La ola feminista que agitó Chile en los últimos años logró incluir el derecho al aborto en la nueva Constitución, que de ser aprobada pondría a este país, hasta hace unos años muy conservador, a la vanguardia mundial en la materia.
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La nueva Carta Fundamental, que redacta desde hace más de un año una asamblea constituyente, será sometida a plebiscito el próximo 4 de septiembre.
De aprobarse, ubicaría a Chile en las antípodas de Estados Unidos, que acaba de revocar el derecho federal al aborto, al inscribir explícitamente la mención “interrupción voluntaria del embarazo” en su norma constitucional sobre derechos sexuales y reproductivos.
Es una discusión que todavía divide aguas en el país, pero lejos de los tiempos en que la Iglesia Católica imponía su veto, una encuesta de Ipsos de septiembre del año pasado mostró que el 73% de los chilenos está a favor del derecho al aborto en general y el 41% considera que debería ser completamente libre.
En la Convención Constituyente, de 154 miembros y con paridad de género, algunas mujeres se preguntaban si era oportuno incluir “los derechos sexuales y reproductivos con la mención expresa a la interrupción voluntaria del embarazo”.
Pero fue el influyente movimiento feminista el que consiguió 15 mil firmas para presentar la primera iniciativa popular de norma referida al derecho al aborto.
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Se presentó “sin ningún eufemismo”, demostrando uno de “los rasgos más relevantes de este proceso y más inédito también, que es que se da en un contexto en que las nuevas generaciones de mujeres y de niñas están creciendo al calor del feminismo”, comentó a la AFP Alondra Carrillo, constituyente impulsora de esta normativa.
“El avance histórico del movimiento feminista nos ha permitido decir que sí es necesario decir las cosas, que sí es necesario llamarlas por su nombre y que sí cambia la historia de nuestro país, la historia de las niñas de nuestro país. En función de esa reflexión, es que tomamos la decisión de incluirlo”, defiende Carrillo, psicóloga de 30 años y parte de la reconocida organización feminista 8M.
La propuesta de ley
El artículo 16 de la Constitución propuesta para reemplazar la actual, legada por la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990), afirma que el Estado garantizará el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos sin discriminación.
Será “con enfoque de género, inclusión y pertinencia cultural, así como el acceso a la información, educación, salud, y a los servicios y prestaciones requeridos para ello, asegurando a todas las mujeres y personas con capacidad de gestar las condiciones para un embarazo, una interrupción voluntaria del embarazo, parto y maternidad voluntarios y protegidos”.
La norma no establece un plazo, lo que llevó a la campaña por el Rechazo a la nueva Constitución a afirmar que permitirá “el aborto libre hasta los 9 meses”.
Pero “es completamente falso que hayamos aprobado el aborto ‘sin límite de tiempo’ o ‘hasta el día antes de nacer’, dijo a AFP Factual Janise Meneses, constituyente y coordinadora de la comisión de Derechos Fundamentales. “El plazo no se menciona, porque no es materia constitucional. La ley debe precisar hasta cuándo es posible hacer ejercicio de este derecho”, agregó.
En 1990, tras el fin de la dictadura, Chile era un país muy retrasado en derechos civiles: criminalizó las relaciones homosexuales “entre varones” hasta 1999, aprobó el divorcio en 2004 y grupos ultraconservadores como el Opus Dei tenían una fuerte influencia en la inmensa población católica.
Cuando en 2017 ya se hacía sentir el descrédito en las instituciones y la Iglesia lucía debilitada tras escándalos de pedofilia, Chile aprobó la despenalización del aborto bajo tres causales: peligro de vida de la madre, malformación fetal y violación.
Pero la explosión de ira que se vivió desde octubre de 2019, cuando fueron multitudinarios los reclamos por una sociedad más equitativa, trajo consigo también una actualización en la reivindicación de los derechos sexuales y reproductivos.
El matrimonio homosexual se aprobó en 2021 y los chilenos dieron una amplia mayoría al joven presidente de izquierda, Gabriel Boric, quien durante su campaña dijo claramente estar a favor de la interrupción voluntaria del embarazo, contra la opinión de su rival de extrema derecha.
Si se aprueba la Constitución en septiembre, Chile sería uno de los primeros países del mundo en incluir el aborto en la Constitución, a la par de Francia, donde el partido en el poder, apoyado por el gobierno, busca presentar en breve un proyecto de ley en ese sentido.
Pero el reciente fallo de la Corte Suprema de Estados Unidos alentó a los movimientos antiabortistas chilenos, explicó a la AFP Bernardita Silva, presidenta de la fundación Chile Siempre.
“No se debe aprobar una Constitución que establezca el derecho al aborto”, estimó Silva, al calificar como “una noticia muy esperanzadora” la decisión del país norteamericano.