¿Qué le quita el sueño? Admite que gobernar esta megalópolis no es fácil y que hay muchas situaciones que le quitan el sueño. Sin embargo, a pesar de los ataques de la oposición en la mitad de las alcaldías, ve estabilidad en las instituciones
La aprobación de Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la Ciudad de México, sigue en aumento en los sondeos de popularidad, y es que gobernar una de las metrópolis más pobladas del mundo no es tarea fácil.
Durante años la percepción sobre la Ciudad de México en el exterior iba acompañada de robos, secuestros y delincuencia; hoy las cosas han cambiado y se ha convertido en una urbe de referencia internacional, tanto así que miles de extranjeros se han mudado a sus colonias, en especial desde que las empresas permiten el teletrabajo a sus empleados, como consecuencia de la pandemia.
Para repasar lo que han sido sus primeros cuatro años en la Jefatura de Gobierno y sobre sus aspiraciones políticas, Sheinbaum Pardo recibió a Publimetro en el Salón Cabildos del Antiguo Palacio del Ayuntamiento, bajo los retratos de Miguel Hidalgo, José María Morelos y Pavón, Vicente Guerrero y junto a un busto del Benemérito de las Américas, Benito Juárez.
Tanto las cifras en percepción de inseguridad como los datos de homicidios dolosos o robos a autos y casas han ido a la baja en estos 4 años. ¿En qué ha basado su estrategia para obtener resultados?
—Hemos hecho una estrategia de seguridad “Ciudad segura”, que consiste en cuatro ejes: atención a las causas, más y mejores policías, inteligencia e investigación y coordinación. La atención a las causas es indispensable, uno no puede combatir al crimen pensando que se hace solo con policías y fiscalías, hay que atender a los jóvenes. Mucha de la base social que alimenta a los grupos delictivos son jóvenes que por alguna razón se desintegró su familia, no son solo cuestiones económicas.
Casa por casa sacamos a los jóvenes a realizar actividades deportivas, culturales y así hemos conseguido que cerca de mil 500 jóvenes no hayan caído en las garras de la delincuencia. También hemos creado dos universidades: Rosario Castellanos y la de la Salud. En el último año de la anterior gestión se había deteriorado el cuerpo de seguridad. Hoy tenemos un gran secretario de Seguridad, un hombre valiente, conocedor y profesional, pero además subimos casi un 50% el salario a los policías —con aumentos de 9% anual—, y aumentamos el número de agentes y patrullas en las calles.
Cambiamos el modelo policial, ahora para ser jefe de sector hay que pasar un examen, ya no vale ponerse de acuerdo con su jefe. Además, creamos una ley para que la policía preventiva pueda hacer labores investigativas, así nos complementamos con la Fiscalía y nos coordinamos con el gobierno federal. Con la suma de esto, los homicidios dolosos se han reducido 63% en la ciudad y el resto de delitos también han decrecido.
Aun así continúan produciéndose delitos. ¿Qué sería más urgente atajar?
— No bajar la guardia en las investigaciones y las detenciones. En particular en robo a pasajeros de transporte público que se ha estancado, a pesar de que ha bajado bastante.
Más allá de un problema de seguridad y de salud, el consumo de drogas aumenta. ¿El comercio de fentanilo ya es preocupante?
— Claro que sí. Justo este programa “Barrio adentro” busca dar alternativas deportivas, culturales o educativas, y lo complementamos con programas contra las adicciones para dar solución.
Una imagen vale más que mil palabras. Su primera acción fue retirar el blindaje de su oficina. ¿Se ha arrepentido o ha dudado de hacerlo?
— No. Es parte del camino. Para nosotros, un gobernante no puede estar alejado de la ciudadanía. Jamás. Pierdes el piso, pierdes la visión y qué cosa te separa más de los ciudadanos que una zona blindada. No es que tengas miedo de algo. No tengo miedo.
Las mujeres, más allá de los movimientos, es uno de los sectores que más ha externalizado el hartazgo y esta ciudad ha sido testigo de marchas y acciones de repulsa y también de vandalismo. ¿Cuál es su perspectiva ante los feminicidios, las protestas y la violencia doméstica?
