Todos los trastornos mentales en niños, niñas y adolescentes van en aumento, tanto en su incidencia como en la prevalencia. Desgraciadamente, esto se aceleró a raíz del confinamiento por la pandemia de Covid-19, aseguró Diana Patricia Guizar Sánchez, profesora e investigadora de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Tan sólo en septiembre pasado, en el Hospital Psiquiátrico Infantil Dr. Juan N. Navarro “mensualmente entre 600 y 700 niñas, niños y adolescentes acudieron a consulta psiquiátrica por primera vez, principalmente por depresión y ansiedad.
Échale un ojo:
En muchos casos, estos padecimientos están acompañados de conducta suicida, con pensamientos de muerte, autolesiones, ideación o un plan de intento suicida”. Un informe de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) sostiene que, de acuerdo con las cifras de incidencia delictiva del fuero común del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, “se han reportado más delitos contra personas de uno a 17 años en enero de 2023 que durante el mismo mes el año pasado, 2074 y 2159, respectivamente”.
Dichos factores, consideró la psiquiatra, se potencian “porque esta es una población que a esa edad está definiendo su identidad, su personalidad, sus gustos”. Además, se debe tener en cuenta que este tipo de padecimientos están relacionados con la genética: ”Todos los trastornos mentales, como depresión, ansiedad y fobias, etcétera, tienen un componente genético, pero es una herencia de tipo multifactorial.
No sólo se han detectado distintos genes asociados a ellos, sino, por ejemplo, modificaciones epigenéticas, es decir, hay ciertos genes que están apagados y ante ciertos factores estresantes o de vida, por así decirlo, se prenden”.
Sobre cómo identificar estos padecimientos, Guizar Sánchez comentó que “tiene que ver con la intensidad y cronicidad de los síntomas. Una cosa es depresión y otra es tristeza. Puedo estar triste por alguna situación en particular (un duelo, fallecimiento) pero es diferente la depresión, la diferencia radica en la intensidad de los síntomas, su duración y las repercusiones en el funcionamiento de la persona”.
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“Ahora se habla de ansiedad generalizada, que es estar constantemente preocupados, estar inquieto todo el tiempo, dificultad para dormir, tensión muscular y debe de durar en niños, por lo menos, seis meses”, mencionó la investigadora de la UNAM.