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La evolución del feminismo, un movimiento sociopolítico contra la violencia de género

Desde mediados del siglo XVIII las mujeres alzaron la voz para luchar contra la violencia de género; la lucha se ha transformado a través del tiempo

Lied Miguel habla de feminismo en México Foto: Especial

Desde mediados del siglo XVIII, las mujeres decidieron alzar la voz para luchar contra las injusticias de su realidad. A lo largo de la historia del feminismo, las mujeres han expresado la lucha contra la violencia de género de distintas formas.

El feminismo es un movimiento social y político, ya que define la idea del respeto por razones de género, exigiendo las mismas libertades, derechos y obligaciones que los hombres. La lucha feminista se divide en cuatro etapas a las que se les llama ‘olas’: Ilustración, Sufragismo, Liberación sexual y Sororidad.

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Las Olas feministas

  • Primera ola: Ilustración

Surgimiento: mediados del siglo XVIII (1789-1848)

Razón de lucha: mayor protección de los intereses personales y económicos de las mujeres. Igualitarismo entre los sexos, la independencia económica y la necesidad de la participación política y representación parlamentaria

Recomendación: “Vindicación de los derechos de la mujer” de Mary Wollstonecraft, “The woman as good as the man, or, the equality of both sexes” de Poullain de Barre y “Escritos políticos y literarios” de Olympe de Gouges.

  • Segunda ola: Sufragismo

Surgimiento: del siglo XIX hasta la década de los cincuenta del siglo XX (1848-1960)

Razón de lucha: El voto femenino universal. Libre acceso a los estudios superiores y a todas las profesiones, los derechos civiles, compartir la patria potestad de los hijos y de administrar sus propios bienes. El acceso a la educación superior, critican la obligatoriedad del matrimonio y comienzan a liberarse en su aspecto físico.

Recomendación: “El color púrpura” de Alice Walker, “Declaración de sentimientos” de Elizabeth Cady Stanton y la película de “Las sufragistas” (para comprender la lucha de la época).

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  • Tercera ola: Liberación sexual

Surgimiento: década del sesenta y finalizó en los 80; sin embargo, otras personas afirman que sigue vigente. (1960-1990)

Razón de Lucha: las políticas públicas que reivindican a la mujer hasta el fin del patriarcado. Aparece el feminismo radical, Ecofeminismo, feminismo institucional, feminismo de la diferencia y posfeminismo. No se trata solo de ganar el espacio público (igualdad en el trabajo, la educación o los derechos civiles y políticos), sino que es necesario transformar el espacio privado

Recomendación: “La mística de la feminidad” de Betty Friedan, “El segundo sexo” de Simón de Beauvoir.

  • Cuarta ola: Sororidad

Surgimiento: El siglo XXI y es la que vivimos en la actualidad (1990 a la actualidad)

Razón de lucha: el fin de los privilegios de género establecidos históricamente hacia el hombre. Además, repudia la violencia de género establecida en todos los ámbitos de la vida, así como repudia la violencia sexual y el acoso. En cuestión de derechos, la lucha por el derecho a la interrupción legal del embarazo aparece aquí como otro punto clave.

También aparece con mucha fuerza el discurso antiestereotipos: nace el feminismo descolonial (contra el predominio de la raza blanca como modelo de éxito social), el feminismo gordo (contra la delgadez impuesta por el mundo de la moda) y hay una mayor unión con el movimiento LGTB, queer y de liberación sexual. Se dio el Primer Paro Internacional de Mujeres, el 8 de marzo de 2017. Y se suscito el movimiento basado en la denuncia Me Too.

Recomendación: “Miradas feministas sobre las mexicanas del siglo XX” de Marta Lamas y “Las mujeres que luchan se encuentran” de Catalina Ruíz.

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Publimetro conversó con Lied Miguel, feminista y activista ciudadana en la Alcaldía de Tlalpan, quien resuelve algunas cuestiones que surgen al pensar en la historia del feminismo y en dónde se ubica la lucha por la erradicación de la violencia de género en 2022.

¿En dónde inicia la violencia de género?

La violencia inicia en las conductas desde la familia, no hay otra. Es el primer contacto que tiene el ser humano y hay mucha gente que no sabe que vive violencia, en especial mujeres y niñas porque esta sociedad no atiende a este sector de la población y se ha normalizado la violencia que se ve y la que no se ve también. Desde el famoso ‘chanclazo’, el ‘te voy a dar razones para que llores de verdad’ o ‘mira fulano lo hizo mejor que tú'.