— Hay de todo, pero lo cierto es que las mujeres, no solo en México, han dicho ‘basta a la violencia contra la mujer’. Es un movimiento social y nosotros estamos de acuerdo, como muchos hombres y mujeres que trabajan para que no haya este tipo de violencia. En general, en nuestro país lo más preocupante es la violencia intrafamiliar. Lo más grave es que en los feminicidios, normalmente es la pareja, la expareja, el amigo, el primo… y eso es terrible, porque el feminicidio es el límite de la discriminación, porque a una mujer la matan por el hecho de ser mujer. Eso es terrible que suceda.
Por eso decretamos una alerta —de género—, pero también instalamos botones de pánico, iluminamos las calles, senderos seguros, hasta creamos un banco de ADN para tener pruebas contra los abusos sexuales. Pero lo más importante es crear conciencia y que las mujeres ocupen lugares que antes no ocupaban. Esa es la mejor muestra para acabar con la discriminación.
¿Qué dice de la CDMX haber obtenido el Récord Guinness por ser la ciudad más conectada con wifi gratuito?
— Seguimos instalando en escuelas públicas y unidades habitacionales. Está mal que solo tenga internet alguien que pueda pagar por un plan en el teléfono. Es un derecho. Tiene que haber la posibilidad de que todos tengan acceso para que no se vuelva un privilegio. Internet no solo son redes sociales o navegar para obtener información, es acceder al mundo entero.
¿Es rentable para el gobierno invertir en el transporte público?
— Sí. El 75% de las personas se mueven en el transporte público, pero más allá de la rentabilidad política, para mí, en una ciudad el transporte público son sus venas, sus arterias, pero también lo es para las vidas de las personas. Si uno hace dos horas de un lugar a otro, tiene mucho menos tiempo para dedicárselo a la familia.
Tener un buen sistema interconectado no solo tiene que ver con la movilidad, la contaminación, la salud, tiene que ver con la vida de las personas y con la posibilidad de tener tiempo libre, con la posibilidad de estudiar y compatibilizarlo con el trabajo. Por eso hemos decidido apostar al transporte público: Metro, Metrobús, tenemos los dos teleféricos más grandes del mundo, trolebuses eléctricos y tenemos una tarjeta de movilidad integrada.
Y moderniza el Metro, empezando por la Línea 1.
— El Metro de la Ciudad de México tiene 12 líneas y la más antigua tiene 53 años. Esta Línea 1 que atraviesa la ciudad de Oriente a Poniente, con hasta 600 mil pasajeros diarios. Lo único que no vamos a cambiar son los túneles, pero vamos a hacer un Metro totalmente nuevo: vías, trenes, sistemas de comunicación, etcétera. Tardamos tres años en la planeación y en ocho meses pedimos paciencia, en lo que dura esta primera fase.
¿Cuál es la clave de su gobierno?
— Una tiene que ver con el movimiento, con nuestro origen, con la identidad con el presidente de la República: “No puede haber gobierno rico con pueblo pobre” —que es una frase de Benito Juárez—. Nosotros hicimos un programa de austeridad republicana para reorientar la inversión a apoyos a la gente.
Becamos a todos los niños de preescolar, primaria y secundaria de la ciudad y destinamos inversión pública para tener transporte, agua, mejores vialidades. Pero la segunda es que tenemos que gobernar como ciudadanos. A mis compañeros siempre les digo que hay que asumir la responsabilidad de lo que quiere decir ‘gobernar’, pero que nunca se nos olvide que somos ciudadanos de a pie.
Que no se olvide nunca que, como cualquier ciudadano que sale de su casa, qué es lo que ve todos los días, desde la luminaria que no prende hasta el miedo que puede tener.
¿Es complicado gobernar una ciudad que tiene más población que muchos países?
— Es una ciudad que tiene mucha participación ciudadana y mucha protesta social como parte de su historia. Nosotros no reprimimos a nadie; de hecho, yo desaparecí el cuerpo de granaderos que reprimió al movimiento estudiantil del 68, y creamos las Ateneas, un cuerpo de atención a las mujeres.
Gobernar la ciudad al mismo tiempo que es un privilegio por la ciudadanía, lo que representa, la grandeza, su historia, al mismo tiempo es una responsabilidad grande desde la cotidianidad, hasta llevar adelante los proyectos que tenemos.
16 alcaldías, la mitad de los alcaldes de la ciudad dicen que los capitalinos están hartos del gobierno.
