El fin del Titulo 42 y las restricciones al asilo impuestas durante la pandemia, trajo como consecuencia una oleada de migrantes solicitando de asilo en Nueva York, lugar que desde hace años se ha enorgullecido de “recibir a quienes anhelan la libertad”.
Pero mientras los inmigrantes se concentraban en la frontera sur de Estados Unidos, el alcalde Eric Adams advertía que su ciudad “no podría dar abasto a la previsible afluencia de migrantes”.
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Las autoridades municipales esperan recibir autobuses cargados de inmigrantes procedentes de Texas y otros estados fronterizos y para ello, ya estudiaron la posibilidad de alojar a los recién llegados en hangares, un hipódromo, gimnasios o incluso tiendas de campaña en Central Park.
Otros podrían acabar en la calle, temen los activistas, a pesar del compromiso de la ciudad, ordenado por un tribunal, de proporcionar a todos los residentes acceso a un lugar donde alojarse.
Ante lo que describió como una “crisis humanitaria”, Adams, tomó una serie de medidas destinadas a aliviar la presión sobre el saturado sistema de albergues de la ciudad para personas sin hogar.
La pasada noche del 10 de mayo suspendió temporalmente parte de la antigua ley neoyorquina que “garantiza alojamiento a todos los residentes”. Horas más tarde, envió a unas dos docenas de inmigrantes en autobús a un hotel de la ciudad de Newburgh, al norte del estado, haciendo caso omiso a la oposición de los dirigentes locales.
La “estrategia de descompresión” de Adams supone el último escalón en la lucha de la ciudad por atender a decenas de miles de inmigrantes, muchos de los cuales llegaron en autobuses enviados por el gobernador de Texas, Greg Abbott.
Otras ciudades como Chicago y Denver, también lidiaron con cientos de inmigrantes y con el tema de proporcionarles alimentos, medicinas y refugio sin una financiación federal significativa.
Mientras el gobierno de Biden se preparaba para levantar las restricciones del Título 42, una norma de la era del COVID que permitía al gobierno expulsar rápidamente a los migrantes a través de la frontera sur, muchos esperaban que las cifras aumentaran aún más.
Adams dijo que en “las últimas semanas la ciudad de Nueva York ha estado registrando la llegada de 500 migrantes al día”. Más de 61 mil personas han solicitado servicios a la ciudad en los últimos 12 meses. Una vez que cambien las normas, “podríamos recibir a miles de personas al día en nuestra ciudad”, indicó.
En los últimos días, las autoridades han tratado de convencer a las organizaciones sin ánimo de lucro y a los empresarios para que busquen espacios donde alojar a los inmigrantes, al tiempo que pidieron a los trabajadores municipales que ayuden a recibir a los solicitantes de asilo, según personas familiarizadas con la iniciativa.
En una conferencia de prensa celebrada el pasado 11 de mayo, el comisionado para asuntos de los inmigrantes, Manuel Castro, dijo que la ciudad “ya no puede acoger físicamente a las personas que solicitan un refugio de emergencia”.
Tal admisión intensificó los temores entre algunos acerca de la capacidad de la ciudad para cumplir con su compromiso de derecho a la vivienda, un acuerdo ordenado por la corte que durante décadas ha exigido a la ciudad albergar a cualquier persona sin un techo sobre su cabeza.
En virtud de una orden ejecutiva firmada por Adams, la ciudad ya no tiene que cumplir un plazo estricto para proporcionar ese refugio. La Sociedad de Asistencia Legal y la Coalición para las Personas sin Casa condenaron el cambio.
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Después de que docenas de inmigrantes llegaran a un hotel de Newburgh, el administrador del condado Orange, Steven Neuhaus, culpó a Adams de un “desastre desorganizado” y prometió conseguir su propia orden judicial.
En declaraciones a la prensa, la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, dijo que “la ciudad se enfrenta a una situación insostenible”. Pero dijo que también entendía el estrés al que se enfrentaban los administradores condales y su decisión de rechazar el envío de autobuses llenos de migrantes.
“Nuestro punto de vista es seguir trabajando con los condados, pero centrándonos realmente en seguir apoyando al alcalde Adams, porque está recibiendo la peor parte de esto”, señaló Hochul.