“Para ser honesta, realmente no esperábamos que fuera tan bueno”, comentó la astrónoma Imke de Pater, quien dirigió las operaciones, como parte de una colaboración internacional para el programa Early Release Science de Webb.
Las fotografías difundidas permiten ver que las auroras se extienden a grandes altitudes sobre los polos norte y sur de Júpiter. Estas imágenes proceden de la cámara de infrarrojo cercano (NIRcam), que tiene tres filtros infrarrojos. “Es realmente notable que podamos ver detalles de Júpiter junto con sus anillos, pequeños satélites e incluso galaxias en una sola imagen”, añade.
“Dado que la luz infrarroja es invisible para el ojo humano, la luz se ha mapeado en el espectro visible”, aclaró la NASA. Generalmente, las longitudes de onda más largas aparecen más rojas y las longitudes de onda más cortas se muestran más azules.
El telescopio James Webb identificó a Júpiter con sus tenues anillos, que son un millón de veces más tenues que el planeta, y dos pequeñas lunas llamadas Amaltea y Adrastea.
Asimismo, las imágenes permitieron ver la ‘Gran Mancha Roja’, reveló Imke de Pater, quien explicó que se trata de una tormenta tan grande “que podría tragarse la Tierra”, y que en esta ocasión aparece blanca porque refleja mucha luz solar.
“El brillo aquí indica una gran altitud, por lo que la Gran Mancha Roja tiene brumas de gran altitud, al igual que la región ecuatorial”, detalló Heidi Hammel, científica interdisciplinaria de Webb para observaciones del sistema solar y vicepresidenta científica de AURA.
“Las numerosas ‘manchas’ y ‘rayas’ de color blanco brillante son probablemente cimas de nubes a gran altitud de tormentas convectivas condensadas. Por el contrario, las cintas oscuras al norte de la región ecuatorial tienen poca cobertura de nubes”, explicó.