MADRID, 30 (EUROPA PRESS)
Los datos han sido proporcionados por la Comisión Nacional de Yemen para la Investigación de Presuntas Violaciones de los Derechos Humanos (NCIAVHR, por sus siglas en inglés), un "mecanismo nacional" amparado en resoluciones de Naciones Unidas, tal y como se describe en su página web.
En su balance del año, publicado este pasado jueves y recogido por el portal de noticias The New Arab, la comisión ha documentado las muertes de 447 civiles, entre ellos 35 mujeres y 82 niños, especialmente en las provincias de Taiz, cuya capital lleva años bajo asedio insurgente; Hodeida, que alberga a uno de los principales puertos del país y Marib, escenario de cruentos enfrentamientos hasta la declaración del alto el fuego.
Entre los crímenes recogidos por la comisión se encuentran el asesinato, la tortura, el desplazamiento forzado, la ejecución extrajudicial, violaciones y abusos sexuales y la destrucción de patrimonio.
La comisión, que relata un total aproximado de 3.400 incidentes violentos, denuncia tanto a los insurgentes como al Ejército yemení y a sus aliados, la coalición internacional liderada por Arabia Saudí, por todos estos crímenes, "con la excepción de la colocación de minas, el reclutamiento forzado de niños y el bombardeo de viviendas, de los cuales el grupo huthi que respalda Irán es el único responsable".
La comisión pide a todas las partes en conflicto que cumplan con el derecho internacional humanitario en la protección de los civiles en todas las regiones de Yemen, así como el fin de las detenciones arbitrarias, las desapariciones forzadas, la tortura y el saqueo de propiedades, e insta a la comunidad internacional a adoptar una postura firme contra los violadores de los Derechos Humanos.
Naciones Unidas estima que unas 370.000 personas han muerto en la guerra civil de Yemen que comenzó con la conquista insurgente de la capital, Saná, en diciembre de 2014, el detonante de un conflicto que ha terminado por arrastrar al país, de por sí uno de los más pobres del mundo, a lo que ONG y Naciones Unidas consideran la peor crisis humanitaria del planeta.
