La tarde de este martes falleció el escritor José Agustín a los 79 años, dejando un extenso legado en la literatura nacional con distintos títulos y como miembro de La Onda, un grupo de jóvenes literatos que incluían en sus líneas personajes juveniles, sexo, drogas y rock and roll.
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Cabe destacar que José Agustín se declaró desde un principio en contra de la denominación que le habían dado a su grupo los críticos de la época. Esta corriente se desarrolló en México durante la década de 1960 y fue caracterizada por una actitud rebelde, experimental y contracultural.
La Onda buscaba romper con las convenciones literarias y sociales de la época, representando la voz de una generación joven que cuestionaba la tradición y buscaba nuevas formas de expresión.
¿Qué caracterizaba a La Onda?
Pese a que respecto a la crítica, el movimiento fue efímero, hasta la fecha se reconoce su importancia y se tienen claras sus características y aportaciones.
Los miembros de La onda buscaban experimentar con nuevas formas narrativas y lenguajes, alejándose de estructuras tradicionales por lo que adoptaban un estilo más libre y vanguardista, teniendo como tema central la experiencia de la juventud mexicana de aquel entonces. Abordaba temas como la rebeldía, la búsqueda de identidad, la sexualidad y la crítica a las instituciones sociales, tópicos que estaban considerados tabú o poco convencionales en la literatura.
Asimismo, los escritores de dicha corriente adoptaron el lenguaje coloquial y urbano, acercándose más al habla cotidiana de la juventud, lo que les permitió conectar de manera más directa con su audiencia y capturar la autenticidad de la vida diaria que estaba influenciada por la contracultura global de la década de 1960, tomando elementos del movimiento hippie, el existencialismo y la revuelta estudiantil.
La Tumba, su primera obra
José Agustín inició su carrera literaria a temprana edad, publicando su primera novela, La Tumba (1964), cuando apenas tenía 19 años. Este debut marcó el comienzo de una carrera que desafiaría las normas literarias establecidas. La novela, que aborda la vida bohemia y los excesos de la juventud, se convirtió rápidamente en un ícono de la contracultura mexicana de los años 60.
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La década de los 60 y 70 vio al guerrerense consolidarse como una figura clave en la literatura mexicana. Obras como De perfil (1966), Confesiones de un burgués (1972) y Días de guardar (1970) exploran la realidad social y política de México con una mirada aguda y a menudo polémica. Su habilidad para capturar el lenguaje coloquial y su enfoque en personajes marginados le valieron reconocimiento como un narrador auténtico y audaz.
