Toallas, nuevo indicador de intención de voto en Brasil

RÍO DE JANEIRO (AP) — En respuesta a los señalamientos de los simpatizantes del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, que dicen que no se puede confiar en las encuestas que indican que el mandatario perderá las elecciones de fin de año, ha surgido un peculiar sustituto para conocer la intención de los electores: la venta de toallas.

Aprovechando el escepticismo hacia las encuestas rumbo a las elecciones programadas para octubre, algunos vendedores ambulantes han comenzado a utilizar tableros para llevar un conteo de las ventas de toallas que tienen imágenes de Bolsonaro y de su rival, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores, de filiación izquierdista.

Los tableros se han convertido en una sensación en las redes sociales en los últimos días. La tendencia se denomina DataToalha, un juego de palabras que alude a la encuestadora más importante del país, Datafolha. La palabra “toalha” significa toalla en portugués.

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El miércoles, en un puesto del centro de Río de Janeiro, Lula llevaba la delantera por 43 a 5. El vendedor José Lucas da Silva, de 28 años, dijo que las ventas se han disparado y que su marcador atrae multitudes y comentarios de los transeúntes.

“Es una broma, ¡una broma que está funcionando!”, comentó. “¡Quien quiera participar sólo necesita comprar!”

Si esas ventas fueran un indicador sólido de la intención del votante, mostrarían un margen de victoria aún más amplio para Lula del que ofrecen las encuestas de Datafolha. Su encuesta más reciente, realizada en junio, muestra al expresidente con casi el 50% de las preferencias, frente al 28% de Bolsonaro. La encuesta de dos días de duración, realizada a 2.556 personas, tenía un margen de error de 2 puntos porcentuales.

Los analistas políticos han dicho que esa brecha se reducirá a medida que la inflación se desacelere y el gobierno comience a desembolsar los pagos de asistencia social recientemente aprobados.


Bolsonaro, de extracción derechista, ha puesto en duda la fiabilidad de las encuestas. El año pasado se burló de una encuesta de Datafolha que indicaba que Lula obtendría casi el 60% de los votos en una segunda vuelta contra él.

Sus simpatizantes opinan lo mismo. Según una investigación realizada en mayo por la Universidad Federal de Río de Janeiro y Novelo Data, los grupos que apoyan la reelección de Bolsonaro han difundido noticias engañosas en WhatsApp, Telegram y YouTube, buscando empañar la reputación de las instituciones encuestadoras. Los investigadores monitorearon más de 2.000 grupos de redes sociales durante varios meses.

En la convención que hizo oficial la candidatura de Bolsonaro el domingo, sus partidarios, entre ellos Elizabeth da Costa Maia, destacaron que Datafolha había proyectado que Bolsonaro perdería las elecciones de 2018, uno de los argumentos más comunes compartidos en los grupos de redes sociales a favor de Bolsonaro.

“No tomo en cuenta esas encuestas, especialmente por el último resultado”, dijo Da Costa Maia, de 58 años.

La encuesta de Datafolha un mes antes de la segunda vuelta indicaba efectivamente una derrota de Bolsonaro, pero su encuesta justo antes de esa votación coincidió con el resultado final.

Los partidarios de Bolsonaro señalaron que una forma más precisa de medir el próximo resultado es observar las multitudes que inundan los mítines de Bolsonaro, a las que se refieren como DataPovo, o DataPueblo. Esta participación entusiasta, dijeron, contrasta con el apoyo menos visible para Lula.


“La mejor encuesta está en la calle, en la gente. Lula ni siquiera puede poner un pie en la calle”, dijo Júlia Rodrigues, una estudiante de 24 años, en la convención. “Bolsonaro está muy cerca del pueblo y nos identificamos con él”.

El término “DataToalha” fue acuñado por otra estudiante universitaria, Harumy Sato, cuyas entrevistas a tres vendedores de toallas en Río se hicieron virales en las redes sociales en todo el país el 23 de julio. Lula compartió su video, y los vendedores empezaron a colgar pizarras en sus puestos para contabilizar las ventas.

El video tuvo más repercusión que todo lo producido hasta ahora en la clase de innovación periodística de Sato, para su sorpresa.

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“Cuando publicaba reportajes más serios, no tenían tanta repercusión”, dijo Sato vía telefónica. “Se supone que debía ser divertido, poco serio, ¡y no tan grande como esto!”

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El productor Diarlei Rodrigues en Río de Janeiro contribuyó a este despacho.

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