WASHINGTON (AP) — Los investigadores creen que un tiroteo que dañó subestaciones eléctricas en Carolina del Norte fue un delito, pero aún no nombran a un sospechoso ni un motivo.
Cualquiera que sea la razón, los disparos son un recordatorio de por qué los expertos han hecho énfasis en la necesidad de incrementar la seguridad de la red de electricidad de Estados Unidos. Las autoridades han advertido que la infraestructura eléctrica de la nación podría ser vulnerable a ataques por parte de terroristas internos.
Decenas de miles de personas se quedaron sin electricidad el fin de semana después de que una o más personas abrieron fuego contra dos subestaciones de Duke Energy en el condado Moore, que se encuentra aproximadamente a unos 96 kilómetros (60 millas) al suroeste de Raleigh. A nadie se le han imputado cargos hasta ahora.
A continuación presentamos un vistazo a lo que se sabe acerca de los disparos y por qué podrían tener implicaciones a lo largo de Estados Unidos.
¿QUÉ SABEMOS ACERCA DE LOS DISPAROS?
Los apagones en Carolina del Norte comenzaron poco después de las 7 de la tarde del sábado cuando una o más personas abrieron fuego contra dos subestaciones eléctricas en el condado Moore, informó el jefe policial del condado. Los apagones dejaron a decenas de miles de personas sin electricidad, y podrían requerirse días para reparar el equipo, según Duke Energy.
Ronnie Fields, jefe de policía del condado Moore, señaló en una conferencia de prensa el domingo que las autoridades aún no determinan un motivo. Dijo que alguien se acercó y “abrió fuego sobre la subestación, y lo mismo con la otra”. El funcionario señaló que aparentemente las rejas fueron vulneradas en ambos sitios. El periódico Pilot de Southern Pines, Carolina del Norte, reportó que un poste de madera que sostenía una reja fue trozado en una de las subestaciones y yacía sobre un camino de acceso el domingo por la mañana.
El jefe policial hizo notar que el FBI estaba trabajando con los investigadores estatales para determinar quién es el responsable. Dijo también que se trató de un ataque “con un blanco específico”.
“No fue aleatorio”, señaló.
Jeff Brooks, portavoz de Duke Energy, indicó que la compañía tiene varios niveles de seguridad en cada una de sus instalaciones, pero declinó proporcionar detalles específicos. Dijo que la empresa cuenta con planes instituidos para recuperarse de sucesos como el de los disparos, y está apegándose a dichos planes.
Ruth Clemens, portavoz del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés), dijo que la Agencia de Ciberseguridad y Seguridad de Infraestructura del departamento ha ofrecido su apoyo a Duke Energy en sus labores para reanudar el servicio eléctrico.
BLANCOS PARA GRUPOS EXTREMISTAS
Las autoridades federales han advertido que la red eléctrica podría ser un blanco primario de grupos extremistas que acogen el “aceleracionismo”, una filosofía marginal que promueve la violencia masiva para azuzar el colapso de la sociedad.
En enero, un informe del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos advirtió que extremistas internos han estado desarrollando “planes creíbles, específicos” para atacar infraestructura eléctrica desde al menos 2020. El informe del DHS advierte que extremistas “adheridos a una serie de ideologías probablemente continuarán conspirando y alentarán ataques físicos contra infraestructura eléctrica”.
El departamento escribió que era improbable que los agresores generen apagones generalizados en varios estados sin contar con ayuda interna. Pero en su informe advirtió que de todas formas un ataque podría causar daños y lesiones.
Miembros de grupos supremacistas blancos y antigubernamentales han sido vinculados a conspiraciones para atacar la red eléctrica. En febrero, tres hombres se declararon culpables de conspirar para atacar instalaciones eléctricas de Estados Unidos. Las autoridades dicen que estaban impulsados por ideologías de supremacía blanca para “sembrar el caos y la división entre los estadounidenses”.
OTROS ATAQUES
Los temores de que ocurra un ataque contra la infraestructura eléctrica de la nación no son nada nuevo. La Comisión Federal Reguladora de Energía (FERC, por sus siglas en inglés) les ordenó a los operadores de la red que incrementaran la seguridad tras el ataque de un francotirador contra una subestación eléctrica de California en abril de 2013, el cual aún no ha sido resuelto.
El ataque contra la Subestación de Transmisión Metcalf de la empresa Pacific Gas & Electric Company en un área aislada cercana a San José, California, provocó apagones y fue necesario exhortar a millones de personas a que redujeran su consumo de energía.
En la agresión fueron cortadas líneas telefónicas de fibra óptica y se efectuaron disparos contra la subestación de PG&E. En esa época el FBI indicó que no halló evidencia de que se tratara de un acto terrorista.
La exsenadora federal Mary Landrieu, que presidió la Comisión de Energía del Senado en 2014, señaló en esa ocasión que era afortunado que el ataque no hubiera provocado un apagón en el Silicon Valley, “lo que habría generado una situación horrorosa”.
Tras ese ataque, la FERC y otras agencias recomendaron a las empresas de servicios públicos que tomaran medidas específicas para proteger a las subestaciones vulnerables, como colocarles muros, sensores o cámaras. Pero muchas siguen expuestas en áreas rurales de Estados Unidos. Y los expertos han advertido desde hace años que poner fuera de servicio a algunas subestaciones podría provocar apagones escalonados en el país, dejando a millones sin electricidad.
Un hombre de Utah fue arrestado en 2016 y posteriormente sentenciado a ingresar a una cárcel federal después de que utilizó un fusil para dispararle a los disipadores térmicos de una subestación, perforando la tubería del radiador y provocando que las instalaciones se sobrecalentaran y dejaran de funcionar. En documentos judiciales se afirma que el hombre había planeado atacar otras subestaciones como parte de un intento para dejar sin electricidad una amplia región del oeste de Estados Unidos.
¿CUÁL ES EL RETO EN LA PROTECCIÓN DE LA RED?
Lo vasto de la infraestructura eléctrica estadounidense hace que sea difícil defenderla. Hay plantas eléctricas y subestaciones como las atacadas en Carolina del Norte dispersas en cada rincón del país y vinculadas por líneas de transmisión que transportan electricidad a través de regiones agrícolas, bosques y pantanos.
“La red es gigantesca”, dijo Erroll Southers, exfuncionario del FBI y profesor de seguridad nacional en la Universidad del Sur de California.
Es cada vez más complicado proteger los blancos porque los atacantes no siempre tienen que acercarse tanto como lo hicieron en Carolina del Norte para provocar daños, señaló Southers. Con el fusil correcto, habilidad y campo visual un francotirador podría disparar a unos 1.500 metros (unos 4.900 pies) de distancia.
Proteger las subestaciones contra el disparo de un fusil de largo alcance es “extremadamente difícil, si no es que imposible”, declaró.
Southers dijo que todos estos retos significan que el proteger la infraestructura eléctrica puede reducirse a contar con sistemas de respuesta y respaldo más que de defensa.
“Esas son la clase de cosas que uno implementa para proteger, sabiendo que podría no tener la capacidad de detener el disparo del fusil”, señaló.
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Kunzelman reportó desde Silver Spring, Maryland.