La oficialización de la llegada de Tesla a México por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) dio certidumbre a la iniciativa privada sobre la inversión multimillonaria que destinará Elon Musk en Nuevo León, como se había adelantado y pese a la resistencia del mandatario mexicano, quien buscaba que se exploraran otras entidades del país para la instalación de la gigafábrica.
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Por tal razón, ha comenzado a hablarse de la electromovilidad en el país, que aún se encuentra en una fase inicial, y se espera ponga en marcha su desarrollo con el arribo de la compañía, no solo con la producción de automóviles, sino con la colocación de electrolineras, es decir, estaciones de carga de los carros eléctricos.
En este caso específico, un traslado desde la nueva “capital” de Tesla, Nuevo León, a la Ciudad de México (CDMX) podría complicarse, debido a su escasa presencia a lo largo de las distintas vías de comunicación terrestre hacia el centro del país.
Según una revisión realizada en el servicio de geolocalización, Google Maps, solo existen alrededor de 11 estaciones de carga de los automóviles eléctricos, algo dispersas y para las cuales los conductores tendrían que desviarse, por lo que no serían suficientes para un traslado de aproximadamente diez horas desde el norte del país.
De acuerdo con Tesla, un automóvil recorre alrededor de 500 kilómetros con una carga de 30 minutos, aunque varía dependiendo el modelo del carro y el tipo de cargador que se utilice, aunque el más potente se trata del de pared.
De esta forma, el modelo S recorre alrededor de 600 kilómetros con una carga de media hora, por lo que cualquier modelo necesitaría aproximadamente dos cargas para llegar desde Nuevo León hasta el centro del país.
En este sentido, la inversión de Tesla no solo tendría que concretarse en construir autos eléctricos, pues la electromovilidad, para dejar atrás los combustibles fósiles, implica el despliegue de una mayor infraestructura.
La compañía del magnate sudafricano invertiría alrededor de 10 mil millones de dólares y se convertiría en una de sus mayores apuestas en el continente, fuera de Estados Unidos.