Es poco probable que las fallas geológicas de la Ciudad de México, incluida la recién descubierta de Plateros-Mixcoac, que atraviesa las alcaldías Álvaro Obregón y Benito Juárez, originen un sismo de magnitud mayor a cinco grados con repercusiones graves.
Así lo indicó Pedro Vera Sánchez, jefe del Departamento de Posgrado en la sección de Estudios de Posgrado e Investigación de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (ESIA) Unidad Ticomán, del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
De acuerdo con el especialista, la baja probabilidad se debe a que las placas de fricción bajo la CDMX no son de un tamaño grande, como la placa de Cocos -que está en contacto con la placa norteamericana-, por lo que la energía que podrían liberar en caso de un movimiento brusco no sería tan grande.
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Revisar viviendas y construcciones urbanas
Ante la preocupación de los habitantes de la ciudad ante los microsismos que se han presentado, Vera Sánchez descartó que la actividad humana, como las construcciones de las líneas del Metro o los grandes edificios, pueda tener un impacto en el origen de los micro-terremotos pues la cantidad de energía liberada por estas actividades es sumamente menor en comparación con la energía de las fallas geológicas.
Recomendó a los vecinos de la zona deben revisar constantemente la infraestructura de sus viviendas, así como las construcciones urbanas, tanto superficiales como subterráneas, y hacer un seguimiento del comportamiento que presenten.
Los microsismos percibidos en la capital del país, explicó, obedecen a un mecanismo muy similar al de un sismo de mayor magnitud: una fricción entre bloques de la corteza terrestre.
“Estamos ubicados dentro de una provincia geológica donde la actividad tectónica es considerable y que también está afectada por la actividad sísmica del Pacífico, entre otras; entonces tenemos una ficha de dominó: cuando estamos haciendo la sopa de las fichas de dominó, estas se friccionan unas con otras y cambian de posición, y esta fricción entre las fichas es la que genera esa actividad”, explicó.
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Microsismos de corta duración
Los microsismos, continuó, son sismos de corta duración, normalmente de muy baja magnitud, usualmente de menos de cuatro, así como de poca profundidad. Se calcula que la falla recién detectada en la zona de Mixcoac se encuentra a menos de 1.4 kilómetros de profundidad.
“Normalmente la disipación de la energía en un microsismo ocurre en un período de tiempo muy corto y muy localizado, por eso la sensación de la gente es que fue como un brinco, una sacudida muy corta e intensa, debido a la poca profundidad, pero también a la poca duración del evento, ya que al final de las ondas sísmicas que se liberan se disipan en este pequeño espacio”, agregó el jefe del departamento del ESIA del IPN.
Resaltó que la falla de Plateros-Mixcoac no es la única identificada en la CDMX, ya que en años anteriores se ubicaron otras en las zonas de Copilco, Mixhuca, Santa Catarina y San Lorenzo Tezonco.
“Es necesario conocer qué tipo de falla es la Mixcoac, específicamente cuáles son algunas características geométricas de esta falla si queremos eventualmente entender sus implicaciones”, concluyó Pedro Vera.
