Hallan cuerpo de presunto asesino de dos jesuitas en México

CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Las autoridades anunciaron el miércoles la localización en el noroccidente de México de un cuerpo que se presume que sería el de un delincuente buscado desde hace nueve meses por el asesinato de dos jesuitas y otros dos habitantes del estado fronterizo de Chihuahua.

El fiscal general de Chihuahua, César Jáuregui Moreno, dijo en conferencia de prensa que el cuerpo de José Portillo Gil, alias “El Chueco”, líder de una organización criminal que opera en el norte de México, fue hallado en la localidad noroccidental de Choix, estado de Sinaloa. Una hermana del delincuente lo identificó.

Jáuregui Moreno indicó que la Fiscalía esperaría las pruebas de ADN que se realizarán en las próximas horas al cadáver, que presentó una herida en la cabeza, para tener la certeza de que es Portillo Gil. “No podremos dar por confirmado el asunto hasta que tengamos pruebas científicas de que el cuerpo”, agregó el fiscal.

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Portillo Gil fue señalado en junio pasado por las autoridades de asesinar a los jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora, al guía turístico Pedro Palma y a un habitante de la localidad norteña de Cerocahui, estado de Chihuahua, en un caso que generó conmoción en el país y que dejó al descubierto cómo algunas regiones de México son controladas por bandas delictivas que actúan en impunidad y mantienen sometidas a la población civil.

El primer anuncio sobre el hallazgo del cuerpo lo realizó más temprano el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien indicó en su conferencia matutina que se estaban realizando los estudios a un cuerpo que fue encontrado en Choix para determinar si era el del delincuente que asesinó a los jesuitas.

La Compañía de Jesús dijo en un comunicado que esperará que la identificación del cuerpo sea plenamente corroborada antes de fijar una postura, pero señaló que de confirmarse que es Portillo Gil “de ninguna manera puede considerarse como un triunfo de la justicia ni como una solución al problema estructural de violencia” que padecen los habitantes de Cerocahui en la sierra Tarahumara.

Asimismo, plantearon que “la ausencia de un proceso legal conforme a Derecho con relación a los homicidios implicaría un fracaso del Estado mexicano frente a sus deberes básicos y confirmaría que en la región las autoridades no detentan el control territorial”.


Tras los asesinatos, las autoridades activaron un amplio despliegue de las fuerzas de seguridad en la sierra de Tarahumara de Chihuahua para capturar a “El Chueco”, quien a pesar de tener desde hace varios años orden de captura se paseaba por las calles de Cerocahui e incluso patrocinaba un equipo de béisbol local.

Por información que llevara a su captura se había ofrecido una recompensa de cinco millones de pesos (unos 250.000 dólares).

De igual forma, el gobierno instaló en la comunidad religiosa de Cerocahui un puesto militar para darle protección a los jesuitas que se quedaron en el poblado y resguardar a uno de los testigos de los asesinatos.

Portillo Gil era señalado desde 2018 también como el principal sospechoso del homicidio del profesor estadounidense Patrick Braxton-Andrew, quien según las autoridades fue asesinado a balazos tras ser confundido con un agente de la agencia antidrogas estadounidense DEA.

De acuerdo con información difundida por medios locales, Portillo Gil era el líder de una célula del narcotráfico vinculada con el poderoso grupo criminal de Los Salazar que está asociado al Cártel de Sinaloa en Chihuahua.

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