BERLÍN (AP) — Luetzerath puede estar a 1.600 kilómetros (1.000 millas) de Ucrania, pero es una víctima indirecta de la invasión rusa y algunos temen que también lo sea el clima de la Tierra.
La antigua aldea en el oeste de Alemania pronto será demolida junto con un parque eólico para expandir una mina de carbón cercana, a pesar de las protestas de ambientalistas que temen que millones de toneladas más de dióxido de carbono se liberen a la atmósfera.
Sus preocupaciones fueron compartidas recientemente por Antonio Guterres, secretario general de Naciones Unidas, quien advirtió que “los horrores de la guerra en Ucrania no deberían enviar la acción climática a un segundo plano”.
“Duplicar los combustibles fósiles no es la respuesta”, escribió en Twitter. “El único camino hacia la seguridad energética, la estabilización de los precios de la energía y un planeta habitable radica en acelerar la transición hacia las energías renovables”.
Pero el gobierno de centroizquierda de Alemania afirma que la guerra en Ucrania obliga a tomar decisiones difíciles sobre la seguridad energética e insiste en que se mantendrán los objetivos climáticos de la nación.
Los días de Luetzerath pueden estar contados, pero el planeta se salvará, argumentan las autoridades alemanas.
Casos similares se desarrollan en todo el mundo a medida que los países intentan evadir una temida crisis energética sin traicionar sus compromisos a largo plazo sobre la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
La cuestión de si el conflicto en Ucrania acelerará o dificultará el cambio de los combustibles fósiles a la energía limpia necesaria para evitar que las temperaturas globales alcancen niveles peligrosamente elevados es importante antes de la conferencia climática de la ONU a realizarse la próxima semana.
En Alemania, la mayor economía de Europa, los funcionarios apuntan a nuevos programas que, dicen, aumentarán enormemente la generación de energía solar y eólica. Un plan aún mayor de la Unión Europea para dejar de depender del gas ruso podría impulsar aún más los ya ambiciosos objetivos de reducción de emisiones del bloque esta década, dijo Rachel Simon, experta en políticas del grupo de campaña CAN Europe.
En Estados Unidos, la Ley de Reducción de la Inflación del presidente Joe Biden ha destinado 375.000 millones de dólares a incentivos climáticos que reducirán el costo de instalación de energía renovable y reducirán las emisiones estadounidenses de carbono hasta en dos quintas partes hasta 2030.
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Bram Janssen en Luetzerath, Alemania, y Dana Beltaji en Londres contribuyeron a este despacho.