En días recientes, los habitantes de la Ciudad de México tuvieron la oportunidad de apreciar atardeceres rojizos, además de la formación de nubes lenticulares o “nubes ovni” como empezaron a bautizarlas en redes sociales.
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Al respecto, Guillermo Montero, integrante del Grupo Física de Nubes del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, consultado por El Universal, explicó que este fenómeno se produce cuando la atmósfera se desplaza sobre una cadena montañosa.
En este proceso, el aire asciende, se enfría y posibilita la condensación del vapor de agua, dando origen a las nubes de peculiares formas, mismas que al interactuar con la luz del sol durante el atardecer, reflejan principalmente tonos rojos y naranjas.
De igual forma, el especialista detalló que la coloración rojiza en la atmósfera, ya sea sobre las nubes o partículas suspendidas, se debe a la interacción de la luz solar, compuesta por toda la gama de colores del arcoíris.
Durante el amanecer y el atardecer, la luz solar viaja más tiempo por la atmósfera, y las partículas que persisten más tiempo reflejan principalmente las tonalidades mencionadas, a diferencia de los colores verdes o azules, que se extinguen más rápidamente.
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Finalmente, el experto de la UNAM aseguró que las condiciones de humedad podrían no favorecer la aparición continua de nubes lenticulares, y se tendría que esperar que tengan lugar condiciones similares de transporte de aire desde los océanos para propiciar nuevamente este fenómeno no sólo en la capital, sino en diversas regiones de la República Mexicana.