Se estima que 42% de las personas se sienten incómodas cuando hablan con su médico respecto a su peso, ya que los estigmas provocan que las personas con este padecimiento consideren que tienen una percepción social negativa basada en el tamaño del cuerpo o en su peso y que pueden llevar al rechazo social.
Luis Jesús Dorado, médico especialista en nutrición clínica y manejo integral de la obesidad, destacó que la obesidad es una enfermedad compleja y multifactorial, por lo que es necesario hacer conciencia sobre el tema con motivo de que el 4 de marzo es el Día Mundial de la Obesidad.
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Actualmente afecta a 41% de los adultos en México, mientras que a nivel mundial, nuestro país ocupa el quinto lugar de personas que tienen obesidad.
“El estigma del peso se refiere a la connotación negativa social basada en el tamaño del cuerpo. Esto genera que haya estereotipos, ideas erróneas sobre las personas que padecen esta enfermedad, como que son poco disciplinadas, no tienen suficiente voluntad para llevar a cabo su tratamiento o cambios en su estilo de vida”, dijo el médico.
Además, los prejuicios afectan emocionalmente a las personas con obesidad, les pueden provocar baja autoestima, depresión, ansiedad y pobre imagen corporal. Aunado a esto, pueden cometerse malas prácticas alimentarias, entre ellas dietas sin supervisión médica, atracones, comer en exceso, entre otras.
“Otras conductas pueden ser evitar ir al médico, no hacer actividad física, inclusive renunciar a tomar un tratamiento para tratar la obesidad y comorbilidades, vale la pena reflexionar también sobre las consecuencias a nivel social y económico, ya que generan rechazo social, bajos resultados académicos, pobre calidad en las relaciones sociales y laborales”.
El especialista también se refirió a que como sociedad se tiene que hacer conciencia sobre cómo afectan los estigmas a las personas con obesidad, por lo que es necesario que se informe sobre cómo impacta este padecimiento a niños y adultos en México.
“Si tengo algún amigo o familiar con obesidad puedo empezar a tomar acciones que ayuden a otros, por medio de información basada en evidencia científica sobre esta enfermedad. Identificar mis creencias, cuidar mi lenguaje, evitar hablar del peso y apariencia de las personas, no burlarme, no poner apodos, no hacer comentarios que lleven connotación negativa, evitar dar consejos sin que la personas nos pida ayuda”.