Las olas de calor tienen un enorme impacto en nuestra salud física y mental. Los médicos suelen temerlas, ya que las salas de urgencias se llenan rápidamente de pacientes que sufren deshidratación, delirios y desmayos. Al respecto, estudios recientes sugieren que existe un aumento de al menos un 10% en las visitas a las salas de urgencias de los hospitales en los días en que las temperaturas alcanzan o superan el 5% del rango de temperatura normal para un lugar determinado.
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Sin embargo, existen consecuencias que han tenido menos difusión. Para Laurence Wainwright, profesor de la Escuela de Geografía y Medio Ambiente y del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Oxford, “el aumento de las temperaturas también puede agravar los síntomas de las personas con problemas de salud mental”.
“Las olas de calor, así como otros fenómenos meteorológicos como las inundaciones y los incendios, se han relacionado con un aumento de los síntomas depresivos en las personas con depresión, y con un aumento de los síntomas de ansiedad en las personas con trastorno de ansiedad generalizada”, explica Wainwright. “También existe una relación entre las altas temperaturas diarias y el suicidio y los intentos de suicidio. Y, a grandes rasgos, por cada 1℃ de aumento de la temperatura media mensual, las muertes relacionadas con la salud mental aumentan un 2.2%. Los picos de humedad relativa también provocan un mayor número de suicidios”, añade el especialista en un artículo publicado en el sitio The Conversation.
Otros problemas se plantean por el hecho de que la eficacia de importantes fármacos utilizados para tratar enfermedades psiquiátricas puede verse reducida por los efectos del calor. “Sabemos que muchos fármacos aumentan el riesgo de muerte relacionada con el calor, por ejemplo, los antipsicóticos, que pueden suprimir la sed y provocar la deshidratación de las personas. Algunos fármacos actúan de forma diferente en función de la temperatura corporal y del grado de deshidratación de la persona, como el litio, un estabilizador del estado de ánimo muy potente y ampliamente utilizado, que se prescribe con frecuencia a las personas con trastorno bipolar”, añade el especialista.
A pesar de la gravedad de los problemas que causan las olas de calor a las personas con problemas de salud mental, hay motivos para ser cautelosamente optimistas. Las olas de calor, por muy perturbadoras que sean, nos brindan una oportunidad única para estudiar los trastornos mentales de una manera novedosa y, al hacerlo, ofrecen una oportunidad para identificar nuevos métodos de tratamiento y gestión y comprender mejor cómo funcionan los medicamentos. Las olas de calor también nos recuerdan de forma muy tangible que lo mejor que podemos hacer para ayudarnos a nosotros mismos, y a las generaciones futuras, a gestionar los impactos sanitarios de las olas de calor, es actuar sobre el cambio climático
— Laurence Wainwright, Universidad de Oxford
El calor también puede afectar a la salud mental y a la capacidad de pensar y razonar de las personas que no padecen un trastorno mental. Las investigaciones demuestran que las áreas del cerebro responsables de enmarcar y resolver tareas cognitivas complejas se ven afectadas por el estrés térmico.
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“Todavía hay muchas cosas que no entendemos sobre la compleja interacción y los circuitos de retroalimentación entre el cambio climático y la salud mental, especialmente los efectos de las olas de calor”, comenta Wainwright. “Pero lo que sí sabemos es que estamos jugando un juego peligroso con nosotros mismos y con el planeta. Las olas de calor, y los efectos que tienen en nuestra salud mental, son un importante recordatorio de que lo mejor que podemos hacer para ayudarnos a nosotros mismos y a las generaciones futuras es actuar frente al cambio climático”, concluye.
3 PREGUNTAS CON
Laurence Wainwright, profesor de la Escuela de Geografía y Medio Ambiente y del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Oxford
¿En qué medida ha progresado la investigación sobre la relación entre las olas de calor y la salud mental y cuáles son las principales áreas de mejora?
Aunque en los últimos años hemos avanzado mucho en la comprensión de la compleja relación entre los fenómenos meteorológicos graves -especialmente las olas de calor- y los trastornos de salud mental, aún nos queda mucho por aprender.
Ahora está muy claro que las olas de calor tienen un impacto significativo en las condiciones de salud mental. Sin embargo, aún nos queda mucho por aprender en cuanto a la magnitud de este impacto, la interacción entre los factores biológicos, psicosociales y ambientales, y cómo podemos apoyar mejor a las personas con enfermedades mentales durante las olas de calor. Además, queda mucho por descubrir en cuanto a cómo los diversos medicamentos utilizados para tratar y gestionar las enfermedades mentales se ven afectados por el calor, y lo que esto significa en términos de impacto para la eficacia de la medicación, y los efectos secundarios que causa.
¿Cómo puede una mejor comprensión de la investigación sobre la relación entre las olas de calor y los problemas de salud mental contribuir a generar mejores políticas públicas para abordar ambos problemas?
Para abordar los retos interrelacionados de las olas de calor y la salud mental -y la problemática interacción entre ambos- será necesario un enfoque polifacético que reúna a una serie de partes interesadas e instituciones diferentes, como investigadores, profesionales de la medicina, sistemas sanitarios públicos y privados, y el público. A medida que aprendemos más sobre el impacto de las olas de calor en la salud mental, la política sanitaria debe ser reorientada para incorporar esta mejor comprensión; y los enfoques proactivos, basados en la evidencia, deben ser implementados en los sistemas de salud públicos y privados por igual.
Diversas estimaciones nos indican que en el futuro seguiremos sufriendo globalmente las altas temperaturas. ¿Cómo podemos prepararnos para detectar y abordar los problemas de salud mental que esto provocará?
Esta es una pregunta muy importante, y los investigadores de todo el mundo se esfuerzan por responderla. En cuanto a la detección y el diagnóstico de los problemas de salud mental, los sistemas sanitarios de todo el mundo deben ser proactivos en lugar de reactivos ante los problemas que está causando el calentamiento del planeta. Esto significa educar al público sobre los impactos del calor en la salud mental; trabajar para reducir el estigma asociado a las condiciones psiquiátricas y animar a la gente a pedir ayuda; y, aumentar la financiación de la investigación sobre el tema y la aplicación de políticas públicas basadas en la evidencia de esta investigación.
Abordar el cambio climático y conseguir que el mundo alcance las emisiones netas cero requerirá un nivel de cooperación y buena voluntad sin precedentes entre los Estados, las organizaciones y los individuos. Aunque se han hecho progresos, todavía tenemos un largo camino por delante.
Todavía existe un importante estigma en torno a los problemas de salud mental. Este estigma puede obstaculizar.
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