— No. El resultado de las elecciones del 21 tiene que ver con muchas cosas: una campaña muy fuerte en contra de lo que representamos, el accidente de la Línea 12, apenas estábamos saliendo de las olas más fuertes del Covid. Fueron distintos temas.
Últimamente ha salido de gira. ¿Cómo ve a los mexicanos?
— Creo que el país está cambiando. Con el presidente Andrés Manuel López Obrador cambió no solamente el separar el poder político del poder económico, no solamente apoyar a los más pobres, sino que la gente está contenta y eso hace una diferencia muy grande.
Por lo general, uno puede ser el hijo o el alumno favorito, pero también discrepa con sus padres o su maestro, ¿usted ha tenido diferencias con el presidente?
— Sí, sí hemos discrepado. Por ejemplo, en la mitad de la pandemia nosotros muy rápido pedimos usar el cubrebocas mientras que el gobierno federal se tardó más tiempo. Cuestiones de ese tipo y quizás otras, pero no quiero que se vuelva la nota central (risas). Evidentemente uno coincide con el proyecto central, el que uno comparte. No es cualquier presidente el que llegó. Uno tiene un origen distinto.
Yo participo en política desde los 15 años en el movimiento estudiantil, pero le dediqué muchos años a la ciencia, a la academia, mientras también participaba políticamente. Pues claro que mi origen y mis características me dan una visión, aunque coincidamos en mucho, también dista.
Si México está preparado para una mujer presidenta ya no es pregunta al ver la madurez del país. ¿Usted es consciente de que quien gane la encuesta de Morena será muy probablemente el próximo presidente?
— Estoy consciente.
¿Se atrevería a aceptar el reto?
— Sí. Más allá de un tema personal es darle continuidad con sus características a una transformación que empezó en 2018 en este país. Nosotros no gobernamos por puestos, gobernamos para la transformación de México y hacerlo un país más igualitario, tener un equipo en el que las mujeres vivan sin miedo, para que haya menos desigualdades y los jóvenes puedan superarse.
México se ha convertido en referente para Latinoamérica tras el triunfo de AMLO.
— Así es. Gana Morena en el país y a partir de ahí llegan otros triunfos en América Latina. El último ha sido Petro en Colombia, pero ya lo vimos en Chile, Argentina. Creo que es un momento histórico, muchos pensamos que no lo íbamos a ver.
Como ciudadana, ¿qué le preocupa?
— El tema más difícil es el del agua. Estamos viviendo una sequía en todo el país muy profunda. A la ciudad y al sistema Cutzamala le están llegando dos metros cúbicos menos de los que llegaban en 2018. También estamos poniendo empeño en la reactivación económica de la ciudad golpeada por la pandemia y por la crisis de suministro ahora por la guerra Ucrania-Rusia, como el resto del mundo. Pero aquí se vive mucho de la renta de oficinas y las estamos reconvirtiendo en viviendas.
¿Pero a la CDMX le ha ido bien al no cerrarse el país?
— Le ha ido bien e incluso mejor a partir de la cuarta ola, a pesar de que ahora tengamos un pequeño repunte. Aquí pasó algo muy particular: como la ciudad tiene actividades culturales como nunca al aire libre, los restaurantes salieron a las calles, muchos jóvenes de Estados Unidos y Europa han elegido trabajar a distancia desde la Ciudad de México.
Quedan dos años de gobierno. ¿Cuáles son sus retos?
—Tenemos que consolidar obras que tenemos en camino: la Línea 1 del Metro, la Línea 12, programas de agua, el Tren Interurbano. Así como la consolidación de los programas. Queremos que las becas para niños y niñas estén en la Constitución. Recuperar la vida de la ciudad.
También Chapultepec sufrirá un gran cambio
— Estamos haciendo once nodos culturales como parte de una obra muy importante, en especial en 50 hectáreas de la cuarta sección del bosque. Ahí estamos por construir un nuevo teleférico de Los Pinos a un área que es de las zonas más humildes en Santa Fe.
Entonces, ¿le gustaría ser la figura que consolide la 4T en el país?
— Sí me gustaría. Estamos a tiempo para todo, aunque ahora estamos dedicados a la ciudad. Sí, en su momento. Sería un privilegio.