El balance de muertos por el terremoto de magnitud 7.6 en la escala Richter registrado el día de Año Nuevo en la prefectura de Ishikawa, situada en la costa occidental de Japón, ha ascendido a 48, según han confirmado este martes las autoridades del país.
Los equipos de búsqueda y rescate, que siguen adelante con sus operaciones, han indicado que decenas de personas han resultado heridas en las regiones de Ishikawa, Niigata, Fukui, Toyama y Gifu.
La mayoría de las víctimas se han registrado en la ciudad de Suzu, donde se han contabilizado una veintena de muertos, seguida por Wajima, con 19, otros cinco en Nanao, dos en Amanizu, una en Hakui y otra en Shiga, según informaciones de la cadena de televisión NHK.
Informaciones preliminares apuntaban a unos 30 fallecidos a causa del sismo en todo el país. No obstante, las autoridades han alertado de que la cifra podría ser superior debido a que muchas personas se encuentran atrapadas entre los escombros tras el derrumbe de al menos 25 viviendas en Wajima, donde se ha registrado además un fuerte incendio.
Poco antes, la Agencia Meteorológica de Japón ha retirado la alerta de tsunami, si bien ha instado a la población a actuar con precaución ante posibles cambios en el nivel del mar durante los próximos días.
El primer ministro nipón, Fumio Kishida, se ha reunido de emergencia con los miembros de su Gabinete y ha anunciado la movilización de las fuerzas de seguridad y emergencia del país a medida que se confirman “daños a gran escala, incluyendo numerosas víctimas humanas, derrumbes de edificios e incendios”.
“Lo primero que debemos hacer es comprender la situación sobre el terreno. Hemos estado haciendo todo lo posible desde anoche para recopilar información, pero debido al cierre de carreteras, es extremadamente difícil ingresar a la parte norte de la península de Noto”, ha explicado.
Kishida, que ha cifrado en un millar los militares que participan en las operaciones de rescate, ha manifestado que “a medida que pasa le tiempo, el efecto del desastre se vuelve cada vez más claro” y ha advertido de que “salvar las vidas de las víctimas del desastre es una carrera contra el tiempo”.