LOGROÑO, 14 (EUROPA PRESS)
La propia artista, junto con el comisario de la exposición, Javier Martín; el concejal de Promoción de la Ciudad, Miguel Sáinz; el director general de Cultura, Roberto Iturriaga; y el director de actividades culturales del Ayuntamiento, Javier García Calvo, han presentado hoy la muestra.
Como se apunta desde la propia sala, "un 'relato' que arranca en la adolescencia con la huida de su casa familiar y el infantil, perverso y a su vez instintivo deseo de supervivencia al invocar la muerte de sus progenitores antes que permitir el feminicidio o la desaparición de ella misma en un país, una educación y una cultura profundamente conservadora, religiosa, elitista, desestructurada y machista".
Una familia y una cultura a la que Ambrossio ha dicho "no poder perdonar, porque no se puede perdonar lo imperdonable". Fue el comienzo de una trayectoria que ha terminado cuajando en esta exposición, que refleja el trabajo de varios años, parte de ellos en Logroño, dado que Javier Martín es hijo de madre logroñesa e incluso cuenta con una vivienda cercana a la Amós.
A ellos se unió García Calvo, con dos 'enganches': el propio origen del comisario de la exposición, y "por el tema de la brujería", en el que estuvo investigando hasta llevarle "por primera vez, después de vivir aquí durante muchos años, a la España correcta, con sus tapas, el vino, con gente auténtica" y hasta con la incorrección política.
El camino recorrido por la artista genera "historias entrelazadas que rompen la cotidianidad banal y frívola para poner el foco en cuestiones inconfesables, en acciones surrealistas, en extremos actos de deseo, de justicia simbólica o en fetichismos macabros, la normalidad transmuta en imágenes monstruosas, fantasmales, mágicas o malditas, catalizadoras de nuestra intriga".
La exposición se articula de este modo en cuatro espacios. El primero, 'La ira de la devoción', muestra desde las cicatrices provocadas por el cambio de rumbo vital, iniciado al abandonar el nido familiar, hasta los diferentes caminos elegidos y por elegir, muchas veces marcados por un instinto animal primitivo.
'Naranja de sangre' es el segundo espacio, punto de partida de una investigación acerca del terror individual y la hipótesis de sufrir un trastorno psicológico hereditario, que se manifestaría en sueños y en síntomas o enfermedades aparentemente inexplicables. Un peso consanguíneo que la artista Liza Ambrossio carga a pesar de huir del pasado.
En tercer lugar, se encuentra 'La etapa bruja', en la que Ambrossio profundiza en la violencia contra las mujeres, partiendo incluso de la investigación de una tradición familiar -las mujeres de su estirpe han practicado brujería desde hace varias generaciones-, llegando a combatir la misoginia a través de la representación de mujeres como seres inmortales e inmorales, con poderes sobrenaturales.
Como ejemplo, la que ha desvelado como su "pieza favorita" de la exposición, una pequeña virgen rescatada de un anticuario mexicano, que representa despeinada y sin Niño Jesús, y que, en sus palabras, es "la máxima bruja, totalmente feminista".
'Traiciones no aguanto, para buenos los santos' es el título de la cuarta parte de la exposición, en la que ha encontrado esa gente "auténtica, que hace cosas raras" o que le ha llevado, entre otros experimentos, a dibujar con vino. Un trabajo desarrollado por Liza Ambrossio dureante más de un mes en Logroño que conecta la historia, la tierra, la sangre y el vino con la memoria, la pérdida y el duelo.
