Las muertes por cáncer de mama se producen en los países de bajos y medianos ingresos, siendo los países más desarrollados los que tienen mayor concentración de casos diagnosticados.
En 2021, en México murieron 90 mil 525 personas por tumores malignos, de los cuales, 7 mil 973 defunciones fueron por cáncer de mama, representando el 99.4% mujeres, informó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Según la estadística, 18 de cada 100 mujeres mayores de 20 años muere a causa de algún tipo de cáncer de mama; sin embargo, el registro más alto de defunciones fueron mujeres de 60 años.
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En el marco del Día Internacional de Lucha contra el Cáncer de Mama que se conmemora el 19 de octubre, se realizan campañas de prevención en México. Uno de los objetivos de este día es crear conciencia y sensibilizar a la población sobre la importancia que tiene una detección temprana en el pronóstico y la supervivencia del paciente.
No obstante, el diagnóstico es el primer paso de un camino sin fin, la vida de las pacientes cambia de un momento a otro, ya sea por prejuicios sociales, falta de una red de apoyo emocional, dificultades económicas para costear los tratamientos y la fatiga que el cáncer representa en el cuerpo.
Publimetro conversó con dos sobrevivientes de cáncer de mama, quienes compartieron su punto de vista sobre la enfermedad, el tratamiento, la recuperación y los aspectos importantes para comprender lo complejo que es vivir con cáncer, antes y después.
Sofía Olivares Lagunas es una mujer de 78 años y Claudia Santillana Rivera Cambas, de 48 años de edad, ellas padecieron cáncer de mama a diferentes edades y con diferentes motivos para aferrarse a la vida.
Sofía asegura que las claves para salir adelante son la actitud y seguir el tratamiento; mientras Claudia sostiene que más que enfocarse en la enfermedad, habría que debatir el ‘buen morir’ y analizar sus ventajas.
Diagnóstico
Sofía…
Me sentí una bolita y la verdad no hice mucho caso, pero llega un momento en que lo tuve que revisar. Estaba trabajando en el Seguro Social y preferí ir con mi médico familiar por el tiempo en el que me daban la cita de laboratorio. Mi plan era ir al estudio y dependiendo del resultado, regresar al Seguro.
Me llamaron por teléfono para decirme que me tenía que hacer otro estudio porque algo andaba mal se requería un segundo estudio y que no me lo iban a cobrar. Me lo hice y me dijeron que tenía cáncer de seno del más agresivo. Fue como recibir una helada. Fui con una especialista y me hicieron una biopsia. Confirmé que era cáncer.
Claudia…
Fui diagnosticada con cáncer de mama los 29 años, es decir en el 2003. Hoy tengo 48 años si Dios quiere este año cumplo 49 y la verdad es que el cáncer en mujeres jóvenes no estaba como en el radar de los oncólogos.
Mi ginecóloga –que casi murió también por otro tema–, fue con mi primer contacto al sentirme un bulto en el seno izquierdo bastante grande. Me operaron primero de un tumor benigno en el seno izquierdo y me sentí muy tranquila, y empecé con mis preparativos porque me iba a casar y me iba a titular. Un día en la mañana me sentí una bolita muy dura en el mismo seno y por la misma zona, pero esta vez del tamaño de un chícharo. Fui con el oncólogo y se confirmó en patología. Me diagnosticaron en enero y en marzo a mi hermana, ella murió.
La incredulidad médica
Sofía…
Cuando me diagnosticaron recordé que en 1985 me operaron de los meniscos de la pierna izquierda y me pusieron un tornillo. Me empezó a molestar la pierna y no podía caminar bien. Se me inflamó media pierna y sacaron el tornillo oxidado y tenía otra bola negra y pienso que lo demás se me fue al seno, no me hicieron caso.
Claudia…
Siempre hay que hacerle caso a la intuición, a Dios, a la energía. La ginecóloga me dijo “no, Claudia, tú no estás bien”. Tienes que seguir insistiendo que no estás bien. Me dijo, “mira mejor te voy a mandar con un amigo que es especialista, un oncólogo mamario”, Cuando escuché oncólogo evidentemente me sonaba muerte. Como ya me habían operado, el oncólogo me dijo “lo que te quitamos era benigno, entonces lo que tú tienes es cancerofobia”.
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Red de apoyo
Sofía…
Cuando le dije a Raúl (su esposo) vio para el cielo, se quedó callado y me dijo “vamos a comer, ¿no?”. Esperaba que me abrazara, si lo hubiera hecho me suelto a chillar, pero al ver su actitud chillando, pero de ver su actitud… Comimos como si nada y al otro día llegó del trabajo, que trabajaba con un doctor, me dijo que investigó sobre mi diagnóstico y que pocos se salvan.
Entonces pensé “de esto no me voy a morir” y preferí no decirle nada. En cambio, mis hermanas estuvieron conmigo todo el tiempo, en el tratamiento, en las operaciones, en los días malos y los peores.
Claudia…
Mi hermana tuvo cáncer al mismo tiempo que yo, pero ella no quiso someterse a quimios porque vio el desastre que los químicos hicieron en mi cuerpo. Mi familia lo tomó como algo normal, fue difícil, pero siempre intentamos.
Tratamiento
Sofía…
Mi tratamiento fue de seis meses aproximadamente, al principio me dijeron que íbamos a iniciar con seis quimioterapias que se convirtieron en ocho cada 20 días. Luego, 28 radioterapias, una diaria. Y el mantenimiento fueron unas pastillas que las tuve que tomar durante los siguientes cinco años, una diaria; junto con las citas de seguimiento oncológico para revisar que no hubiera alguna recaída.
Claudia…
Mi tipo de cáncer era muy agresivo, por lo que tuve que someterme a radioterapia y químicos al mismo tiempo. En total me dieron nueve quimioterapias y 30 radioterapias. Mi tipo de cáncer no requirió pastillas de mantenimiento; sin embargo, sigue acudiendo a revisiones periódicas con su oncólogo.
Los milagros de Claudia
Durante el tratamiento, Claudia recibió la noticia de que era casi imposible y nada recomendable que tuviera hijos. Por lo que lo platicó con su esposo y acordaron pensar en la adopción más adelante, pero una sorpresa llegó a su vida. “Mi niña tiene 16 años que se llama la Paula y a los cinco meses después, me embaracé de nuevo y tuve a Juan Pablo”.
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Aprendizaje post cáncer
Sofía…
La actitud es lo principal, independientemente de lo que creas es importante no perder de vista la actitud ante la vida y la fuerza en los malos días.
Claudia…
Antes tú eres el piloto de tu vida, cuando llega el cáncer, Dios se convierte en el guía. No es cuestión de actitud, no podemos decidir entre la vida y la muerte. Si me volviera a dar cáncer, no volvería a someterme al tratamiento, dedicaría mis últimos días al bien morir sin saber cuando me iré exactamente.