Miles en Hawai desechan sus aguas residuales en fosas sépticas; El cambio climático las desquiciará

HONOLULU, Hawai, EE.UU. (AP) — La ciudad hawaiana de Hauula reúne cientos de casas en una franja de tierra estrecha atrapada entre acantilados verdes e imponentes de la cordillera de Koolau y el Pacífico. Las vistas impresionantes no dejan ver un problema ambiental bajo tierra.

Esta zona rural de la isla de Oahu no está conectada al alcantarillado urbano, y los residuos de inodoros, lavabos y duchas se acumulan principalmente en cientos de hoyos llamados fosas sépticas.

Con el cambio climático, el aumento del nivel del mar está erosionando la costa de Hawai cerca de estas casas con estos pozos negros. El aumento del nivel del mar también está elevando el agua subterránea de la isla más cerca de la superficie, lo que hace que el contenido de la fosa séptica se mezcle con el agua a nivel freático y fluya hacia el océano. Los científicos alertan que en el futuro, la contaminación de los pozos negros podría incluso filtrarse en calles y parques ubicados en los antiguos humedales bajos.

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“Queremos una higiene adecuada, tanto como cualquiera. No queremos que nuestros hijos naden en un océano de bacterias”, declara Dotty Kelly-Paddock, presidenta de la Asociación Comunitaria de Hauula. “Esto tiene que cambiar”.

Hawai tiene 83.000 pozos negros, más que cualquier otro estado de Estados Unidos, y alrededor del 20% está a menos de 1 kilómetro (0,6 millas) de la costa. Hace seis años, Hawai ordenó la eliminación de todas las fosas sépticas para 2050.

La tarea es abrumadora y costosa, pero los científicos advierten que los problemas derivados de esta complicación antihigiénica de la vida en la isla se verán exacerbados por el calentamiento global.

Los pozos negros se popularizaron durante los años de rápido crecimiento en Hawai y ahora están en todas partes, desde las antiguas ciudades de plantaciones de caña de azúcar hasta Black Point, el elegante enclave de Honolulu.


La mayoría de las casas con pozos negros están en vecindarios sin alcantarillado. En teoría, esas fosas deben filtrar gradualmente las bacterias y los patógenos, pero el aumento del nivel del mar y unas tormentas más intensas están invadiendo las propiedades costeras, como sucedió el año pasado cuando una casa se derrumbó en una playa a lo largo de la meca del surf de la costa norte de Oahu. Parte de la erosión costera elimina la arena que rodea esos pozos negros y lleva las aguas residuales al mar.

Las fosas sépticas que están tierra adentro a veces están tan cerca de los acuíferos que las aguas residuales los contaminan y luego pueden viajar a través de los manantiales hacia las playas y el océano.

Para un estudio de 2021, los investigadores vertieron tinta en unos pozos negros de la costa en la ciudad de Puako, en la Isla Grande de Hawai, que luego se detectó en manantiales costeros apenas entre nueve horas y tres días después, alerta Tracy Wiegner, profesora de Ciencias Marinas de la Universidad de Hawai en Hilo.

Los investigadores también encontraron que los niveles de bacterias en el océano excedían los estándares de salud estatales frente al 81% de los hogares de Puako que fueron muestreados.

Las autoridades de salud pública advierten que la exposición a las aguas residuales puede causar gastroenteritis, diarrea, conjuntivitis e infecciones de la piel. Un informe del Departamento de Salud de Hawai de 2020 admitió que se sabe poco sobre cómo las bacterias y los virus se transportan a través de las aguas en las regiones tropicales húmedas donde las personas nadan todo el año, pero advirtió que Hawai tenía el doble de la tasa de infecciones por superbacterias MRSA —difíciles de tratar— que el promedio nacional.

El científico ambiental Daniel Amato coordina a voluntarios que cada dos semanas analizan la calidad del agua en 24 sitios de Oahu para la Fundación Surfrider. Admite que es difícil demostrar que los pozos negros son la fuente de las bacterias que encuentra el equipo, pero reconoce que los niveles de bacterias son altos donde hay muchos pozos negros.


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Las aguas residuales que terminan en el océano, procedentes de fosas sépticas y otras fuentes, también dañan los arrecifes de coral que sustentan la vida marina y el turismo.

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El nitrógeno que contienen las aguas residuales actúa como fertilizante para algas marinas no nativas que dominan los arrecifes de coral que alguna vez fueron diversos. Esto reduce la comida para los peces nativos y daña la salud del arrecife.

Los científicos dicen que algunas aguas subterráneas mezcladas con heces pueden llegar a subir a través de los desagües pluviales y el suelo a medida que el aumento del nivel del mar eleva el agua subterránea por encima de este. Es más probable que este aspecto del cambio climático ocurra primero en zonas extremadamente bajas donde los humedales costeros se han rellenado para erigir construcciones.

