Después de la polémica sobre la supuesta instalación del sistema satelital ruso Glonass en el país, sobre lo que la Agencia Espacial Mexicana y el canciller Marcelo Ebrard se pronunciaron para desmentir tras el trascendido de una agencia de noticias internacional, surgieron diferentes preguntas sobre qué es y cómo funciona este instrumento de localización del gobierno del Kremlin.
Te puede interesar: “México no va a instalar el sistema satelital Glonass”, aclara Marcelo Ebrard
Al igual que en diferentes campos de la medicina y la ciencia, Glonass compite con un invento de Estados Unidos, el GPS, que particularmente se ha ganado la aceptación a nivel internacional y es utilizado de manera frecuente, ahora mediante los dispositivos móviles y diferentes herramientas de geolocalización.
Global’naya Navigatsionnaya Sputnikovaya Sistema, mejor conocido por sus siglas como Glonass, consta de una infraestructura de 31 satélites, aunque solo 24 de estos se encuentran activos, los cuales se encuentran distribuidos en tres órbitas, cada una de ellas con ocho en total.
El sistema satelital que elevó el debate en el país sobre una posible intromisión de la inteligencia rusa con fines de espionaje es básicamente de uso militar-- lo administra el Ministerio de Defensa del gobierno de Rusia--, aunque se ha tratado de potenciar su utilización entre la población rusa, en detrimento del GPS, que tiene el despliegue de 32 satélites en seis órbitas.
Glonass surgió desde la década de los setenta y se fortaleció tiempo después para uso del Kremlin; sin embargo, fue hasta el año 2007 que se vendió su licencia comercial y comenzó a expandirse su funcionamiento fuera del gobierno de Vladimir Putin.
En cuanto a las ventajas del GPS sobre el sistema ruso, la principal es la precisión cuando se habla de la localización geográfica, es decir, existe un menor margen de error por la estructura satelital del sistema de satélites desplegados.
Además, Glonass aún es incompleto, pues se busca que paulatinamente se convierta en algo global, un atributo del cual ya disfruta su contraparte estadounidense.
Pese a que ambos pueden complementarse, el tema político ha trascendido sobre la utilidad de los sistemas de localización, por lo cual los países de Occidente han preferido negarse a su uso o restringir su operación.
