La incontinencia urinaria (IU) se trata de la pérdida del control de la vejiga y varía desde una pequeña pérdida de orina al estornudar o reírse, hasta la ansiedad extrema de la incapacidad total de controlar la micción. En mujeres suele presentarse a partir de los 45 años, sin embargo, este problema de salud cada vez se vuelve más frecuente entre mujeres jóvenes.
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En México, no existen datos sólidos sobre esta condición, sin embargo, en diversos estudios realizados en poblaciones específicas, se reporta que tiene una prevalencia que varía entre el 13.6 y 48%. La incontinencia urinaria afecta más a las mujeres y, a pesar de ser una enfermedad poco diagnosticada o reportada, su prevalencia se ha incrementado con el paso de los años, en detrimento de la calidad de vida de la población mexicana.
Este padecimiento afecta al doble de mujeres que hombres y esto puede deberse a que el embarazo, el parto y la menopausia, aumentan las probabilidades de incontinencia urinaria. “Puede deberse a una enfermedad subyacente y, a menudo, causar vergüenza y baja autoestima”, comentó en el marco de la semana mundial de la incontinencia urinaria (20 al 26 de junio), el Dr. Jesús Héctor Cantú Elizondo, especialista en Urología Funcional del Hospital Zambrano Hellion de Monterrey, Nuevo León.
Hay dos picos de incidencia para esta condición: entre los 45 y los 54 años, y entre los 75 y los 84 años, pero también se presenta en mujeres jóvenes. En este último caso, puede relacionarse con problemas de obesidad o casos de tos crónica. Asimismo, con sobrepeso, tabaquismo, antecedentes familiares o incluso con diabetes y algunas enfermedades neurológicas.
El Dr. Cantú Elizondo, agregó que, “para prevenir un posible padecimiento de incontinencia urinaria, es recomendable mantener un peso saludable, practicar ejercicios del suelo pélvico y evitar alimentos que irriten la vejiga como la cafeína, el alcohol y los alimentos ácidos”.
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La International Consultation on Incontinence (ICI), que es un foro multidisciplinario de debate profesional sobre la incontinencia urinaria reconocido y auspiciado por la Organización Mundial de la Salud, defiende que el impacto de la IU en las pacientes no sólo debe valorarse a partir de la presencia o no de determinados síntomas y la valoración en caso positivo dependiendo la severidad, sino también a través de la evaluación del grado de afectación en la calidad de vida.
“La incontinencia urinaria, idealmente sólo debe ser tratada por un médico: el especialista en urología funcional, quién indicará el tratamiento más adecuado para quien lo padece. Aunque muchas mujeres por pena no acudimos a una cita médica y preferimos usar protectores o pañales para evitar mojar nuestra ropa”, señaló la Sra. Leticia Macías, paciente que vive con este padecimiento desde hace 29 años.
Consecuencias de la incontinencia urinaria no tratada
Es posible que resulte incómodo hablar sobre la incontinencia con un especialista, pero si la incontinencia es frecuente o está afectando la calidad de vida, es importante buscar asesoramiento médico, de lo contrario, la IU podría desencadenar en:
- Restringir y limitar actividades de interacción social.
- Repercutir de manera negativa en la calidad de vida.
- Aumentar el riesgo de caídas en adultos mayores cuando van de prisa al baño.
- Indicar una afección subyacente.
El tratamiento depende del tipo de incontinencia urinaria que se padezca, así como de la edad, de las condiciones generales de salud y del impacto de este trastorno en la vida del paciente. El objetivo principal es mejorar la calidad de vida de la persona afectada, aplicando diferentes medidas que ayuden a aumentar la resistencia de la uretra. Se puede conseguir de distintas maneras: Rehabilitación muscular del suelo pélvico, medicamentos o cirugía.
En el caso de la cirugía, en México está disponible una opción llamada neuromodulación sacra, se trata de una terapia para modular y restaurar los reflejos espinales que tienen influencia sobre la micción y evacuación. Su efectividad supera el 50% en casos de incontinencia urinaria y un 75% en incontinencia fecal, indicó el especialista.
“Se trata, básicamente, de un pequeño dispositivo médico que se implanta en forma quirúrgica para modular los nervios sacros con impulsos eléctricos suaves”, concluyó Cantú Elizondo. Por su parte, la Sra. Leticia añadió que “una de las más importantes ventajas de la neuromodulación sacra es que el paciente comanda el dispositivo -que puede apagarse- y es reversible, ya que se puede remover con una simple intervención. Es tecnología de vanguardia que me ha regresado la felicidad y hecho que prácticamente olvide que vivo con este padecimiento”.
La incontinencia urinaria no representa una amenaza directa para la vida. Sin embargo, afecta de manera importante la calidad y de igual forma, representa importantes costos directos e indirectos en materia de salud. A pesar de su impacto, se le presta poca importancia y no se indaga de manera dirigida durante la consulta médica.
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