¿Qué responder a alguien que dice que es una ‘exageración’ la lucha feminista?

Lo que te choca te checa. El alisar la violencia habla de que lo que ves distinto. Entonces si es exageración, es una mentira, es ficción. Por lo tanto, toda la violencia también es una exageración. Si toda violencia es una exageración y todo es violencia, pues entonces no hay ausencia. Se tendría que cuestionar, porque no se puede generalizar cuando las cifras de feminicidios hablan. La violencia familiar está al tope.

¿Qué decirle a una mujer se da cuenta de que está siendo violentada?

Que confíe en su sentido y si hay algo que no le guste o que vea anormal, no está bien. Nosotros como seres humanos lo identificamos, aunque no seas feminista, lo identificas. Todas esas señales que nos envían nuestros sentidos indican que algo no está bien. Y segundo, que no te calles, que busque ayuda de alguna forma. Que exprese lo que siente y no importa que no conozca a una feminista, aunque en la actualidad, podría asegurar que siempre hay una feminista cerca.

Expresar las vivencias ayuda y aunque no sea una amiga feminista, externarlo con más mujeres para que estén enteradas de que algo no está bien en tu círculo. Hay infinidad de hombres, sin generalizar, pero hay ciertos hombres que aparte de ser machistas son manipuladores, son narcisistas patológicos. Las mujeres vivimos cosas que ellos no pueden comprender, por esa razón hablarlo con mujeres es el primer paso.

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¿Existen hombres completamente reformados, aquellos que se jactan de ser parte de ‘nuevas masculinidades’?

No. Yo no he conocido hombres que incluso se llegan a apropiar de nuestro discurso y en la práctica, siguen ejerciendo violencia de género. Se apropian de los conocimientos para repetirlos a su modo, tienden a camuflarse entre nosotras. El machismo se está adaptando y al hacerlo, se roba nuestras prácticas, nuestras teorías, los discursos feministas para pasar como deconstruidos.

Si yo, después de 30 años como feminista, puedo decir que todos los días me encuentro con cosas que yo no veía en mi conducta y analizo y reflexiono y tengo contradicciones. Imagínate ellos, ¿en uno o dos se dicen deconstruidos? No, se adaptan a nosotras para seguir usando los discursos feministas y las herramientas que nosotras hemos estudiado para seguirlas ejerciendo en nuestra contra. Repiten conductas, la acción pesa más que los discursos aprendidos.

¿Cómo criar a un hijo hombre siendo una mujer feminista?

Cuando una mujer feminista tiene hijos hombres, eh, hijos, tiene que educarlos con perspectiva feminista. Si van a tener influencia de afuera, pero según la ciencia los primeros siete años son fundamentales para que formen un criterio, lo que hagas después de poco sirve. Esos siete años, se le tendrá que enseñar la libertad de ejercer la libertad.

Muchas personas dicen que le dan mucha libertad a sus hijos, o se las das o no les das. Que aprendan el poder que tiene una decisión, el respeto a mujeres, lograr romper los estereotipos y acompañarlos como guías. Sean mujeres u hombres, la crianza tiene que acompañarse de perspectiva de género, principalmente con los hombres.

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¿Cómo lidiar con una familia con conductas machistas?

Poner límite tras límite se va rompiendo poquito a poquito y lo van entendiendo. Al principio cuesta trabajo, pero no tienes que pelear con la mitad de la humanidad, que son los hombres. Finalmente, somos una sociedad constituida por hombres y mujeres independientemente de de la identidad de género.

Para el sistema es mejor tenernos separados y odiándonos, lo que hay que hacer es entender los nuestros procesos convivir en una sociedad donde hay hombres, mujeres y de todo. Ser una sociedad fuerte para combatir un sistema también patriarcal y capitalista. Los procesos son largos y difíciles.

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¿El movimiento LGBT+ es contrario a la lucha feminista?

El ver a la comunidad LGBT+ como contraria al feminismo es parte del separatismo y tiene que ver en función del sistema capitalista y patriarcal. Somos nosotras las enemigas y responsables de lo que nos suceda como mujeres y entramos en una discusión eterna entre nosotras, viendo quién puede ser feminista y si puedes o no serlo siendo de la comunidad LGBT+, sin ver la parte que le toca al Gobierno, lo que no está haciendo.

Deberíamos de unirnos sin importar si soy lesbiana, bisexual, pansexual o cualquier definición que exista. Si me asumo como mujer puedo contribuir a la lucha, claro que sí. Respeto mucho a mis hermanas de la comunidad y siempre las he asumido su lucha como propia porque viven un odio impresionante.

