El pasado viernes, el Gobierno de Estados Unidos confirmó la entrega de bombas de racimo a las Fuerzas Armadas Ucranianas. Tras este anuncio, mandatarios de otras naciones han alzado la voz para mostrar su inconformidad ante la decisión.
Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, se pronunció en contra del envío, debido a que este país es uno de los 123 firmantes de la Convención sobre Municiones de Racimo, tratado que restringe su uso, producción, almacenamiento y transferencia a otros países. Cabe señalar que Estados Unidos no ha firmado dicha convención, al igual que Ucrania y Rusia.
“Canadá es uno de los países que han liderado la retirada de esa tipo de armamento en todo el mundo. Seguiremos trabajando para que no sean utilizadas”.
— Justin Trudeau, primer ministro de Canadá.
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¿Qué son las bombas de racimo?
Las bombas de racimo o municiones de racimo, comenzaron a usarse durante la Segunda Guerra Mundial. De acuerdo con el Comité Internacional de la Cruz Roja, cada una de ellas tiene un peso inferior a los 20 kilogramos. Están conformadas por un contenedor que se abre en el aire, no se dirigen hacia un objetivo específico y caen sobre una superficie terrestre; al hacerlo, liberan desde diez hasta más de 600 submuniciones explosivas.
Su doble riesgo radica en que una vez que son lanzadas a tierra, pueden cubrir un área de tan sólo unos cuantos metros cuadrados hasta hectáreas. Además, continúan siendo peligrosas si no explotan al instante, al convertirse en minas, o explotando tiempo después, activándose solas o si son manipuladas por un ser vivo. Otra de sus vulnerabilidades es que al no ser dirigidas hacia un objetivo, las condiciones climáticas influyen en su dirección, por lo que pueden caer “sin querer” en zonas pobladas.
En 2007, Noruega convocó al Proceso de Oslo, que tuvo como objetivo realizar un tratado internacional para prohibir las municiones de racimo. Se celebraron distintas conferencias regionales y, finalmente, en mayo de 2008 se aprobó la Convención sobre Municiones de Racimo. Al principio, 94 países firmaron la convención; para 2013 ya eran 113 naciones, entre ellas, México y Francia.
La organización no gubernamental, Human Rights Watch publicó en 2022 el informe “Intense and Lasting Harm”, en el cual documentó que durante la guerra de Ucrania contra Rusia, ambas naciones han utilizado, por lo menos una vez, municiones de racimo. Las Fuerzas Armadas rusas han utilizado por lo menos seis tipos de bombas de racimo, las cuales han sido manufacturadas en territorio ruso.
Reacciones ante el envío de armas
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, anunció que entregará a Ucrania misiles de largo alcance para reforzar la defensiva de Kiev ante los rusos. Se desconocen los detalles sobre su alcance y número. En tanto, el canciller de Alemania, Olaf Scholz, señaló que se mandó un paquete de ayuda militar a Kiev con un valor de 700 millones de euros.
Ante estos hechos Rusia reaccionó. El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, explicó que el envío de Francia es una decisión errónea que tendrá consecuencias para Ucrania. Por su parte, el ministro de Defensa, Sergei Shoigu, anunció que las Fuerzas Armadas rusas podrían emplear bombas de racimo en Ucrania sí se certifica el envío de este tipo por parte de Estados Unidos al ejército ucraniano.
En tanto, la presidenta del Consejo de la Federación Rusa, Valentina Matviyenko, advirtió que Moscú interpretará como un crimen de guerra el suministro de bombas de racimo a Ucrania, ya que esto iría en contra de todos los documentos internacionales.