MADRID, 14 (EUROPA PRESS)
El logro del Observatorio de Ondas Gravitacionales con Interferómetro (LIGO), en Estados Unidos, confirmó de manera tangible la Teoría de la Relatividad de Einstein, que un siglo antes predijo que objetos acelerados producen distorsiones del espacio-tiempo que se propagan por todo el Universo. Estas distorsiones son las ondas gravitacionales.
La distorsión se produce porque las ondas ensanchan el objeto en una dirección y lo alargan en otra. Este es el modo en que las ondas se van propagando, viajando por todo el espacio a la velocidad de la luz.
Las ondas gravitacionales fueron detectadas el 14 de septiembre de 2015 a las 09:51 UTC por los dos detectores gemelos de LIGO, ubicados en Livingston, Louisiana, y Hanford, Washington, a miles de kilómetros de distancia entre sí, tal y como informó el observatorio en un comunicado cuando se publicó el hallazgo.
Las ondas gravitacionales transportan información sobre sus orígenes dramáticos y sobre la naturaleza de la gravedad que no se puede obtener de otra manera.
De aquella primera observación, ubicada a 1.300 millones de años luz, los físicos llegaron a la conclusión de que las ondas gravitacionales detectadas se produjeron durante la última fracción de segundo de la fusión de dos agujeros negros para producir un solo agujero negro giratorio más masivo. Esta colisión de dos agujeros negros se había predicho pero nunca se había observado.
En 2017, los científicos estadounidenses Rainer Weiss, Barry Barish y Kip Thorne ganaron el Premio Nobel de Física 2017 por su trabajo en LIGO.