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¿Cómo se ha preparado Japón para enfrentar terremotos?

Las autoridades de Japón han advertido a sus ciudadanos que podrían producirse más sismos en el futuro

El año 2024 inició en Japón con una serie de fuertes sismos que sacudieron el oeste de la isla, provocando la muerte de al menos 57 personas, además de dañar miles de edificios, vehículos y embarcaciones. Este martes, las autoridades advirtieron que es posible que se produzcan más terremotos de gran magnitud.

Unos días después del sismo magnitud 7.6, las réplicas continuaban sacudiendo la prefectura de Ishikawa y zonas cercanas. Los daños fueron tan grandes que no se pudieron evaluar inmediatamente. Los medios de comunicación japoneses informaron que decenas de miles de viviendas habían quedado destruidas. En algunas áreas, los servicios de agua, electricidad y telefonía celular seguían sin funcionar.

Este sismo no es ajeno para miles de habitantes, ya que Japón ha sido sede de algunos de los sismos más destructivos en la historia de la humanidad. Ejemplo de ello son el terremoto y maremoto de 2011, denominado como el terremoto de Tohoku del 11 de marzo de 2011. Fue un terremoto de magnitud 9.1, que creó olas de maremoto de hasta 40 metros y dejó más de 15 mil muertos.

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¿Cómo ha enfrentado Japón sus terremotos?

En los años previos a la Segunda Guerra Mundial, Japón enfrentó el desarrollo de su resiliencia ante los terremotos, ya que experimenta -en promedio- al menos uno o dos terremotos de magnitud 6.5 a 7, o más, cada año.

“Estos terremotos solían matar a muchos miles de personas, pero el número promedio de muertes ha disminuido significativamente y se ha reducido a unas pocas decenas de personas en los últimos años (con excepciones, como el terremoto de Kobe de 1995 y el terremoto que causó el tsunami de 2011)”, explicó Mohammad Heidarzadeh, profesor asistente de Ingeniería Civil y Ambiental de la Universidad Brunel de Londres, en el sitio especializado “The Conversation”.


Estos resultados se ha conseguido mediante un programa que combina desarrollo tecnológico y una importante implicación pública. “Japón realiza simulacros de terremotos anuales e incluso mensuales en escuelas y otras organizaciones del sector público y privado. También hay educación sobre terremotos en las escuelas y campañas de información pública, así como mensajes de alerta de terremotos a nivel nacional a través de teléfonos móviles. En las zonas de peligro de terremotos o tsunamis hay señales detalladas que indican las zonas de riesgo”, explicó el especialista.

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Los enfoques sociales son los pilares del programa de resiliencia a los terremotos de Japón. A la par, ha existido un importante desarrollo tecnológico en las últimas décadas, como el aislamiento de bases sísmicas y la tecnología de absorción de movimiento en las construcciones.

“El principal resultado de la campaña de educación pública de Japón ha sido que la mayoría de la gente comprenda que si bien los terremotos no se pueden prevenir, sus impactos destructivos se pueden minimizar y que todos tienen un papel que desempeñar. Esto ha sido fundamental para unir al gobierno y al pueblo en la construcción de una sociedad más resiliente a los terremotos. De hecho, Japón ha convertido su enorme desafío en una oportunidad: proteger su economía y sus comunidades contra los terremotos y al mismo tiempo convertirse en líder en tecnologías de mitigación de terremotos, con conocimientos de última generación que exporta al mundo”, añade Heidarzadeh.

Japón, el país más avanzado del mundo contra los sismos

Para Luca De Siena, profesor de Geofísica, Universidad de Aberdeen, Escocia, Kapón ya tiene la red sísmica más poderosa del mundo, y las instituciones de investigación del país la están ampliando constantemente.


“Los sismómetros de fondo oceánico, que miden el movimiento bajo el mar, han facilitado enormemente estos esfuerzos al escuchar el “estruendo” que se crea cuando dos placas tectónicas se encuentran. Estos instrumentos han ayudado a detectar “terremotos lentos” de baja energía a lo largo de fosas oceánicas que de otro modo no notaríamos”, explicó en el sitio The Conversation.

“Estos terremotos, que sabemos se producen en las profundidades de la famosa falla de San Andrés, precedieron al terremoto de Tohoku. Ocurren mucho más lentamente que los terremotos estándar. Si están asociados al movimiento subterráneo de magma y agua caliente pero no están relacionados con volcanes, se les conoce como “temblores no volcánicos”. En comparación, los grandes terremotos son causados por la ruptura de fallas y dan lugar a ondas sísmicas de corta duración y alta energía”, añade.

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James Goff, profesor honorario de investigación sobre tsunamis del Centro de investigación PANGEA, de la UNSW Australia, explicó que las lecciones aprendidas en Japón desde el terremoto de 2011 incluyen diques más altos, educación pública y protocolos de evacuación más efectivos.

“Japón representa alrededor del 20% de los terremotos de magnitud 6 o más del mundo, y muchos de ellos generan tsunamis”, concluyó en The Conversation.

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