“Cuando el nivel freático suba, como lo hará y como ya lo hace, habrá agua extremadamente contaminada allí mismo en nuestras comunidades, en medio de nuestras comunidades, en las carreteras, en las aceras, en los patios traseros”, alerta Chip Fletcher, decano interino de la Facultad de Ciencias y Tecnología de los Océanos y la Tierra de la Universidad de Hawai en Manoa. “Eso va a representar una amenaza masiva para la salud”.

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La elevación del nivel del agua subterránea ya está contribuyendo a inundaciones crónicas en un zona industrial de Honolulu.

Mapunapuna —zona de talleres de carrocería, una tienda de alquiler de vehículos y depósitos de chatarra—fue alguna vez un humedal y se está hundiendo. Varias calles se inundan regularmente incluso cuando hace sol y no ha llovido. Durante la marea alta, el agua cubre caminos y aceras.

Shellie Habel, geóloga costera de la Unidad de Colaboración de Resiliencia Climática de la Universidad de Hawai, señala que partes de Waikiki en Honolulu podrían exhibir tales inundaciones en una o dos décadas. El balneario de fama mundial visitado por millones de turistas al año también se construyó sobre lo que eran humedales.

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No hay pozos negros en Waikiki, pero hay algunos en la cuenca del Canal Ala Wai, que bordea ese distrito.

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Los dueños de propiedades en Hawai tienen 27 años para conectarse al sistema de alcantarillado o convertir sus pozos negros en métodos más limpios de eliminación de residuos. Quienes no tengan redes de alcantarillado cercanas pueden considerar instalar tanques biodigestores, que almacenan desechos sólidos y tienen un campo de lixiviación conectado para filtrar gradualmente las aguas residuales a través del suelo.

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Pero los expertos advierten que el aumento del nivel del mar y de las aguas subterráneas evitará que los campos de lixiviación filtren las aguas residuales en muchos lotes costeros. Un informe de 2018 del condado de Miami-Dade de Florida encontró que 1.000 sistemas sépticos ya estaban fallando debido a los altos niveles de agua subterránea.

La solución a tales problemas no es simple. La incertidumbre creada por el cambio climático dificulta que los formuladores de políticas decidan dónde instalar alcantarillas, declara Juliet Willetts, profesora del Instituto de Futuros Sostenibles de la Universidad Tecnológica de Sydney.

“Ya no podemos predecir definitivamente que habrá inundaciones con tanta frecuencia o lo que sea”, agrega. “Sólo tenemos ideas sobre lo que podría pasar”.

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El concejal de la ciudad de Honolulu, Matt Weyer, asegura que sus electores están preocupados por los costos de conversión de fosas sépticas, con costos que oscilan entre 10.000 y 50.000 dólares por propiedad.

Su distrito mayoritariamente rural incluye Hauula, la costa norte de Oahu y la mayoría de los pozos negros de Oahu que, según los científicos, deben cerrarse urgentemente.

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En marzo, el estado ofreció 5 millones de dólares en subvenciones de hasta 20.000 dólares cada una para ayudar a los dueños de propiedades. El dinero se agotó en apenas dos semanas.

El gobierno municipal de Honolulu, responsable de todo Oahu, planea eliminar casi 1.000 de los 7.500 pozos negros de la isla gastando 50 millones de dólares para instalar tuberías de alcantarillado en un vecindario de Ewa Beach. El proyecto se financiará principalmente con bonos municipales exentos de impuestos.

La ciudad también está estudiando formas de conectar al alcantarillado a las viviendas en Haleiwa, Kahuku y Waimanalo, pueblos costeros con muchos pozos negros. Pero Roger Babcock, director del Departamento de Servicios Ambientales de Honolulu, afirma que no será factible instalar alcantarillado en todas partes.

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La ciudad ya está gastando 2.700 millones de dólares, en virtud de un acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) para mejorar dos plantas de tratamiento de aguas residuales y reducir los derrames de estas.

Incluso con sus cientos de fosas sépticas, la pintoresca ciudad costera de Hauula no se encuentra actualmente en la lista de las autoridades locales para un estudio de alcantarillado.

Kelly-Paddock, presidenta de la asociación comunitaria, dijo que muchos de sus casi 4.000 residentes tienen dos o tres trabajos para traer comida a la mesa y conservar sus hogares. Ella no sabe cómo pagarán para convertir sus pozos negros.

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La solución para muchas comunidades de Hawai requerirá un gasto significativo, reconoce Wiegner, el profesor de Ciencias Marinas.

“Sabemos que es un problema. Todo el mundo quiere resolverlo”, afirma. “Pero encontrar el dinero para hacerlo realidad es todo un reto”.

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La cobertura climática y medioambiental de The Associated Press recibe el apoyo de varias fundaciones privadas. La AP es la única responsable de todo el contenido.

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