Del 7 de octubre a la fecha se han registrado 10 mil 500 muertes, según autoridades de Palestina, hecho que constituye una crisis humanitaria sin precedentes, asegura Médicos Sin Fronteras (MSF).
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En conferencia de prensa, la enfermera Michelle Ravell, integrante de MSF, dio su testimonio sobre lo que está sucediendo en Gaza donde se desempeñó como coordinadora de actividades de enfermería en un centro de atención primaria renovado por la mencionada organización.
Ravell aseguró que el Gobierno de México estuvo al pendiente de ella a través de la embajada en Palestina y en Egipto con quienes mantuvo comunicación sobre las condiciones en las que vivía al lado de sus pacientes, y a su regreso al país la Secretaría de Relaciones Exteriores la recibió en la Ciudad de México.
Incertidumbre, lo único seguro es que algo terrible iba a pasar
Compartió que aún en centros médicos se vive con incertidumbre y una constante sensación de peligro. “Los ataques en Gaza son indiscriminados (...) Muchas veces yo pensé que nos iban a asesinar y al escuchar esto también pensaba en las personas que estaban afuera. La pausa humanitaria o el cese al fuego es indispensable. Miles de personas están siendo asesinadas”.
“En cada niño que veía herido, cada que yo escuchaba las noticias me imaginaba a mi pobre hija que se quedó en México”.
Afirmó que en el día a día antes de que estallara el conflicto, ya se vivía un ambiente de incertidumbre porque en las fronteras ya comenzaban a registrarse enfrentamientos, que no se sabía cuándo ni cómo, “lo único seguro es que algo terrible iba a pasar”.
No hay un lugar seguro en Gaza
Michelle Ravell relató que los ataques iniciaron un sábado por la mañana, un día de descanso para ella en el que planeaba distraerse, ir a tomar un café; sin embargo, alrededor de las 6:30 de la mañana se comenzaron a escuchar ruidos de drones y jets, conforme pasaron las horas los ruidos fueron más intensos a los que se unieron la caída de edificios, “a partir de ese entonces MSF se movilizó”.
Cuando los ataques se intensificaron, decidieron ir al sur de Gaza, donde desafortunadamente la situación no era mejor. “No sabíamos si íbamos a salir vivos. No hay un lugar seguro en Gaza, el norte y el sur están siendo atacados por todos lados. Temo por la vida de mis compañeros, de mis pacientes”.
Respecto a las limitaciones que han empeorado la crisis humanitaria, Ravell habló sobre la escasez de medicamentos, contó que la falta de anestesias ha orillado al personal médico a hacer amputaciones con “un poco de paracetamol” y que no hay antisépticos ni agua, jabón o isodine para limpiar heridas.
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Finalmente, la enfermera mexicana exhortó a no ser espectadores, aunque sea en un país al otro lado del mundo, se debe tomar conciencia de que “hay una masacre, un baño de sangre. Han asesinado a miles, miles se han quedado sin hogar”.
“Deben de respetar los hospitales, las ambulancias, el personal sanitario; no podemos cerrar los ojos y voltear a otro lado, son humanos que están sufriendo algo inimaginable”, agregó.