Los hombres que decidieron ser mujeres, viven violencia por haberse convertido en mujer. Todo lo que se acerca a ser mujer en este sistema es lo peor sin importar si lo eres de nacimiento o no, sin entender que el enemigo no somos nosotros, es el Estado y el sistema opresor.

¿Qué cambios observasen la lucha feminista desde que iniciaste con tu activismo?

Esta nueva ola de feminismo viene con el ímpetu y la emoción, pero también tiene que haber un quiebre para entender que no puedes vivir aislada, ni hacer un país de puras mujeres. Llevo 30 años como feminista y durante muchos años nos preguntábamos a qué hora llegaban los relevos porque es cansado, es pesado. Y pues llegaron, pero llegaron tirando todo.

Este tipo de procesos tienden a interrumpir muy fuerte y luego de unos diez años se comenzará a unificar la lucha. Ahorita apenas explotó como palomita de maíz este y hay un montón de vertientes, todo mundo se pelea por visiones diferentes, pero llegará un momento a largo plazo en donde exista un objetivo común.

Las mujeres jóvenes tienen que llevar un proceso de conocimiento de lo que otras mujeres han dejado, por lo que nosotras ya pasamos. En algún momento ellas tendrían que llegar a sus propias conclusiones, no iguales, sino semejantes y entonces, se podrá unificar la lucha. Si ahorita tienen que pintar paredes, que pinten paredes.

Antes había muchas mujeres feministas grandes, entonces, la diferencia de edades impedía que te acercaras a preguntarle directamente algo o platicar sobre algún tema de interés. El decir que eras feminista, era como si fueras delincuente, todo el mundo te volteaba a ver feo y si podían dejarte de hablar, mejor. Entonces preferías asumirte quizás anarquista, era más fácil.

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Así te movías más fácilmente en los grupos porque hablaban de amor libertario y cosas que como feminista empezabas a identificar como ‘amor propio’. El feminismo era poco visible, muy sectario porque eran poquitas, era muy complicada la comunicación. No era como ahorita con el Whatsapp para comunicarte con por ejemplo con una Marcela Lagardera, imposible.

Ayudó mucho la globalización comunicativa y de inmediatez, la última marcha que hicimos del 8 de marzo en donde aún no había esta masividad, pues fue con las madres de Ayotzinapa en el Monumento a la Madre. Estábamos muy felices porque habíamos logrado congregar a unas mil mujeres y para el siguiente, éramos un mar.

A partir de Ayotzinapa se aceleró el proceso de digitalización, fue impresionante, dejamos de usar los mensajes de texto para pasar a las aplicaciones como Whatsapp, Facebook, Messenger. Esto permitió que la mayoría de las mujeres tuvieran acceso a un montón de información por PDF e internet. Antes de eso no existía así, compartíamos información por USB.

Y empezó el cuestionamiento de las mujeres entre nosotras, empezamos a hablar, la visibilización de los feminicidios, las desapariciones con mayor. Nos citábamos por ejemplo en el Monumento a la Revolución porque se habían enterado de algo y comenzamos a agruparnos y contrastar ideas.

En ‘La Gozadera’ y otros espacios se empezaron a llenar para discutir en reuniones feministas, incluso había espacios para mujeres de la comunidad lésbico. Sí, pero no espacios de reunión donde se pudiera practicar e intercambiar.

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¿Cómo visualizas el futuro del movimiento feminista?

Las feministas que se integran a la lucha cada vez son más jóvenes, antes éramos de entre 23 y 28 las más chicas, ahora estamos hablando de niñas de 13 años. Va surgiendo información a la que ya tienen acceso niñas de entre 10 y 13 años y se van incorporando y hace al movimiento más grande, diverso y fuerte.

Me preocupa si hay separatistas, que tendrían que estabilizarse y unificarse. La diversidad del feminismo en la actualidad impresionante porque cada generación tiene concepciones diferentes del feminismo y todo se tiene que respetar e intentar caminar en las coincidencias, no agredirnos o descalificarnos. Dejar esas diferencias para discutirlas más adelante y llegar a una estabilización del movimiento.

Tenemos que entender en dónde está nuestra lucha completa y unificar feminismos y llegar a un fin único. Esto va a suceder, pero es a largo plazo porque se van incorporando más niñas y jóvenes entran con otras ideas, otra visión. Es un proceso de todas.

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