Para los seguidores de la fe católica, la Semana Santa recuerda la última semana de Jesucristo en la Tierra, y marca su muerte y resurrección, hecho fundacional de la religión católica. Cristo, quien había recorrido diversos territorios predicando durante los últimos años de su vida, se hizo acompañar de un séquito de 12 apóstoles, quienes tuvieron la función de ser sus consejeros, y principales escuchas y testigos de sus actos.
Al igual que Jesús, poco se sabe sobre los 12 hombres que lo acompañaron. Sin embargo, la biblia retrata a estos hombres como seguidores de Jesús que vivieron su crucifixión, resurrección y ascenso al cielo, además de recibir el Espíritu Santo en el día de Pentecostés, cuando Jesús ya no los acompañaba físicamente.
Aunque solamente se conocen datos vagos de cada uno, el historiador y escritor Thomas Craughwell, indicó que durante los últimos 100 años, los arqueólogos casi han confirmado la ubicación de las tumbas de San Pedro y San Juan, así como de San Pablo, quien no formó parte del círculo original.
De acuerdo con sitios como ACI Prensa, National Catholic Registrer y HolyArt, este fue el destino de los 12 apóstoles.
1. San Pedro.
Fue el Primer Papa, llamado también príncipe de los apóstoles. Según la tradición católica, alrededor del año 64, San Pedro fue crucificado de cabeza por Nerón en la colina del Vaticano. Los cristianos recuperaron su cuerpo y lo enterraron en un cementerio cercano.
Alrededor del año 326, el emperador Constantino erigió una gran basílica con el altar mayor colocado sobre la tumba de San Pedro pero, después de siglos de restauraciones y reconstrucciones, la ubicación original de la tumba se perdió.
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En 1939, mientras se cavaba una tumba para el Papa Pío XI, se encontró una tumba simple que contenía los huesos de un hombre robusto y anciano. En la pared de la tumba se encontraron innumerables oraciones y peticiones a San Pedro, así como una inscripción griega que decía: “Pedro está dentro”. Después de años de estudio, San Pablo VI declaró en 1968 que los huesos en esa tumba pertenecían a San Pedro.
2. San Andrés.
Hijo de Jonás, pescador, y hermano carnal de San Pedro, compartía con ellos la profesión de pescador.
Se dice que después tras la muerte de Cristo, Andrés llevó el evangelio a las tierras que ahora son Rusia y Ucrania. Luego, en su vejez, viajó a Grecia, donde fue martirizado en la ciudad de Patras. Los cristianos locales lo enterraron allí, pero tras varias guerras y cruzadas, los italianos saquearon el santuario de San Andrés y llevaron sus reliquias a la ciudad de Amalfi, donde permanecen hasta el día de hoy.
En 1964, San Pablo VI devolvió algunas de las reliquias de Andrés a la Iglesia ortodoxa griega, y están nuevamente consagradas en la basílica construida sobre lo que se cree que es la tumba original del apóstol.
3. San Juan
Se le distingue como “el discípulo amado” de Jesús. Era originario de la ciudad de Galilea, pescador de oficio, hijo de Zebedeo y hermano de Santiago.
La tradición indica que murió en Éfeso, en lo que ahora es Turquía, alrededor del año 100. En el siglo IV, después de que Constantino pusiera fin a la persecución contra la Iglesia, los cristianos de Éfeso construyeron una capilla sobre la tumba del apóstol. En el siglo V, el emperador Justiniano reemplazó la capilla con una gran basílica. Después de que la región fue conquistada por los turcos, la basílica se convirtió en una mezquita, que a su vez fue destruida por Tamerlane en 1402.
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En la década de 1920, equipos arqueológicos de Grecia y Austria excavaron los restos de la basílica y encontraron en su interior la tumba de San Juan. La tumba estaba vacía y nadie sabe qué fue del cuerpo del apóstol.
4. Santiago el Mayor.
Le dicen “el mayor” para distinguirlo de Santiago, el hijo de Alfeo.
En el año 44 fue martirizado en Jerusalén, siendo el primero de los apóstoles en dar su vida por la fe católica. Según la tradición, su cuerpo fue transportado milagrosamente al norte de España y enterrado en un cementerio cristiano (los españoles creen que durante los viajes misioneros de Santiago por el Mediterráneo predicó el evangelio en España).
Una leyenda popular dice que las reliquias del apóstol se quedaron allí, olvidadas, hasta el 814, cuando un ermitaño llamado Pelayo siguió una estrella a un campo abierto y descubrió los restos del apóstol. Hoy están consagrados en la Catedral de Santiago, en Santiago de Compostela, capital de Galicia.
Curiosamente, debajo de la catedral, los arqueólogos han encontrado un cementerio cristiano del primer siglo.
