Incluso si el mundo se las ingenia de alguna manera para contener el calentamiento global y cumplir con los objetivos planteados, ya sería demasiado tarde para evitar cuatro cambios irreversibles, según un nuevo estudio.
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Un equipo de científicos internacionales analizó 16 posibles cambios irreversibles --alteraciones climáticas grandes de las cuales no hay retorno-- y calculó los niveles de temperatura en los que ya sería imposible alterar esa realidad. Ninguno de esos cambios podría ser considerado irreversibles a las temperaturas actuales, aunque en algunos casos serían una posibilidad.
Pero el aumento de las temperaturas desde la época preindustrial está a punto de alcanzar los 1.5 grados Celsius y unas pocas décimas más harían que cuatro cambios queden en los umbrales de la irreversibilidad, de acuerdo con un estudio publicado por la revista Science recientemente.
El estudio indicó que el derretimiento de Groenlandia y de las capas heladas de la Antártida occidental, la pérdida de arrecifes de corales tropicales y el derretimiento del permafrost del norte, que emite grandes cantidades de gases con efecto invernadero, son cuatro importantes puntos de inflexión a los que podría llegarse cuando el calentamiento alcance los 1.5 grados Celsius. Las temperaturas tendrían que subir solo tres décimas para llegar a ese nivel.
En el actual estado de cosas, la Tierra se encamina a sufrir un aumento de las temperaturas de 2.7 grados Celsius respecto a los tiempos preindustriales, de acuerdo con algunas proyecciones.
“Ojalá estemos equivocados”, dijo uno de los autores del estudio, Tim Lenton, de la Universidad de Exeter, del Reino Unido. “Hay buenas posibilidades de que estos puntos de inflexión sean irreversibles. Por ello, es muy importante analizar un poco cómo vamos a lidiar con las consecuencias”.
Un aspecto clave es cuándo se harán sentir los efectos nocivos si se alcanza un punto de inflexión. Los científicos dicen que podrían pasar siglos antes de que se vean las consecuencias. La pérdida de los arrecifes de corales, no obstante, podría hacerse sentir en una o dos décadas.
“Es un tema para las generaciones futuras”, declaró el director del estudio David Armstrong McKay, de la Universidad de Exeter. “Las consecuencias del derrumbe de las capas de hielo pueden hacerse sentir dentro de mil años, pero de todos modos le estamos dejando un planeta muy distinto a nuestros descendientes”.
Lenton compara los puntos de inflexión con alguien que se tira hacia atrás en una silla plegable.
“Cuando te inclinas hacia atrás, la fuerza de la gravedad te empuja, hasta que te caes”, comentó Lenton.
Otro de los autores del estudio, Johan Rockstrom, director del Potsdam Institute for Climate Impact Research de Alemania, lo comparó con el encendido de la mecha de una bomba. “La llama irá avanzando hasta que se produce una explosión”, señaló.
Si bien el derretimiento de las capas de hielo puede hacer subir el nivel del mar varios metros, Rockstrom dice que a él le preocupa más la pérdida de los arrecifes de corales por “su impacto inmediato en la subsistencia de la gente”.
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Cientos de millones de personas, sobre todo residentes pobres de las zonas costeras tropicales, dependen de la pesca asociada con los arrecifes, expresó McKay.
Un aumento de pocas décimas de grado harían que se alcancen algunos puntos de inflexión. Por ejemplo, una desaceleración de la circulación del aire del Polo Norte, que puede provocar cambios profundos en el clima, sobre todo en Europa; la pérdida de hielo en el Ártico, el deshielo de los glaciares y un desastre ecológico en la selva amazónica.
Algunos de estos puntos de inflexión, como el derretimiento del permafrost, pueden acelerar el calentamiento global. Pero no hay que esperar panoramas catastróficos, según McKay.
En realidad, estos puntos de inflexión pueden generar desastres a nivel regional, no en todo el planeta. O sea, es algo malo, pero no el fin del mundo, según el científico climático Zeke Hausfather, de la empresa tecnológica Stripe and Berkeley Earth, que no fue parte del estudio.
Katharine Mach, de la Universidad de Miami, por su parte, se pregunta si “realmente analizamos lo que sucede cuando alteras tanto los sistemas globales y ecológicos”. Mach, quien no participó en el estudio, dijo que el informe aporta información “preocupante”.
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Seth Borenstein está en Twitter: @borenbears
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