La última víctima de este italiano que ronda los cuarenta, que dice ser profesor de literatura en Roma, había sido la autora de la saga de Harry Potter, pero este 11 de julio de 2022 hizo creer a muchos que el papa emérito Benedicto XVI había fallecido. Este hecho fue reportado por decenas de medios en México sin verificar la cuenta del supuesto presidente de la Conferencia Episcopal Alemana Georg Bätzing, bajo el usuario @BischofBatzing.
Y es que la noticia que corrió como la pólvora en cuentas de redes sociales y hasta en canales de noticias mexicanos nunca fue publicada por medios italianos como la televisión pública RAI o diarios como El Corriere della Sera, La Stampa o la filial de Publimetro en Italia Metro News. Pero no solo esto, tampoco periodistas con fuentes vaticanas como Valentina Alazraki se atrevió a dar por confirmada este bulo o fake news.
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Tommasso Debenedetti, según publicó Publimetro Perú, creó la semana pasada una falsa cuenta de Twitter utilizando el nombre del maestro del espionaje John Le Carré. “Cuando vi que la seguían 2 mil 500 personas, incluidos periodistas de grandes títulos ingleses, estadounidenses o alemanes, decidí hacer que John Le Carré dijera que JK Rowling había muerto en un accidente”, explicó a la AFP.
Según Debenedetti, el mensaje fue reenviado centenares de veces y una televisión chilena se hizo eco de la falsa noticia.
Para el italiano, el objetivo de la maniobra es “mostrar que Twitter se convirtió en una agencia de prensa… y la menos fiable del mundo”, explica.
“Desgraciadamente, el periodismo funciona sobre la velocidad. Una falsa información se difunde exponencialmente y cuando por ejemplo un periodista del New York Times reenvía un mensaje de Twitter, le da una credibilidad incluso aunque no la publique. Al final de cuentas, todo el mundo olvida la fuente original”, argumenta.
Para Tommasso Debenedetti la falsa muerte de la escritora no se trató de un ensayo. Con sus mensajes de 140 caracteres, decenas de personalidades “murieron prematuramente”, según la expresión de Mark Twain, ya que, dice, “tuitear funciona muy bien con la muerte”.
Debenedetti se ufana de haber obligado al portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi, a desmentir la muerte del Papa luego de un mensaje en Twitter atribuido al cardenal Tarcisio Bertone, número dos de la Santa Sede. O también de haber hecho que los precios del petróleo se disparasen tras anunciar la muerte del presidente sirio Bashar al Asad, o incluso de haber provocado la actualización de la página Wikipedia dedicada a Gorbatchov con la fecha de su fallecimiento.
¿Estos “juegos”, estas “bromas” como las llama, no provocan un serio perjuicio a las víctimas? “Sólo lo hago con personalidades de primer orden, que tienen todos los medios necesarios para desmentir rápido. Nunca anunciaría la muerte de un escritor de segundo orden o la de mi vecina”, se defiende.
Y además, Debenedetti afirma que siempre se saca la careta y que desmiente la falsa información dentro de la hora que sigue al primer mensaje. “No quiero que vaya más allá de la burbuja mediática. No soy un estafador”, insiste aunque tenga en su haber varias falsas páginas “Facebook” con nombres como Umberto Eco o Mario Vargas Llosa, a quien le atribuyó declaraciones inverosímiles.
“Quiero demostrar la fragilidad de los medios sociales, en donde cualquiera puede ser cualquiera. Es un peligro enorme que quiero denunciar”, insistió invitando a los periodistas a ser “más prudentes, a proceder a todas las verificaciones necesarias, sobre todo en los pequeños medios, las pequeñas radios o las páginas de internet que caen fácilmente en la trampa”.
¿Verificar la información? Debenedetti sabe de lo que habla. Nieto de un crítico literario conocido en Italia, Tommasso Debenedetti es el autor de varias entrevistas de escritores célebres (70 dice) publicadas en pequeños diarios italianos como La Nazione, Libero…, todas inventadas.
Fue sólo cuando periodistas estadounidenses interrogaron a Philip Roth sobre sus (falsas) declaraciones anti Obama que Debenedetti reconoció el fraude.