5. Santiago el Menor.
Santiago el Menor sirvió como primer obispo de Jerusalén y fue martirizado allí. Fue arrojado desde el techo del templo y, dado que aún estaba vivo, fue golpeado y apedreado hasta la muerte.
Según la tradición, Santiago fue enterrado en el Monte de los Olivos, con vista a Jerusalén. En el siglo VI, el emperador Justiniano II trasladó sus reliquias a Constantinopla. En algún momento, una parte o quizás todas las reliquias de Santiago se trasladaron a la Iglesia de los Doce Apóstoles en Roma, donde hoy se encuentran en el mismo santuario con las reliquias de su compañero apóstol, San Felipe.
6. San Felipe.
En julio de 2011, los arqueólogos que trabajaban en Turquía anunciaron que habían descubierto lo que creían que era la tumba original de San Felipe. El sarcófago romano del siglo I se encontró en las ruinas de una iglesia de los siglos IV o V dedicada al apóstol. De acuerdo con una tradición registrada en el documento apócrifo del siglo IV, conocido como los Hechos de Felipe, alrededor del año 80, el apóstol fue arrestado en Hierópolis, clavado de sus pies en un árbol, boca abajo y finalmente decapitado.
Sus reliquias fueron trasladadas a Roma, donde fueron consagradas con las reliquias de Santiago el Menor en la Iglesia de los Doce Apóstoles.
7. Judas Iscariote.
Fue el apóstol que traicionó a Jesús la noche del Jueves Santo.
Especialistas indican que Iscariote podría tener como traducción “Hombre de Queriot o Keriot”, que era un pueblo en el sur de Judea. Si la hipótesis es correcta, Judas sería el único apóstol que no provendría de Galilea, una zona más sencilla y menos avanzada que Judea.
Los relatos bíblicos indican que se quitó la vida después de haber cobrado 30 denarios por haber entregado a Jesucristo.
8. Santo Tomás.
Era de la ciudad de Galilea, pescador de profesión y llamado en varias ocasiones “el mellizo”, o en griego “Dídimo”.
Santo Tomás viajó más lejos que cualquiera de los otros apóstoles, predicando el evangelio en la India, donde fue martirizado por un sacerdote hindú que lo atravesó con una lanza. Hoy en día, una porción de los huesos de Santo Tomás son venerados en la Basílica de Santo Tomás en Chennai (India).
En 1258 estas reliquias fueron llevadas a Ortona (Italia), donde se encuentran en un cofre de oro dentro de un altar de mármol blanco en la Basílica de Santo Tomás Apóstol.
9. San Bartolomé.
Se cuenta que después de Pentecostés, San Bartolomé llevó la cristiandad a Armenia, donde fue martirizado tras ser desollado vivo. En el año 809, las reliquias de San Bartolomé fueron trasladadas de su tumba en Armenia, a Lipar, y luego en 838 a Benevento, en el sur de Italia. En 983, el emperador romano Otto III erigió en Roma una iglesia en la isla Tiberina, en el río Tíber; dedicó la iglesia a San Bartolomé y tenía allí una parte de las reliquias del apóstol. Así que tanto Roma como Benevento son los santuarios principales de San Bartolomé.
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10. San Mateo.
También es llamado Leví por los evangelistas San Marcos y San Lucas.
Su historia es conocida como la del recaudador de impuestos que se convirtió en evangelista. Se cree que San Mateo predicó en Etiopía, donde fue martirizado cuando celebró la Misa.
En el 954, las reliquias de San Mateo fueron trasladadas de su tumba en Etiopía a la ciudad de Salerno en Italia. Las reliquias son veneradas en la cripta de la catedral de San Mateo de Salerno.
11 y 12. San Simón y San Judas Tadeo.
San Simón era apodado “el Zelote” por haber pertenecido a esa secta, o como “el Cananeo” por provenir de Caná, mientras que San Judas Tadeo es presentado en los Evangelios como “hermano de Santiago”. Probablemente era hermano de Santiago el Menor.
La tradición dice que los dos apóstoles viajaron juntos para predicar el evangelio en Persia, donde fueron martirizados: Judas fue golpeado hasta la muerte con un palo y Simón fue cortado por la mitad. Es incierto cuándo sus reliquias fueron trasladadas a Roma, pero se encuentran en la Basílica de San Pedro de Roma.
13. San Matías.
Tras la muerte de Cristo, fue elegido por los Once como apóstol para ocupar el puesto de Judas, según el libro “Hechos de los Apóstoles”.
Se dice que alrededor del año 326, la emperatriz Santa Elena encontró la tumba de San Matías en Jerusalén y envió sus reliquias a los cristianos de Tréveris (Alemania). Sus restos todavía son venerados en la Basílica de San Matías de Trier.
San Matías es el santo patrono de los sastres, los que tienen viruela, los carpinteros y los que luchan contra el alcoholismo.