China dejará de cooperar con la oficina de derechos humanos de la ONU luego de que esta dio a conocer un reporte que critica las políticas de Beijing contra los uigures y otros grupos étnicos en la región occidental de Xinjiang, anunció el viernes un importante diplomático del país.
Sin embargo, el embajador chino ante las instituciones de la ONU en Ginebra, Chen Xu, hizo una distinción, entre no trabajar con las oficinas de derechos humanos y no cooperar con el organismo mundial en general.
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Chen dijo que el reporte emitido la semana pasada —que dijo que algunas violaciones de derechos bajo las políticas antiterrorismo de China pudieran representar crímenes contra la humanidad— ofreció “una culpa infundada” de las políticas y prácticas de China.
“No podemos, por otra parte, conducir una cooperación con la oficina, al mismo tiempo que ésta emitió una evaluación así”, dijo Chen a la asociación de corresponsales ante la ONU en Ginebra.
China considera que el reporte “constituye una amenaza” y no puede “conducir a una cooperación como si no hubiera pasado nada”, afirmó.
En los últimos minutos de su último día en el cargo el 31 de agosto, la oficina de Michelle Bachelet, entonces alta comisionada de la ONU para Derechos Humanos, emitió un reporte en el que acusó a China de violar los derechos de los uigures y otros grupos étnicos mayormente musulmanes. Llamó a la comunidad mundial a dar “atención urgente” a la situación en Xinjiang.
Grupos de derechos humanos han acusado a China de llevar a un millón o más personas de los grupos minoritarios a campos de detención en los que muchos dicen fueron torturados, violados y forzados a abandonar su lenguaje y su religión.
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China ha dicho reiteradamente que esa “evaluación” fue una falsedad creada por países occidentales.
Chen dijo que China —uno de cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU— continuará trabajando con Naciones Unidas en general y llamó al organismo mundial el “corazón” de las relaciones internacionales.
El jueves, la Asamblea General de la ONU escogió al austriaco Volker Türk como sucesor de Bachelet.
