Algunos fans de Taylor Swift están proclamando tres cosas: tienen más de 16 años, tienen carreras y recursos y que en este momento están furiosos.
Vean en qué situación los colocó Ticketmaster.
Todo empezó el martes 15 de noviembre, cuando millones atestaron una preventa del Eras Tour, la gira largamente esperada de Swift, lo que provocó caídas del sistema, esperas prolongadas y compras frenéticas. El jueves, Ticketmaster canceló las ventas por falta de entradas suficientes, según dijo, lo que provocó un estallido de indignación de los fans. La misma Swift dijo que la pesadilla la saca de sus casillas.
Ticketmaster ofreció disculpas, pero el mal estaba hecho. Y ahora los fans —y los políticos— han empezado a tomar medidas.
La legisladora Alexandria Ocasio-Cortez orientó a los fans sobre la manera de presentar quejas al Departamento de Justicia de Estados Unidos. Varios fiscales generales estatales —incluidos los de Pennsylvania y Tennessee, estados clave para historia de la cantante— han anunciado investigaciones.
Stephanie Aly, una profesional residente en Nueva York con experiencia en la movilización comunitaria a favor de políticas progresistas, piensa desde hace años que la movilización de fans para el progreso social podría ser positivo.
“Las agrupaciones de fans son organizadores naturales”, dijo la fan de 33 años. “Si uno da en la tecla de los problemas reales y los activa y los hace participar, se pueden lograr cambios efectivos”.
En 2020, por ejemplo, fans del pop coreano se organizaron para apoyar el movimiento Black Lives Matter y trataron de inflar los pedidos de entradas a un acto de Donald Trump. Aly y los “Swifties” de distintas profesiones —el derecho y la ciberseguridad entre otras— han creado Vigilante Legal, una agrupación que ataca a Ticketmaster mediante la organización de petitorios a los fiscales generales y la circulación de información antimonopolios. Miles han expresado interés en ayudar o saber más.
“El nivel de furia que se ha visto en el país en torno a este problema es asombroso”, dijo Jean Sinzdak, directora adjunta del Centro sobre la Mujer Estadounidense y la Política de la Universidad de Rutgers. “La gente está expresando lo que siente y creando un movimiento online que me parece verdaderamente fascinante. Sin duda, es una oportunidad para la participación política. Si va a durar es difícil de saber, pero ciertamente parece una oportunidad real”.
En cierta forma, dijo Sinzdak, le da al gran número de jóvenes admiradores de Swift una manera directa de ver cómo se elabora una política. Además, apunta a un sector de la población al cual los políticos le prestan escasa atención durante la temporada electoral.
“Nadie se dice ‘dirijámonos a las mujeres jóvenes’”, dijo Gwen Nisbett, estudiosa de la intersección entre la participación política y la cultura pop. “Sea por el aborto o los préstamos para la universidad, ese sector está supermovilizado y las mujeres jóvenes están supermovilizadas”.