Emmanuel Macron denunció una “instrumentalización inaceptable” de la muerte del adolescente Nahel, baleado por un policía el pasado 27 de junio en Nanterre, y abogó por seguir trabajando para contener la ola de disturbios generada a partir de este incidente, con una alusión específica a la “responsabilidad” de los padres.
“Está claro que el contexto deriva de grupos organizados, violentos y equipados (...), pero también de muchos jóvenes”, mencionó Macron, quien aseguró que un tercio de las personas detenidas corresponden a este segundo grupo de jóvenes. “Es responsabilidad de los padres que se queden en casa”, apuntó el mandatario al término de una reunión interministerial convocada de urgencia.
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También cuestionó el papel de las próximas horas, prometiendo que se requerirá a retirada de “los contenidos más sensibles” y pidiendo la identificación de quienes utilizan estas redes “para llamar al desorden o exacerbar la violencia” que afecta a distintas ciudades de Francia desde la muerte el martes de Nahel, que recibió un disparo en un control policial.
El Ministerio del Interior, que confirmó 875 detenciones en la última jornada de protestas, prevé destinar “medios adicionales” para contener los disturbios, según Macron, anunció además la anulación de eventos en las zonas que puedan ser consideradas “más sensibles”. La Policía de Marsella ya anuló las protestas que puedan convocarse.
El presidente no hizo comentarios de la posible declaración del estado de emergencia, como le reclama la oposición conservadora, pese a que la primera ministra, Élisabeth Borne, había planteado horas antes que “todas las hipótesis” están abiertas tras ser interrogada específicamente sobre esta cuestión.
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El dirigente galo condenó “con la máxima firmeza” a quienes, a su juicio, quieren “utilizar” el momento para “crear desórdenes y atacar a las instituciones”. Así, considera que las dos últimas noches Francia vivió situaciones que son “absolutamente inaceptables e injustificables”.
