Una fina lluvia de ceniza sorprendió el martes a los habitantes de Quito proveniente de la columna de gases que emitió desde la madrugada el volcán Cotopaxi, informó el Instituto Geofísico.
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El segundo volcán más alto de Ecuador -con 5 mil 897 metros- dejó ver desde tempranas horas la columna de más de mil 100 metros sobre su cráter que fue antecedida por una “vibración del conducto volcánico” cuya señal fue incrementando en intensidad, informó a The Associated Press el geólogo del Instituto, Marco Almeida.
El aeropuerto Mariscal Sucre de Quito informó en un mensaje de Twitter que “hasta el momento no existe afectación a la operación aeroportuaria” por lo que la terminal aérea se mantiene abierta.
La actividad eruptiva comenzó a fines de octubre y se encuentra dentro de los parámetros normales, indicó el vulcanólogo tras señalar que la emisión de gases continuará y “puede ser más frecuente conforme avance el tiempo”.
“Llama la atención que la caída de ceniza en Quito haya sido bastante perceptible, pero nos encontramos dentro de la actividad catalogada como moderada”, enfatizó Almeida.
Fuerte olor a azufre en Ecuador
Almeida explicó que no se puede predecir cómo será la evolución de esta fase eruptiva pero que podría haber columnas de ceniza “más grandes” y “más afectación a cultivos y a la población misma”, lo cual dependerá de la velocidad y dirección de los vientos.
Christian Rivera, un gestor de riesgos de la Universidad Central del Ecuador que reside en Amaguaña, en el suroriente de Quito, dijo en diálogo con The Associated Press que al salir de su vivienda le llamó la atención que su vehículo blanco estaba de color plomo y “percibía un fuerte olor a azufre”. Por su experiencia en gestión de riesgos atendió a sus mascotas y las dejó bajo techo y con agua limpia.
Rivera recordó que Ecuador es un país “altamente sísmico” por lo que “es importante no alarmarse y saber cómo actuar” y recomendó el uso de mascarilla y ropa adecuada para prevenir afectaciones a la salud como irritaciones en la piel, los ojos o problemas respiratorios.
El coloso presenta un cono cubierto de nieve por lo que una eventual erupción afectaría con su deshielo a miles de habitantes de las poblaciones aledañas de la provincia de Cotopaxi, a la cual pertenece y que se ubica unos 50 kilómetros al sur de la capital, pero también a Pichincha y Napo.
El último proceso eruptivo del volcán fue en 1877.
