los fiscales mexicanos estaban dispuestos a colaborar con las organizaciones no gubernamentales.
Operation Underground Railroad estableció rápidamente un plan para hacer caer a Maatman en una trampa, utilizando las salas de chat y los espacios de las redes sociales en los que era activo.
Los detectives de la fiscalía de Ciudad de México estaban esperando cuando Maatman se presentó en una estación de autobuses, cerca de una gasolinera, en la periferia del principal parque de la ciudad el 5 de junio.
La fiscal general de la Ciudad de México, Ernestina Godoy, señaló que a Maatman se le encontraron una pistola y varias dosis de cocaína en su poder.
Maatman está detenido en una prisión de la capital del país acusado de tráfico de personas y de posesión de drogas y armas. No tiene un abogado registrado y no pudo contactársele para conocer sus comentarios.
“Tenemos entendido que estaba recibiendo ofertas de otras personas que querían entrar en el negocio con él”, aparentemente para vender o monetizar material sexualmente explícito con niños pequeños, dijo Osborne. “Decía que necesitaba dinero”, añadió.
El problema era que lo habían detenido en una parada de autobús, no en su casa, y nadie sabía dónde vivía. Nadie sabía dónde podía haber escondido el material de abusos sexuales a menores, que suele estar en formato digital.
Los fiscales de la ciudad utilizaron una red de cámaras de vigilancia en las calles para seguir los movimientos de Maatman hasta un desaseado apartamento que alquilaba en una zona en el oriente de la ciudad. Alto y con el pelo rojizo, el holandés sobresalía en esa zona.
Una vez que la policía obtuvo una orden de registro, ahí es donde entró Hidu; un labrador negro que había sido entrenado por Todd Jordan en su academia Jordan Detection K9 en Indianápolis, Indiana.
El óxido de trifenilfosfina es una sustancia química que se utiliza en pequeños dispositivos de memoria de estado sólido para evitar el sobrecalentamiento. Su olor característico es suficiente para que los perros lo localicen.
Jordan empezó entrenando a perros detectores de acelerantes para buscar pruebas en posibles casos de incendios provocados en los que se pudiera haber utilizado un acelerante; gasolina, por ejemplo.
Pero los perros detectores de aparatos electrónicos que ha entrenado, que actualmente son 83, son cada vez más solicitados debido a que los delincuentes utilizan ahora memorias USB para almacenar todo tipo de cosas, desde contactos hasta criptomonedas.
“Creo que los perros detectores de dispositivos electrónicos han sobrepasado a los perros detectores de aceleradores por la necesidad que tienen de ellos y por la forma en que está el mundo ahora”, dijo Jordan. “Todo el mundo, todos los grupos de trabajo contra delitos en internet podrían utilizar uno de estos”.
Hidu era nuevo en el trabajo; se había graduado apenas dos semanas antes y este era su primer caso. De hecho, era el primer caso en el extranjero que cualquiera de los perros de Jordan había tenido.
Operation Underground Railroad viajó con Hidu y su entrenador a Ciudad de México, donde los fiscales iban a registrar el apartamento.
“Según tengo entendido, había un teléfono escondido en un cesto de ropa sucia que olía muy mal; ya sabes, ropa sucia en un rincón en el que nadie entraba”, dijo Osborne. “El perro encontró ese teléfono”.
Hidu encontró más material de pornografía infantil pegado a una pared detrás de un cuadro, señaló Osborne. “El perro olfateó un par de discos duros en algunos lugares de su departamento que eran difíciles de encontrar para los humanos, pero el perro los olfateó”.
Los fiscales dijeron que los discos y dispositivos contenían unos 4 terabytes de material de abuso sexual infantil.
Godoy, la fiscal, dio crédito a Operation Underground Railroad y a Hidu por su ayuda en el operativo
“El mensaje para quien agrede a una niña, a un niño, a un adolescente: En la Ciudad de México no hay cabida para la impunidad, quienes les lastime o les agrede, será buscado, procesado y sentenciado”, aseveró Godoy.
A pesar del arresto, quedan algunas preguntas por responder.
“¿Por qué (Maatman) no fue incluido en una lista de búsqueda internacional?”, por parte de las autoridades holandesas, cuestionó Hölsken.