MADRID, 13 (EUROPA PRESS)
"Los civiles pagan el precio del estallido de la violencia terrorista", ha declarado el representante de la ONU en el país africano.
Wane, que ha explicado la situación de los avances de la transición a un gobierno civil tras el golpe de Estado de 2020, se ha centrado en la inseguridad y las crecientes necesidades humanitarias.
En este sentido, ha indicado que la crisis de seguridad en la región de Ménaka, en el noreste del país, se ha agravado en los últimos meses, al tiempo que ha lamentado que ha habido un resurgimiento de enfrentamientos entre terroristas, que realizan "constantes ataques" contra civiles.
El jefe de la misión ha afirmado que las operaciones del Ejército maliense han interrumpido las actividades terroristas en el centro del país, pero estos grupos se han dispersado a varias regiones vecinas.
Así, ha cifrado en más de 30.000 las personas desplazadas que se han refugiado en la ciudad de Ménaka, mientras que la MINUSMA cuenta con 2.400 desplazados en un campo de refugiados.
"El flujo de desplazados internos ha aumentado la presión sobre la respuesta humanitaria, con poblaciones que tienen necesidades urgentes de agua potable, alimentos y medicinas y refugio", ha declarado. "Escuchar a esos desplazados que nos piden, literalmente, agua potable fue una experiencia impactante", ha agregado.
No obstante, ha destacado los avances logrados, a pesar de que se encuentren "por debajo de las expectativas", después de "una década de intensa participación internacional". "Estos avances muestran que con la participación sostenida de la comunidad internacional y el compromiso de las partes interesadas de Malí, la situación puede revertirse", ha añadido.
"Esta es una posición única que debe seguir aprovechándose , dada la importancia de la estabilidad de Malí para la región y más allá", ha declarado, asegurando que la ONU "ofrece el mejor marco para apoyar la estabilización duradera" de la región, en asociación con otros organismos.
